Mousse de “choco”

29 oct 2017 / 11:08 H.

Si quieres sorprender a tus invitados con una deliciosa “mousse” de chocolate, acertarás con esta sencilla receta que a nadie dejará indiferente. Su textura es tan delicada que puede desaparecer al calor de tu paladar, provocando así infinidad de sensaciones. La “mousse” de chocolate es un postre original de la cocina francesa, ahora conocido internacionalmente. Consiste en una crema suave y espumosa, que se sirve sola en copas o se utiliza para rellenar tartas dulces. La “mousse” es un vocablo francés que significa “espuma” y aparece por primera vez en un recetario de 1755, “Le soupers de la cour”, del cocinero francés Menon. Decribía tres “mousses”: de café, de chocolate y de azafrán, que se hacían con nata batida a la que se podía añadir claras de huevo. Se servían en vasitos de plata o vidrio que recomendaba guardar en hielo un par de horas hasta el momento de consumirlas, en un recipiente de hojalata hecho al uso.

Dejar reposar en el frigorífico durante un par de horas para obtener así la consistencia de “mousse”. El cremor tártaro se utiliza para que las claras queden más firmes al ser montadas.

Elaboración

INGREDIENTES:

340 gramos de chocolate negro (cortado a trozos), 100 gramos de mantequilla (cortada en cubos), 2 cucharaditas de café instantáneo descafeinado (disuelto en dos cucharadas de agua caliente), 4 huevos, una pizca de cremor tártaro, 2 cucharadas de azúcar.

ELABORACIÓN:

Derretir el chocolate y la mantequilla en un recipiente mediano al baño María. Remover de vez en cuando y, cuando esté derretido, añadir el café disuelto y las yemas de los cuatro huevos. Retirar del fuego y dejar reposar unos minutos. En otro recipiente batir las claras de huevo junto con la pizca de cremor tártaro hasta lograr que monten un poco. Espolvorear, poco a poco el azúcar sin dejar de batir hasta conseguir que las claras estén a punto de nieve. Incorporar una pequeña parte de las claras a la mezcla anterior, para aclararlo. Añadir el resto de las claras batidas. Remover hasta que esté todo bien mezclado. Verter todo en una manga pastelera y rellenar las copas de cristal. Adornar con unas lágrimas de chocolate y unas hojas de menta.