Los lampantes se acercan al abismo de los dos euros

Un aceite clave en la provincia encara una cotización muy preocupante, pese a la baja cosecha internacional

19 feb 2019 / 12:00 H.

Cuando se mira el mercado, a veces, se puede ver una imagen inadecuada. Si se echa un vistazo a los vírgenes extra se ve que, en las operaciones a granel que se hacen en las cooperativas y almazaras de la provincia, se pagan a 2,64 euros por kilo, tal y como indica el Observatorio de Precios en Origen “Poolred” de la Fundación del Olivar. Después de varios años por encima de los tres euros, da una sensación de bajada importante, pero se puede entender que la cotización todavía se encuentra en valores que ofrecen un cierto margen a los olivareros.

En cambio, a nadie escapa que el virgen extra es el gran baluarte del producto que sirve para abrir mercados, mostrar elegancia y conquistar consumidores. Sin embargo, la calidad que más dinero deja en esta tierra es el lampante. Es verdad que se vende más barata, pero constituye el tipo de aceite que más se produce. Además, con mucha diferencia con el resto. Por eso, los lampantes constituyen una clara referencia en las cooperativas y almazaras de la provincia a la hora de liquidar a los agricultores. Ahora, su precio vive momentos complicados, ya que el Observatorio de Precios “Poolred” de la Fundación del Olivar revela que se pagan a 2,11 euros, lo que constituye un valor bastante preocupante para los agricultores.

Actualmente, el mercado indica a los olivareros jiennenses que la calidad se premia, ya que existe una diferencia de 53 céntimos entre los vírgenes extra y los caldos lampantes que se producen en las fábricas de Jaén.

Por otro lado, la disponibilidad de producto en las fábricas, el afán por conseguir liquidez de algunos empresarios y los problemas para guardar el aceite hacen que exista una mayor oferta de la que debería. Algunos prefieren perder unos céntimos en cada kilo en el contrato y evitar pagar por tener el producto guardado y, a la par, si saber quién se lo va a comprar. Y a ello se suma que los operadores que desean comprar saben que existe un momento clave en materia de precios, por lo que un frenazo en las compras en origen y una sobreoferta, generalmente, son el caldo de cultivo de una bajada en la cotización de este producto.

No obstante, hay quienes están convencidos de que el precio subirá en los próximos meses, por lo que no contemplan ventas con estos parámetros. La cosecha mundial será bastante baja por la caída productiva de Grecia y, sobre todo, de Italia. De ahí que Jaén será la gran bodega del mundo en la recta final de la campaña de comercialización. Por eso, existen productores que prefieren aguantar esta situación porque están convencidos de que el precio del aceite subirá. Sin embargo, el miedo está en que se le empuje tanto hacia abajo que luego sea muy complicado recuperar el terreno perdido, pese a que la demanda sea alta y las existencias bastante bajas.

Importación oleícola

La plataforma ES Andalucía, que representa actualmente a “más de 14.700” socios agricultores y ganaderos, pide “mayor control” de las importaciones de aceite de oliva que llegan a España, “para impedir que puedan producirse operaciones fraudulentas”. En una nota, desde ES Andalucía se explica que realizan este llamamiento tras informaciones aparecidas en medios alemanes como “Deutsche Welle” sobre la entrada en España de aceite de oliva procedente de Turquía que podría proceder de saqueos a kurdos en ciudades sirias. Además, advierte que Turquía puede que esté intentando vender de forma fraudulenta parte del aceite de oliva saqueado a los kurdos en la ciudad siria de Afrin y su entorno.

Un arancel injusto

La Asociación Española de Exportadores e Industriales de Aceitunas de Mesa (Asemesa) avisa de la pérdida de 27 millones de dólares (23,8 millones de euros) en la exportación de aceituna negra de España a Estados Unidos en el periodo entre enero y noviembre del pasado año. Según detalla, entre enero y noviembre, con aranceles provisionales y luego definitivos desde agosto, España ha pasado de 27,7 millones de kilos a 14,9 millones de kilos, lo que significa en valor una pérdida de casi 27 millones de dólares al pasar de 62,9 a 36,1 millones de dólares. Frente a estas cifras, en el mismo periodo, el resto de países creció un 68% en volumen.