San Isidro bendice la agricultura
Los linarenses acogen la procesión de “El Labrador” con mucha devoción
Agricultores y gente que vive del campo recibieron la bendición de San Isidro, que, acompañado por los caballistas, tractores y las carrozas de sus fieles, hizo un gran recorrido por las calles más concurridas de la ciudad. Una procesión que sirvió para que “El Labrador” bendijera tanto los campos como la fertilidad de los mismos de cara al próximo año. La Basílica de Santa María La Mayor fue todo el epicentro de la actividad, allí se celebró la misa, y desde su lonja partió el desfile.
Numerosos trabajadores del campo se unen al mismo con sus tractores, otros adornan carrozas o acuden a lomos de sus caballos. Todo en honor del patrón de la agricultura, que tiene un arraigo importante, además de en toda la provincia de Jaén, también en la ciudad de Linares. Centenares de personas se agrupaban en todos los rincones de la ciudad con el fin de disfrutar de la procesión de San Isidro, una imagen muy venerada cuando llega el mes de mayo.
Los niños fueron protagonistas de la procesión, pues algunos iban sobre ponis y otros sobre carrozas llenas de flores. El último tractor, el que portaba a “El Labrador”, iba con ramones de olivo, trigo y un buen número de flores para que, a su paso, dejara encandilados a los fieles de la ciudad, que rieron y disfrutaron de un desfile que ya goza de tradición en Linares, su comarca y el resto de la provincia.
La magia de esta procesión es que, espontáneamente, aquellos que desean participar se unen con sus tractores y carrozas. Es por eso que ningún año se aventura cuál será la participación. Así lo dice Francisco Castro, hermano mayor del grupo parroquial de San Isidro, que se muestra contento por la alta participación de la ciudadanía de Linares en este desfile. “La gente aquí tiene mucha devoción por San Isidro y suelen asistir niños de los colegios”, subraya Castro.
“Tras dos años de sequía por fin ha llovido”, dice el hermano mayor al mismo tiempo que califica este hecho como un “milagro de Dios”. “Ahora solo queda esperar que la aceituna cuaje y que no haya altas temperaturas”, afirma, sobre una preocupación de los agricultores.