Un centenario de gran sabor

Churrería Antonio se sitúa como uno de los negocios locales con más solera

28 ene 2016 / 11:06 H.

No todos los días se tiene el privilegio de cumplir cien años, por ello, 2016 posee un carácter muy especial para Churrería Antonio. Y es que este céntrico establecimiento, en el que se sirven suculentos desayunos y exquisitas roscas de churros, celebra su centenario con mucha alegría y una gran satisfacción por el trabajo bien hecho durante tanto tiempo. El histórico negocio, del que ahora es propietaria la bailenense María Teresa Márquez, abrió sus puertas, en 1916, como “buñolería”, de la mano de Ana Bordés, conocida entonces, popularmente, como “tía Anica”.

Desde entonces, dos generaciones más de la familia Bordés —encabezadas por Antonio, hijo de “Anica”, y Manuel, nieto de esta— regentaron una churrería que, ubicada siempre en la zona más céntrica de Linares, destaca en la ciudad por sus productos artesanales. Ahora, es María Teresa Márquez, profesional de la hostelería, quien dirige el centenario negocio.

“Ya llevo casi cinco años al frente de la churrería más antigua de Linares, con el propósito de darles lo mejor a nuestros clientes: un trabajo bien hecho, no perder las costumbres, buena calidad, deliciosos churros y buen servicio. Además, mantenemos la elaboración artesanal y tenemos un producto antiguo y natural, como el jarabe de manzanilla, que es único aquí”, indicó María Teresa Márquez, propietaria.

A lo largo de sus cien años de trayectoria ofreciendo desayunos, por Churrería Antonio han pasado un sinfín de clientes de todas las generaciones, muchos de los cuales acudían hasta allí a buscar el calor y sabor de su rico chocolate casero, listo para mojar los crujientes “tallos” que se freían en las antiguas sartenes de acero, usando para ello braseros de carbón. “Antes de que existiera el gas, había que retirar las enormes sartenes a tiempo cuando el aceite estaba ya bien caliente para no quemar los churros”, comenta Gabriel Morales, el empleado que más años lleva en la churrería. “Son anécdotas que me contaban los antiguos dueños, ya que esta churrería daba servicio de madrugada a muchos mineros”, concluye.