N o les gustan los individualismos, ellas son de avanzar en grupo, como lo hace el feminismo, esa forma de vida por la que luchan cada día en Jaén, agrupadas en el colectivo Feministas 8-M. En esta ocasión, es Juana Peragón la encargada de dar voz al grupo para exponer todo lo que han preparado para el 8 de marzo y aquello que impulsan el resto del año.

—A una semana del histórico 8-M. ¿Cómo afronta el colectivo este día?

—Para nosotras es la culminación de una tarea que desarrollamos durante todo el año, pues somos feministas y luchamos por la igualdad los 365 días. Ejemplo de ellos son las casi diez veces que hemos tomado las calles por casos como el asesinato machista de una vecina de San Isabel, en defensa de Juana Rivas, entre otros. Por tanto, el 8-M es un punto y seguido y la acción no se reduce a ese día.

—¿Qué actividades han organizado?

—Las hemos dividido en dos días para que todo el que quiera pueda acompañarnos. La primera es el sábado día 7 y tendrán como lugar de encuentro el nuevo espacio peatonal de la calle Roldán y Marín a partir de las cinco y media de la tarde. Allí realizaremos una “performance de la precariedad”. Será una puesta en escena en la que queremos evidenciar lo que hay en la raíz de la violencia machista, que es la desigualdad, y que “cale” en la población. Queremos llamar la atención en la calle, es nuestro lugar, al lado de las mujeres. La segunda acción será el domingo a partir de las diez en la plaza de San Francisco, donde hemos organizado una jornada de activismo feminista. Para ello contamos con diversos colectivos que han colaborado con nosotras y con los que pondremos en valor el trabajo artístico que hacen las mujeres y reivindicaremos a través de la cultura, un camino excepcional para penetrar en la sociedad. Por último, a partir de las cinco, comenzará la manifestación que partirá de la plaza de San Ildefonso.

—Son independientes de las instituciones, ¿por qué motivo?

—Así es, pero tiene su explicación. Desde que iniciamos nuestro recorrido hace dos años nos marcamos el propósito de que el feminismo y las mujeres tenían que ser las protagonistas de nuestras acciones, pero no las mediatizadas por determinados colectivos, sino mujeres, sin etiquetas. Por tanto, para evitar un feminismo ligado a lo institucional, preferimos actuar por un camino independiente. En el caso de este año concreto, tal y como hemos hecho en ediciones anteriores, organizamos una manifestación y las instituciones dijeron que nos acompañarían detrás, pues los primeros puestos son para nosotras. Bien, un miércoles aprobamos la marcha, pero el lunes siguiente una asociación de mujeres muy vinculadas a la Comisión Provincial de Igualdad se desmarca y convocan otra. Los motivos no los sabemos porque no se han puesto en contacto con nosotras.

—¿Cuáles son los objetivos en los que se asienta Feministas 8-M?

—Tenemos muchos, pero digamos que hay dos fundamentales. El primero es que se acabe la violencia contra las mujeres, que está sufriendo un repunte en los últimos años y las cifras erizan la piel. Por otro lado, queremos eliminar todas las brechas que nos alejan de convertirnos en ciudadanas de primera como sí lo son nuestros compañeros, algo que pasa por poner fin a la desigualdad.

—¿La sociedad jiennense ha entendido el mensaje del feminismo?

—Sí, nosotras detectamos muy buenas vibraciones, especialmente en las generaciones de mujeres más jóvenes y la tercera edad. En nuestra provincia creo que vamos por delante del feminismo institucional y hay muchas ganas de igualdad y libertad. Esto es algo que se nota en cada una de las convocatorias que organizamos. Uno de los problemas a los que nos enfrentamos en la actualidad es que el feminismo que se hace de forma independiente aún no se entiende ni se soporta porque nuestro objetivo es cambiar las reglas del juego.

—¿Se han tenido que enfrentar a situaciones incómodas por defender sus ideas?

—Sí y más ahora en la era de las redes sociales. El último ejemplo lo hemos vivido tras el aplazamiento del concierto de Plácido Domingo en el festival de música de Úbeda, motivo por el que hemos recibido multitud de mensajes muy duros. Hay que tener en cuenta que son muchos siglos en los que se ha proyectado una imagen muy negativa del feminismo. Asimismo, hemos querido participar en espacios para promover la participación en nuestras actividades y se nos han cerrado las puertas en más de una ocasión, por lo que estamos en una lucha constante.

—Precisamente a colación de la cancelación, ¿Qué le parece la decisión del festival de cancelarlos?

—Creemos que ha sido un triunfo de la cordura, la sensatez y la justicia de la ciudadanía de Úbeda.

—¿Qué les diría a aquellos que os llaman “feminazis” o “supremacistas” entre otros apelativos?

—Simplemente que si nos conocieran personalmente dejaría de calificarnos de esta forma porque la imagen que se ha proyectado no se corresponde con las mujeres feministas y las ideas que defendemos. No conocen el feminismo.

—En lo que va de año son 13 las asesinadas por violencia machista y se contabilizan alrededor de 20 feminicidios (fuera de la pareja). ¿Dónde sigue fallando la sociedad?

—Lo primero es que no contamos con los suficientes recursos materiales que amparen y protejan a las mujeres. Por otra parte, son las propias contradicciones de la sociedad, no podemos llorar por un lado a una víctima mientras, al mismo tiempo, fomentamos una educación que no aporta valores en igualdad. Esas contradicciones son un desagüe por donde sangran las mujeres.

—¿Y los retos para el futuro?

—Hay que cambiar las leyes como primer paso. Un ejemplo claro es que uno de los artículos del Código Penal establece que una mujer en situación de violencia que denuncia debe llegar hasta el final del proceso, de no ser así, el caso se archiva y no se actúa de oficio. Estas son mujeres que no tienen recursos y esto las frena, hay que acabar con estos casos y ofrecer herramientas a nuestros jueces. También es importante aumentar los recursos de los planes de igualdad. Además, hay que reforzar la educación, clave para que las mujeres se críen en libertad e iguales a ellos. Para ello, hay que tener instituciones laicas que dejen de influenciar a las mujeres. Estamos avanzando, pero todavía queda mucho, vivimos en una sociedad muy tradicional.

—Mucha gente piensa que el feminismo es la moda del siglo XXI. Quién no sea feminista, no está bien visto. ¿Qué les diría?

—Pues que esperamos que sea una moda que haya llegado para quedarse y que como tal sea capaz de penetrar en la sociedad para poder cumplir nuestros objetivos. También reconocemos que no todas y todos somos feministas, una cosa es decirlo y otra demostrarlo. Lo que sí está claro es que el feminismo es una ideología transformadora que se basa en la sororidad y en la solidaridad. Por tanto, que no se nos olvide tampoco que si hay una libertad que solo tienen algunas no es libertad, eso se llama privilegio, debe ser algo de todas.

—Las jóvenes son el presente y el futuro del mundo y también del feminismo. ¿Qué mensaje le gustaría que le llegara?

—Que la igualdad es completamente imprescindible para el funcionamiento de la sociedad y que las mujeres podemos conseguir absolutamente todo y nadie nos puede parar. Además, el feminismo es una forma de vida maravillosa, algo que muchas jóvenes saben y por eso forman parte activa de nuestro y otros colectivos.

—En su caso, ¿qué le hace dar el paso de a ser una feminista activa?

—Desde mi infancia soy feminista. El principal motivo que me llegó a darme cuenta de ello fue mi madre. Ella era, como yo, de una familia obrera formada por cuatro hermanos. Como mis abuelos no podían pagar los estudios a todos, optaron por seleccionar al hombre, por lo que mi madre y sus hermanas no fueron a la universidad.