Para que te den las uvas...

El día de Nochevieja se celebra por todo lo alto en Jaén gracias a decenas de fiestas y cotillones que animan las noches de miles de jiennenses que salen para dar la bienvenida al nuevo año

30 dic 2018 / 11:03 H.

E l típico plato de lentejas ya pesa después de las más de diez bandejas de comida que, durante la cena, se han repartido por la mesa. La octava uva, tras la décima campanada, podría haber sido acusada de homicidio “involuntario” al quedarse atascada en la garganta. Ese vestido ajustado ya no convence tanto y los cinturones piden piedad por ser desabrochados con urgencia. La cena de Nochevieja ya ha terminado y, como dice la canción de Gloria Estefan, el cuerpo “pide salsa”.

Con las primeras horas del 2019 marcadas en el reloj, los jiennenses se disponen a pasar, por todo lo alto, una noche inolvidable para unos e imposible de recordar para otros (porque esta noche el alcohol también hace de las suyas). Para aquellos que prefieran “despegarse” del sofá, se plantean una gran variedad de fiestas en la provincia con las que decir un “hola” escrito en mayúsculas al nuevo año. Y, así como pasa con los helados, las hay para todos los gustos. Para quienes busquen las fiestas con lo más actual, sentirán como la pista se levanta con temas como “Sin Pijama”, de Becky G y Natti Natasha o “Está Rico”, una colaboración que reúne a Marc Anthony con Will Smith y Bad Bunny. En el otro costado. Para quienes quieren “mover el esqueleto” con estas canciones, el más que famoso cotillón de Aguasblanquillas es el lugar perfecto para ello. Son seis años los que Carlos Díaz, gerente de la empresa y organizador de la fiesta de Fin de Año, lleva haciendo este mítico cotillón al que asisten 1.200 personas. A esta carpa, que monta en Torreperojil, acudirán mañana jienennses desde Baeza, Úbeda, Sabiote y el municipio donde se encuentra mayoritariamente; así como de Quesada, Villacarrillo y Rus. La explicación de su éxito la tiene muy clara: “Hemos hecho ya muchos cotillones y yo también he estado en muchos como particular, entonces qué es lo que demanda de la gente, qué es lo que quiere. De hecho, nosotros no hacemos ni publicidad ni propaganda. La gente viene aquí directamente, todos los años, sin necesidad de poner cartel, reservan su entrada y siempre e las agotamos siempre. De hecho, diría que todos los años faltan entradas”. Para Díaz, el buen servicio es la clave de que los asistentes encuentren en el Aguasblanquillas el mejor sitio donde dar la bienvenida al nuevo año. Para ello, contratan a un camarero cada treinta personas, con lo que hacen que todo el mundo esté bien atendido en la barra. Además de esto, disponen de servicio ropero y de transporte para aquellos que vayan desde otras ciudades. Díaz la define como una fiesta “sencilla”, sin embargo la realidad se aleja un poco de esta descripción. Mañana, hasta las seis y media de la madrugada, todos aquellos que asistan a este cotillón podrán disfrutar de refrescos y bebidas “que no se acaban” y, a partir de las cinco, de un par de tentempiés servidos en “demasía”: hamburguesas, pizza, perritos calientes, jamón al corte... “Cantidad para que la gente no pueda decir que no lo ha visto”, dice Carlos Díaz, quien asegura que todos estarán bien servidos y que es algo por lo que la gente queda muy contenta. “Nuestra propaganda es tratarlos bien, para que al año que vienen vuelva. Creo que la gente sigue viniendo aquí porque el servicio es rápido, aquí no se acaban ni las bebidas ni el refresco y por el entorno. Lo celebramos en unos jardines muy grandes y está la carpa, de la que te puedes salir a tomar el aire.

En la Ciudad de las Minas las fiestas de Fin de Año con buena música y buen ambiente también están aseguradas. Entre ellas se encuentra el clásico festejo que, cada año, organizan en La Hacienda Copas. “Una fiesta normal y corriente”, según comenta Lorenzo Rubio, gerente del local, pero que encandila a sus clientes con un buen ambiente tranquilo y música actual. “La gente aquí busca un sitio tranquilo donde echar unas copas y pasarlo bien”, afirma Rubio, quien indica que a esta fiesta acuden personas de todas las edades y que, muchas de ellas repiten cada año. Con una sintonía diferente, se han visto obligados a limitar la cantidad de asistentes a tan solo 200 personas. “Tenemos más capacidad, pero así conseguimos que todos estén mejor atendidos y a gusto”, comenta.

Pero en Jaén también hay sitio para quienes prefieran ambientes diferentes y más alternativos. Algo alejado de lo más comercial y que se acerque a sus gustos más particulares. Para ellos, este año, se abre el Séptimo Cielo. Así, la capital mañana se vestirá con los tonos “discordantes” de la música actual con temas que vayan del rock, al “breakbeat”, el “drum and bass”, la cumbia a la música latina. “Serán muchos géneros, pero siempre música muy diversa y alternativa. Nos salimos un poco de la norma, no queremos algo comercial, sino que buscamos movernos dentro del estilo más independiente”, señala Antonio Gómez, gerente del Séptimo Cielo. Así, Gómez recalca que este es su mayor punto diferenciados, además de su mayor atractivo. “Nos enfocarnos en la música. En la fiesta de Nochevieja proponemos una doble sesión con dos Djs que traerán un estilo más alternativo. Será una fiesta diferente que permitirá disfrutar toda la noche de buenos temas”, asevera. Aunque este no es el único “lado bueno” del cotillón en el Séptimo Cielo. A aquellos a los que les guste ahorrar les gustará saber que la entrada a este cotillón es totalmente gratuita y libre. Desde la una de la mañana, los altavoces comenzarán a sonar y el único desembolso será el de las consumiciones particulares. “Es nuestro primer cotillón, hemos abierto recientemente y esperamos que sea fantástico, que nuestros clientes disfruten y que sea el primero de muchos”, declara con ilusión Antonio Gómez. Así como ocurrió en su pasada fiesta de Nochebuena, esperan que sean en torno a setenta personas las que acudan mañana por la noche a su local, por lo que se presenta como una fiesta animada y mucho más íntima que en otros cotillones. “El local es pequeñito, con un aforo no muy elevado, por lo que rondaremos esa cifra”, subraya el gerente. Respecto a la fiesta que celebraron el día 24, manifiesta que tuvo una respuesta y acogida muy grande por parte de toda la gente que asistió. “Bailamos mucho y lo pasamos muy bien. Fue un éxito y tanto los Djs como los asistentes quedaron encantados de la fiesta”, expone. Vinieron clientes que ya vienen repitiendo en el Séptimo Cielo. Somos un local con un estilo diferente y estamos consiguiendo una clientela más fija que busca algo alternativo.

En esta misma línea se mueve La Fábrica del Arte, un local que también se estrena este año como organizador de un cotillón y en su entrada, de 28 euros, se incluyen nada menos que cuatro consumiciones, la bolsa de cotillón, chocolate con churros, canapés, juegos y regalos... Y, además, los que vayan a su fiesta no tendrán que preocuparse de quedarse sin batería en el móvil y no poder hacerse “selfies” con los amigos, pues habrá una fotógrafa inmortalizando los momentos de cada grupo. La música aquí será muy variada y, dejando el reguetón el segundo plano, tendrán los temazos que más sonaron en los 80 y “un poco de todo” a cargo de un Dj que, encantado, escuchará las peticiones de las cerca de 200 personas que se esperan para mañana por la noche. Por último, una opción que triunfa menos entre los jiennenses, pero que también tiene sus adeptos, es quedarse en casa, con la familia, saboreando los primeros momentos del 2019.

Las campanadas, a los pies de la Catedral
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Las campanadas es uno de los momentos en los que no ojo que se separe de la pantalla mientras el segundero del reloj avanza hacia las doce. Sin embargo, hay muchas formas de vivir este momento. Unos, prefieren al pie de una mesa y, porqué no, arropados con una manta sobre las piernas. Otros, por su parte, salen a la calle para festejar este momento con sus amigos y vecinos. Así se hizo en el año 2011, tal y como recoge esta imagen, en la plaza de Santa María, donde se retransmitieron las campanadas a través de una gigante. Y es que, aunque el frío apriete y caiga alguna que otra gotilla, a los jiennenses les gusta festejar rodeados de gente, de calor humano y de la alegría que les caracteriza. Aquí, las doce uvas de la suerte adquieren, incluso, un sabor diferente. Esta iniciativa, de hace 7 años, no fue la única que se celebró en la plaza de Santa María. Bajo el manto de la Catedral se han vivido muchas Nocheviejas y es una tradición muy querida por los jiennenses.