Los Huecos de Bañares

La sierra de Segura es amplia, extensa, bella y cuenta con una enorme variedad de paisajes, gargantas, calares, valles, montañas y ríos que tienen de resultado una espectacularidad apabullante

22 sep 2019 / 12:32 H.

Nuestra querida sierra de Segura es amplia, extensa, bella y reúne una enorme variedad de paisajes, gargantas, calares y montañas, valles, arroyos y ríos que resultan de una espectacularidad apabullante: Es la sierra más vasta y grandiosa de parque natural, a la vez que la más desconocida. Las considerables distancias desde los núcleos más poblados, la hacen mucho más atractiva y tiene, toda ella, ese hálito de la antigua vida rural; la impronta de un pasado que, allí reverbera cada mañana, en sus innumerables cortijadas. Hoy vamos a caminar por uno de estos paisajes solitarios, aislados, virginales e idílicos que no podrían existir más que en este maravilloso rincón de la provincia. La huella humana con sus cortijos, feraces huertas y caminos ahormados, se encuentran asediados por un monte que incesante, se adueña silenciosa e inexorablemente de los antiguos bancales y las fértiles tierras de cultivo. Aquí la lucha, cuerpo a cuerpo, del hombre contra la naturaleza se aprecia en cada huerta, cada ribera, cada sembrado. La despoblación y el envejecimiento, va vaciando de humanidad estos rincones, quedando la naturaleza como dueña y señora de este vastísimo imperio. Los Huecos de Bañares; sólo el nombre es evocador, serrano, rudo, dulce y mágico. Estos “Huecos” lo conforman un amplísimo valle entorno al rio Segura y arroyos tributarios rodeados de calares, montes y un denso pinar. Multitud de cortijos salpican estos huecos, alternando cultivos de olivar, cereal y hortales, con actividades ganaderas con ovejas, cabras y vacas. También en esta zona se mantienen las talas y la extracción de madera y por supuesto la caza, tan necesaria en este hábitat antropogenizado. En el confín de la provincia de Jaén, limitando con Albacete, se encuentra este recóndito lugar de la sierra de Segura. Pertenece a Segura de la Sierra. Nosotros vamos a recorrer una pequeña parte de los mismos, iniciando en la zona baja, para ir ascendiendo entre antiguos cortijos, teniendo como el eje principal del Arroyo de la Espinea. Para llegar a este fascínate lugar hay que encaminarse a Santiago de la Espada y tomar la sinuosa, estrecha y preciosa carretera A63, la carretera de las Juntas, que discurre paralela al barranco del rio Zumeta. Una vez llegados las Juntas, lugar donde se funden los ríos Zumeta y Segura seguiremos hasta el arroyo de la Espinea, junto a la aldea de Parolis. Aquí tomaremos una antigua senda. Este primer tramo discurre por el profundo barranco del arroyo de la Espinea, encajonado entre el Calar de la Sima y el Calar de Cabeza la Mora. El antiguo sendero muy perdido en algunos tramos, asciende entre toberas con pasos de vértigo, entre cintos y vasares hasta alcanzar el cortijo de Arroyo Seco o “Royo Seco”. En ruinas, como la mayoría de los existentes en esta zona. Frente a él una cortijada grande; los despojos de lo que un día fueron los Centenarejos. Asomarse desde aquí al arroyo de la Espinea es un verdadero espectáculo. En alto, muy alto, sobre un espolón saliente sobre el arroyo, la vista es excepcional, un profundo barranco entre cerradas y angosturas, donde las cristalinas aguas del arroyo se abren paso en una estrecha y profunda garganta tapizada de vegetación de ribera. Seguimos remontando entre antiguos bancales hasta un gran cenajo, usado para antaño guardar ganado. Aquí volvemos a tener otro paso vertiginoso para cruzar frente a la Morra de los Frailes, unas preciosas formaciones cónico piramidales. Aquí la cerrada del rio comienza a abrirse en un amplio , fértil y hermoso valle con el cortijo de la Espinea como actor principal y los cercanos cortijo de Cañada Chica, la tapuela del Cristo y el cortijo del Rojo. Estamos en los Huecos de Bañares. Aquí hemos de llenar agua en el arroyo pues la cuesta pendiente y pronunciada hasta el Puntal de la Espinea, nos hará sudar, sufrir y penar hasta coronarlo y poder observar en total plenitud el gran valle de los Huecos de Bañares.