Manolete cumple hoy 70 años de inmortalidad

El “mostruo” murió, hace hoy siete décadas, en el Hospital de los Marqueses

28 ago 2017 / 11:30 H.

Fue la tragedia taurina más impactante vivida en España tras la muerte de Joselito el Gallo, que cayó mortalmente herido, veintisiete años antes, en la plaza de toledana de Talavera de la Reina. Todo el país amaneció, el 29 de agosto de 1947, con la noticia de la tremenda cogida que el miureño Islero le infirió, en el coso de Linares, a Manolete, la mayor figura del toro en ese momento y un torero, por condiciones y por vocación, destinado para la inmortalidad.

Desde que el astado lo hiriera de muerte hasta el instante mismo de expirar en el Hospital de los Marqueses, adonde fue trasladado para intentar salvarle la vida a fuerza de transfusiones, cada minuto dejó de ser eso, un mínimo espacio de tiempo, para convertirse en un trágico guion cuyo desenlace fue el peor de los posibles.

Leyenda en vida, su gesto triste —“¡qué pedestal de sangre te sustenta”!—, le preguntaba el conde de Foxá en verso alejandrino, el sacrificio de aquel espigado y mayestático torero sobre la arena del histórico coso de Santa Margarita hizo de Manuel Rodríguez Sánchez una figura, también, elegíaca: “Y se ha marchado erguido, contra la tarde quieta, / de espaldas a las rosas, y —por fin— sonriendo...”, escribió el poeta José María Pemán.

Solo la más triste de las tarantas, el cante del sufrimiento de los mineros, podría expresar —y se quedaría corta— lo que significó aquella pérdida, que volteó España hasta el punto de cerrar sus cines en señal de luto por el matador —con el paso de los años, también el séptimo arte tiraría del mito para recrearlo en la gran pantalla—.

La memoria linarense es larga y el tributo a aquel a quien la muerte convirtió en su más célebre hijo adoptivo, constante. Manolete cerró sus ojos y, al hacerlo, abrió camino, en la ciudad de las Minas, a una cuadrilla de primeros espadas que, al abrigo de la gloria del gran matador, elevó a Linares a la cumbre taurina.