El otoño cálido y “lluvioso” no se traduce en más agua embalsada

Los pantanos de la provincia se encuentran bastante peor que el año pasado

19 dic 2019 / 10:03 H.

Apesar de las tiritonas, la bufanda hasta las cejas y que no se hable de otra en la calle que del frío que hace, este otoño ha sido de los más cálidos que hubo en los últimos años. A las puertas ya de recibir el invierno —será el domingo que viene— y según las cifras de la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet), la temperatura mínima en Jaén durante todo el otoño —desde el 23 de septiembre hasta el 22 de diciembre— no llegó a ser nunca inferior a tres grados centígrados, por lo que esta época del año, característica por la caída de las hojas en los árboles caducos, ha sido una de las más cálidas de los últimos años.

En cuanto a las precipitaciones, también han estado presentes durante el otoño. De hecho, nublaron los primeros días de la campaña de recogida de aceituna. No obstante, y a pesar de que los olivareros hubieran preferido, seguro, que el agua cayera bastante antes —algo que habría mejorado las malas previsiones que se ciernen sobre los campos del Santo Reino—, la lluvia es siempre necesaria. Asimismo, y a pesar de que los datos de la Aemet siguen en la misma línea que en lo referente a las temperaturas y califican el otoño como uno de los más cálidos y húmedos, en Jaén no se ha observado la incidencia de unas precipitaciones continuas.

De hecho, más bien todo lo contrario. Excepto dos o tres días en los que la lluvia azotó con fuerza la provincia, esta no se ha dejado ver demasiado. El pasado 22 de noviembre, la alerta amarilla por precipitaciones y viento activada previamente por la Aemet se hizo realidad. Se registraron numerosas incidencias debido al temporal, que anegó los bajos de algunos puentes, carreteras de entrada a municipios, viviendas y un largo etcétera. El viento también hizo de las suyas y echó abajo verjas y árboles en varias comarcas.

No ha habido un día más que se caracterice por la virulencia de la lluvia, pero sí que las precipitaciones han estado algo presentes. ¿Se ha traducido esto en un aumento del agua embalsada? La respuesta es igual de clara que negativa, de hecho los pantanos están bastante más secos que el año pasado. Tal y como indican las cifras de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, la cantidad de agua embalsada hasta ayer en los pantanos de la provincia es de 792 hectómetros cúbicos —un 34,04% de la capacidad total de la cuenca en Jaén, que es de 2.327—. Con respecto a la semana anterior, se experimentó un leve aumento de tres puntos porcentuales. Sin embargo, si se comparan las cifras con el estado de los embalses hace justo un año, muestran que por mucho que haya llovido de media en España, en Jaén no lo ha hecho tanto y, por supuesto, esto al final no se observa en el estado de los pantanos.

En este sentido, si uno retrotrae diez años, puede comprobar que los embalses, con un total de 1.383 hectómetros cúbicos de agua, se encontraban al 60% de su capacidad total. Por estas mismas fechas, pero el año pasado, los pantanos de Jaén registraban 1.119 hectómetros cúbicos, según las cifras de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir para la provincia, lo que hacía que la cantidad de agua embalsada situara los pantanos casi a la mitad de su capacidad —en concreto un 48,09%—. Sin embargo, con el paso de los años esta cifra ha caído hasta situarse en el 34,04% de hoy.

EN DETALLE. Si se analiza el estado de los embalses de la provincia uno por uno, se ve que son los de El Tranco y la Fernandina los que se encuentran en peor estado. El cielo no se ha portado bien con la provincia este otoño, por lo que la situación es complicada. A tan solo un par de semanas para que acabe el año, las cifras son muy bajas y no arrojan un buen balance. Todos los embalses de Jaén están en peor estado que hace un año. El del Tranco de Beas, por poner un ejemplo, pasó de estar por encima de la mitad de su capacidad a llegar a duras penas a registrar un 39%. Asimismo, la peor parte se la lleva el de Siles, cuya capacidad hace justo 365 días quedaba fijada en un 95% —una cifra excelente—. No obstante, ahora se encuentra al 61%. No es un mal dato, hay otros pantanos que tienen menos agua embalsada, pero si se compara su situación este año y el anterior, sí es de los que experimenta un descenso más notable. En la otra cara de la moneda, mucho mejor están el de Aguascebas, cuya capacidad disminuye únicamente en un 1%, y el del Víboras, cuyos datos no varían demasiado y que pasa de estar al 49% en 2018 a decrecer solo en tres puntos porcentuales. El resto también empeoró notablemente y, según los últimos datos, el Guadalmena está al 38% de su capacidad —45 el año pasado—; el Dañador al 78 —por el 90 de 2018—; el Guadalén está al 28% —siete puntos porcentuales menos que hace un año—; el Giribaile registra un 27% —por el 39 de 2018—; el pantano de la Fernandina tiene un 32% de agua embalsada, cuando el año pasado rozaba la mitad; el Quiebrajano pierde un 9% con respecto a hace un año; el del Rumblar se deja en el camino un 15% —tenía un 55 en 2018 y ahora apenas llega al 40—, y el embalse del Jándula es también uno de los más afectados —registró un 49% de agua a estas alturas de 2018— por la capacidad del 27% a la que se encuentra. Unos datos de la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir que no son muy halagüeños, por lo que los agricultores miran al cielo con la esperanza de que los Reyes Magos traigan, entre sus regalos, más precipitaciones para la provincia en el año 2020.

SIN CABAÑUELAS. Es algo que roza ya la tradición en Jaén como una forma más de predecir las lluvias. Muchos jiennenses tienen su confianza depositada en este método, pero para los más crédulos, hay que decir que la previsión que hizo el cabañuelista Alfonso Cuenca acertó bien poco, al menos para el otoño. Según él, la época de transición entre el verano y el invierno iba a ser muy lluviosa, pero excepto algunos días de precipitaciones, no se ha hecho realidad. El otoño pasado por agua se quedó en promesa y, si aciertan, el año 2020 será lluvioso.