Unos quesos artesanos de altura

Hoya del Salobral y Noalejo cuentan con unos selectos productos lácteos

24 may 2020 / 10:01 H.

Hoya del Salobral es un lugar telúrico y lleno de encanto. Vinculada con la multitudinaria devoción a la Virgen de la Cabeza y con el respeto a la omnipresente figura del Santo Custodio, esta aldea fronteriza guarda el secreto de cómo se confeccionan selectos quesos artesanos. Quienes lo prueban siempre repiten.

En estas tierras agrestes se mantienen tradiciones de antaño, entre ellas la elaboración artesanal del queso de cabra, una actividad que ha ayudado que a muchas familias tuvieran la posibilidad de quedarse en su pueblo dedicándose a esta labor artesanal. Se trata de un producto de calidad que, además de saciar los paladares más exigentes, constituye una oportunidad para el desarrollo del territorio. Ese conocimiento da lugar a una floreciente agroindustria, aunque a pequeña escala de producción, que sirve para paliar el éxodo rural de un área montañosa, en las que las comunicaciones por carretera no son fáciles. La fabricación de queso, además de asentar a la población sobre el terreno y a generar empleo y riqueza supone el aprovechamiento de una materia prima de máxima calidad, la leche de cabra de ejemplares de la raza autóctona, la variedad murciano-granadina y, por tanto, sostiene la ganadería.

Dentro de esta filosofía surgió la empresa Quesos Artesanos Sierra de la Hoya. En sus años de trayectoria, ha conseguido hacerse un hueco en el mercado de lácteos. La firma cuenta con productos exquisitos, como quesos Fresco, semicurados, curados y en aceite, con diferentes pesos para adaptarse al gusto del consumidor.

Hoya del Salobral forma parte del municipio de Noalejo, una estrecha y alargada franja situada entre las provincias de Jaén y Granada que une las comarcas de la Sierra Sur y de Mágina, pues el término comienza en el límite con Frailes y acaba en la confluencia con Huelma. Es un área montañosa que, además de por los embutidos se caracteriza por sus quesos artesanos. En esta línea, a 2008 se remonta Quesería La Pasiega. El negocio, situado junto a la carretera JV-2229. Obdulia Tordecillas aprendió los secretos de la elaboración de un buen queso gracias a un curso realizado en su municipio. Por ejemplo, cómo batir la leche, en qué punto justo comenzar a enmoldar, cómo darle frío y tiempo de curación... El resultado del trabajo de esta emprendedora, que utiliza leche de cabra de ganaderos de sus dos comarcas de referencia, Sierra Mágina y Sierra Sur, es una gama de quesos de una gran calidad, esa calidad buena que solo las cosas realizadas artesanalmente tienen, con una factura en la elaboración que Tordecillas gusta de recordar que rememora al queso de cortijo, revisado cada día, curado al fresco del clima campero de la sierra. Y es que las manos de Obdulia son el principal instrumento, la clave, para que sus quesos tengan el sabor que solo ella sabe darle. Su producción la ha encaminado hacia tiendas y supermercados pequeños y a la distribución a particulares de España. Ya han degustado su producto en Madrid, Barcelona, Baleares o Córdoba.

“Nos abastecemos de la leche de nuestras cabras”
rafael narváez Copropietario de Quesos Cortijo Carbonerillos, de Valdepeñas de Jaén |

Valdepeñas de Jaén, uno de los municipios limítrofes de Noalejo, representa una continuidad de la tradición de siglos en la elaboración de quesos, mantenida en los núcleos repartidos por la sierra y que ha permitido a muchos jiennenses crecer en el territorio. El municipio de la Sierra Sur acoge una iniciativa, Quesos Cortijo Carbonerillos, que es ejemplo de sostenibilidad. Sus creadores son dos matrimonios, compuestos por dos hermanos y dos hermanas: Rafael Narváez y Juana Torres, y Manuel Narváez y María Torres.

Rafael Narváez explica: “Nos abastecemos de la leche de nuestras propias cabras”. Con esto se refiere a la producción de los cuatrocientos animales con los que cuentan en una finca ubicada en la sierra y conocida, precisamente, como Cortijo Carbonerillos. El proyecto mereció, hace unos años, el premio Jiennenses del Año, organizado por Diario JAÉN. Para garantizar la calidad, Narváez subraya que el ganado pasta en régimen intensivo y que la hierba se complementa con grano.

Actualmente, esta empresa familiar ofrece diferentes tipos de queso. Por un lado está el fresco y por otro, el curado y el semicurado, tanto envasado en aceite como si él. El copropietario del negocio indica que el proyecto surgió hace alrededor de siete años cuando su esposa se inscribió en un curso de maestro quesero. Después salió a adjudicación entre los participantes la quesería vinculada con la acción formativa, situada en el polígono industrial valdepeñero.

Por otro lado, Rafael Narváez recalca que la firma cuenta con la acreditación artesana. Ese marchamo de calidad le permite estar presente no solo en el mercado local, sino en varios municipios de la comarca. En el caso de la capital, por ejemplo Cortijo Carbonerillos llega a los mercados de San Francisco y Peñamefécit. Como aspecto relevante, el empresario valora el apoyo recibido de las gentes de Valdepeñas de Jaén desde el principio de la experiencia. “Dicen que nadie es profeta en su tierra, pero en nuestro caso no se cumplió eso. Tenemos que agradecer la ayuda que nos han prestado nuestros paisanos desde que pusimos en marcha la quesería”, concluye.