Muere un gato al que llevaron a una clínica a cortarle el pelo
El animal sufrió dos infartos mientras despertaba de la anestesia
César Garrido llevó a su felino a un centro especializado para que le cortaran el pelo. Cuál fue su sorpresa cuando lo llamaron de la clínica para decirle que Simba, que así se llamaba el animal, había fallecido tras sufrir dos infartos durante los efectos de la anestesia. “Llevé al gato a las 10:00 horas, pero cuando fui a recogerlo me dijeron que estaba bajo observación en un quirófano”, comenta Garrido, que recuerda con tristeza cómo, de vuelta a su casa, avisaron a su padre para decirle que Simba había muerto. Tal y como le comunicaron desde la clínica, el gato “sufrió dos paradas al corazón”. “La primera pudieron salvarla, pero la segunda fue mortal”, dice Garrido, que aún no entiende cómo ocurrió. Su progenitor lo llamó para darle la mala noticia y César Garrido decidió regresar al centro donde ocurrieron los hechos para, al menos, exigir alguna explicación. “Ni siquiera recibí un ‘lo siento”, dice.
Al dueño de la mascota no le sorprendió que lo anestesiaran, ya que Simba era algo inquieto. Normalmente lo llevaba al Hospital de Día Vetersalud Aimar pero, en esta ocasión, su madre se confundió al pedir la cita. “En la Clínica Aimar lo sedaban muy poco, solo para que estuviera más tranquilo y no diera problemas a la hora de cortarle el pelo”, subraya Garrido.
Por su parte, desde el centro donde murió el animal aseguran: “Me pareció extraño que el gato falleciera por la sedación, por lo que, por mi cuenta, decidí hacer una radiografía al gato”, manifiesta acerca de una prueba que, en sus palabras, “reveló que Simba sufría una cardiopatía”. “Es normal que los dueños del animal no se hayan percatado, ya que los gatos suelen llevar una vida tranquila, con menos actividad que, por ejemplo, los perros”, recalca la responsable, que hace hincapié, igualmente, en la radiografía realizada.
¿PRUEBA FIABLE? Desde la clínica se añade: “Nuestro centro no es su veterinario habitual, por lo que nosotros no podíamos saber nada. La cardiopatía provocó el infarto que sufrió”, aseveran desde el lugar donde sucedieron los hechos. No obstante, fuentes de Aimar —la clínica veterinaria donde solían cortarle el pelo a Simba— dicen que con una radiografía no se puede saber si la mascota tenía o no un problema de corazón, ya que en ese tipo de prácticas solo se pueden ver los huesos. Desde este centro, apuntan: “Para confirmar si hay una cardiopatía hay que desarrollar un estudio cardiológico, que contempla pruebas como una ecografía y también un electrocardiograma”, concluyen. César Garrido acudió a la Comisaría de la Policía Nacional pero, tal y como cuenta, “necesitaba a un abogado para poder denunciar el hecho, ya que no se trata de competencia del cuerpo”. En este sentido, acudió igualmente a la oficina de consumo de Facua Jaén, donde dejó la factura del servicio prestado por la clínica donde falleció la mascota, así como la hoja de reclamaciones cumplimentada.