Hace una década que nació el Grupo Interóleo. Juan Gadeo fue uno de sus socios fundadores y es el actual presidente.

—¿Acaban de sumar un nuevo socio al Grupo Interóleo con la incorporación de la almazara privada Virgen del Voto de Bujalance. ¿Satisfechos por ser cada vez más?

—Por supuesto. Este año hemos tenido seis incorporaciones y estamos satisfechos porque el trabajo que hemos realizado en esta década está siendo valorado de forma positiva por parte del sector dentro de la provincia y fuera de ella. Tenemos socios en Granada, Córdoba, Málaga y Ciudad Real, tanto cooperativas como almazaras, algo singular pues, hasta ahora, había una diferenciación y nosotros estamos demostrando que se puede colaborar porque el objetivo es defender los precios en el mercado y profesionalizar la actividad y, en todo ello, vamos de la mano.

—¿En qué momento se encuentra el Grupo Interóleo?

—Después de diez años la valoración es muy positiva, hemos conseguido consolidar la empresa en todas las áreas que la componen, lo que ha provocado que el crecimiento sea continuo. De hecho, comenzamos siendo once socios y en la actualidad somos 32. Por ello, ahora que está consolidado el proyecto, este año hemos tenido alrededor de 76 millones de kilos de aceite, es el momento de mirar hacia el futuro.

—¿Cuáles son, por tanto, los objetivos que tienen marcados para los próximos años?

—Los retos y objetivos hay que replantearlos de forma continua e ir más allá de lo clásico. En Interóleo tenemos un modelo de gestión rentable en el que no hay endeudamiento y ahora lo que hay es que analizar donde pueden surgir las amenazas del futuro para el olivar tradicional para que se pueda adaptar a las nuevas situaciones. Para ello hay que realizar una reconversión en el campo. Yo creo que lo que tenemos que hacer es diferenciarnos, dar valor y calidad al olivar tradicional y adaptarse a lo que demanda el mercado. Hasta ahora, lo que se ha hecho es vender lo que se producía y habrá que ir pensando en producir lo que quiere el mercado. Los consumos están bajando, los hábitos cambian y todos los síntomas que nos traslada el mercado habrá que trasladarlos al agricultor. Es un trabajo lento, para el que hay que prepararse y buscar recursos.

—Ya hemos conocido los datos del nuevo aforo (Grupo Interóleo advierte de que España pierde 600.000 toneladas de aceite con respecto a la pasada campaña). ¿Qué valoración hacen de él?

—Las cifras se pueden interpretar de distintas formas. Desde Grupo Interóleo creemos, con los datos que tenemos y lo que nos trasladan nuestros socios, que en Jaén la producción va a ser menor que la estimada por el aforo de la Junta de Andalucía. Lo importante en ese asunto es destacar que la campaña pasada la producción fue récord y este año estaremos un poco por debajo de la media. El excedente de 2018, que es de unas 750.000 toneladas, realmente sería 450.000, pues hay que tener en cuenta que 350.000 son el enlace medio que se queda todos los años en poder de los envasadores, que lo necesitan durante los meses de octubre a diciembre hasta que comienza a producirse el aceite nuevo. Por tanto, al existir una bajada de la producción y teniendo encuentra el stock, lo que deberíamos es no tener presión para vender con urgencia, como ha pasado este año y tampoco sufrir una tendencia a la baja.

—Otro de los asuntos de los que más se está hablando es la posibilidad de aranceles al producto por parte de EEUU. ¿Qué consecuencias tendría para la provincia?

—Ya las estamos sufriendo. Desde que se anunciaron han bajado los precios porque las empresas que venden no pueden hacerlo con aceite español pues resulta un veinte por ciento más caro, algo que es inviable. Además, las empresas de otros países que nos compran aceite a granel para envasarlo tampoco pueden utilizar el aceite español por los aranceles. Esto provoca que perdamos más de cien mil toneladas que era las que estábamos enviando hasta ahora. Un inconveniente porque habrá que buscar otros mercados y las empresas que no quieran perder su marca se verán obligadas a adquirir aceite a otros países como Portugal o Túnez. Esta situación ha ayudado a que se active la ayuda al almacenamiento que se demandaba desde hacía tiempo a Bruselas.

—¿Qué porcentaje de la producción asociada a Interóleo exportan?

—Estamos en una media del entre el 25 y 30 por ciento de exportación.

—Desde Grupo Interóleo confirma que una adecuada gestión de aceite permitirá cubrir necesidades y aumentar precio. ¿Hacia dónde debe ir esa gestión?

—Hay que trabajar en que aumente el consumo que es una tarea del sector y de las administraciones. En segundo lugar, el problema de la bajada de precios lo tenemos en las campañas de producciones altas y es ahí donde hay que gestionar bien a través de la coordinación de la producción. Con ello me refiero a que hay que tomar conciencia de que tenemos que quedarnos, en proporción, con parte de la producción que no vamos a vender y de esta forma no provocamos una bajada de precios en picado como este año. Por ello apoyamos la autorregulación, que se nos permita acumular parte de nuestro aceite y que se nos ha negado durante todos estos años.

—¿Cómo podría afectar a los productores jiennenses el surgimiento de nuevos países productores?

—El problema que tiene el agricultor de Jaén tradicional es que se está incorporando el super-intensivo que es más rentable económicamente, algo que ocurre también en otros países. Sobre las plantaciones en otros países no creo que se pierdan clientes, al revés, se ganan consumidores porque conocen los beneficios del aceite de oliva. Por tanto, el reto es la rentabilidad, ya que la provincia tendrá que convivir con otros olivares mucho más económicos, pero menos responsable en lo social.

—El sector debe evolucionar hacia unas plantaciones respetuosas con el medio ambiente. ¿Qué líneas se abordan en la actualidad?

—Hay que dejar de vender lo que se produce y empezar a producir lo que demanda el mercado y este quiere productos ecológicos. En este caso Jaén se ha mantenido más conservadora y no ha arriesgado. Por ello, este es otro de los cambios que habrá que poner en valor en el futuro.

—¿Qué mensaje le mandaría a los agricultores de la provincia?

—Tenemos que ser inquietos y cuestionar que, aunque siempre se haya optado por un camino, no quiere decir que este sea el mejor. Es por ello que, aunque incluya riesgos, hay que estar dispuestos a realizar cambios y, muy importante, transformar mentalidades. No podemos tener las mismas condiciones en las cooperativas que hace sesenta años, hay un problema de mercado y para solucionarlo hacen falta empresas potentes. Si no reducimos la atomización que hay en la comercialización seguiremos estando manejados por el resto de la cadena.

—En este año 2019 han cumplido diez años de andadura. ¿Han realizado algún acto?

—Nuestra intención en este aniversario era recordar lo difícil que fueron aquellos inicios, la apuesta que hicieron los fundadores, la confianza de nuestros socios y como se ha ido consolidando el grupo. Asimismo, lo importante es que tengamos clara la idea de lo que queremos y nuestra intención es que Intróleo sea una empresa que influya en el sector.

—Cuando echa la vista atrás sobre estos diez años, ¿qué se le viene a la memoria?

—Recuerdo el largo camino que hemos recorrido hasta llegar aquí, pero cuando se palpan los resultados y se ven como hemos conseguido los objetivos, el esfuerzo y el sacrificio se ve ampliamente recompensado.

—¿Cómo le gustaría que fuera el grupo dentro de otros diez?

—Espero y deseo que el sector haya sufrido un cambio radical para que haya empresas comercializadoras cada vez más fuertes y que la provincia de Jaén tenga el peso que merece en relación a su producción.