Humor digno de ser expuesto

Beas de Segura cuenta, desde 2015, con un museo dedicado al arte de hacer reír desde las páginas de periódicos y revistas que lleva el nombre de su impulsor, Fernando García Garreta

27 ene 2019 / 11:21 H.

Que el humor es una cosa muy seria lo dijo hace más de cincuenta años nada más y nada menos que todo un premio Nobel, el británico Churchill, quien pese al rictus severo de su rostro y a su ideología claramente conservadora, gastaba una retranca que ya quisiera para sí el más guasón.

Fernando Garreta, un madrileño de Arganda del Rey, que vive a caballo entre Reus, en Cataluña, y Beas de Segura, médico de profesión ya jubilado, licenciado en Geografía e Historia y en Historia del Arte, lleva tan grabada en su singularísima personalidad la célebre cita del estadista inglés que, puestos a ponderar la importancia del arte de despertar sonrisas, tiene el simpático honor de dar nombre a uno de los pocos museos del humor que hay en España, ubicado en su pueblo natal y que él mismo impulsó a base de empeño y amor al género satírico: “Para mí es una gran ilusión, y gracias a mi aportación en realidad es museo-hemeroteca. Cuando un especialista del humor, el señor Barrero, vino a Beas a sacar fotocopias de revistas antiguas, no se imaginaba que podía encontrar todos los números primeros de ‘La Codorniz’, ‘Don José’, ‘Por Favor’, ‘Hermano Lobo’... ‘Esto que tenéis aquí no lo tenemos ni en Sevilla’, dijo”, evoca.

El humor en la prensa es una disciplina con casi trescientos años de tradición en la piel de toro y ejemplos tan maravillosos como para que considerarlos piezas de museo sea lo más normal del mundo, auténticas obras artísticas que, en su ámbito, significan tanto como la “Victoria de Samotracia” para la escultura helenística o la cúpula de la florentina catedral de Santa María de las Flores, de Brunelleschi, como paradigma arquitectónico del Renacimiento.

El proyecto nació como continente idóneo para acoger en sus salas las obras ganadoras del “Premio de Humor Gráfico Lorenzo Goñi”, que cada año atrae hasta el municipio beatense la atención de los dibujantes actuales, en cuyos currículos desean contar con el galardón al que da nombre uno de los más celebrados artistas del género desde 2011, cuando se convocó la primera edición del certamen. Así comenzó la historia de este espacio expositivo, cuyos inicios rememora el doctor madrileño-beatense: “Sebastián Molina, el alcalde, cuando vio los dibujos, exclamó: ‘¡Todo esto es nuestro!’. No queda más remedio que hacer un museo, y la Corporación Municipal, en sesión del Ayuntamiento y por mayoría absoluta, optó por crearlo y ponerle mi nombre”. García Garreta añade: “Me asignaron para organizar el museo a la concejal de Obras, Belén Blanco Monedero, fue un gran acierto, colaboró en todo como si fuera de ella, aportó los expositores, marcos para los cuadros...”.

Desde su apertura oficial, en 2015, se ubica en un edificio anteriormente utilizado como centro de servicios sociales. Sus fondos constan de dos apartados diferentes, que abarcan, de una parte, los dibujos ganadores de las cuatro primeras ediciones del concurso y un buen número de trabajos presentados y no premiados, cuyos autores han cedido al pueblo. Por otro lado cuenta con una importantísima colección de revistas satíricas —también obtenidas gracias a donaciones particulares— que conforman una valiosísima hemeroteca de este género; ahí están míticas publicaciones como “La Codorniz”, la “Hermano Lobo”, “Por Favor”, “Don José”, “Barrabás”, “El Papus”... y recopilaciones “en construcción” que incluyen ediciones de “Buen Humor”, “Gutiérrez” o la tan celebrada como trágicamente atacada “Charlie Hebdo”, en este caso provenientes del propio García Garreta: “A la vista del detalle de la Corporación Municipal, opté por donar todas las colecciones completas de mi propiedad al museo”, aclara, satisfecho, este profesional de la medicina ya jubilado. Además, quienes se acerquen alas instalaciones del museo pueden disfrutar de casi la totalidad de números de “El Jueves”, “Buen Humor”, “Patufet”, “La ametralladora”, “La Baionette” y de ejemplares sueltos de revistas españolas y extranjeras como “El semanario Bertoldo” o “Don Venerando”. Un verdadero paraíso del humor gráfico para la legión de seguidores de esta modalidad artística, como suscribe su propio impulsor: “Es casi imposible encontrar algo igual. Me he pasado cincuenta años buscando una por una las revistas que faltaban. Pero si hace tanto tiempo era factible encontrar primeros números (hasta el 400) de ‘La Codorniz’, en la actualidad es casi imposible coleccionarla. Tenemos números censurados.Es una verdera joya”.

Entre las curiosades que se exhiben en las instalaciones resalta también una colección de cuarenta y nueve dibujos humorísticos sobre la aviación en cartulina y a color, firmada por un tal Alcalá y datada en los 40 del pasado siglo XX. Uno de los dibujos se encuentra expuesto en las paredes del museo, y el resto puede disfrutarse a través de un marco digital.

Y no solo eso. Como todo espacio museístico que se precie, el “Fernando García Garreta” de Beas de Segura explota también su veta expositiva. Una función plenamente consolidada que ha conseguido poner delante de los ojos de los beatenses y de los apasionados de esta disciplina, obras de gran interés a lo largo de su joven pero intensa historia. Entre ellas, “La investigación espacial a través de la Astrofilatelia”, que unió a un buen grupo de humoristas gráficos para ilustrar la muestra; entre ellos participaron Elena Yáñez, Arturo Molero —colaborador de Diario JAÉN—, Juan Hervás, José Santiago Aguilar, Meño y Herrera “el Joven”. En aquella ocasión, el diputado provincial de Cultura, Juan Ángel Pérez, agradeció al Ayuntamiento beatense su apuesta por “desarrollar una cultura pionera” desde este municipio serran: “Se exponían fotografías de sellos de Valentina Tereschkova, primera mujer en el espacio; Yuri Gagarin, primer hombre espacial, y no podían faltar los grandes desastres que acumula la investigación espacial, el de Nedelin, el Challenger y el Columbia. Algunos de los sellos expuestos eran emisiones rarísimas”, recuerda García Garreta.

Otra de las exposiciones más aplaudidas por los visitantes del museo fue “Manolete ríe”, más de cincuenta caricaturas del califa que, sobre el papel, alegran la gravedad característica del rostro del diestro muerto en Linares a consecuencia de la cogida de Islero: “Contactamos con la Diputación de Córdoba y nos la prestaron”, asegura el alma de las instalaciones, que han acogido, igualmente, actividades formativas como talleres de cómica, promovidos por el Instituto Andaluz de la Juventud con el objetivo de fomentar entre las personas de catorce a treinta años en uno de los municipios donde esta disciplina tiene una de sus “capitales”.

Por otro lado, el museo se hace itinerante y no son pocas las ocasiones en las que desplaza parte de sus fondos a otras salas, para divulgar el humor gráfico fuera de las fronteras beatenses; como ejemplo, las muestras realizadas en los Baños Árabes de Jaén.

“Debemos dar las gracias, entre otros medios, a Diario JAÉN, que colaborado con nosotros en su difusión. Creemos que podemos ofrecer a las personas que lo deseen estos fondos para su estudio, cocimiento y si es preciso una exposición sobre algo relacionado culturalmente con el humor”, concluye Fernando García Garreta.

El hombre con dos museos “a su nombre”
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El doctor Garreta es uno de los pocos privilegiados que puede presumir no solo de que un centro museístico lleve su nombre, sino también de vivir en un auténtico museo: “Un señor de Beas pasaba apuros para mantener la casa que fue en su día de los Sandovales; losh ijos no querían saber nada de gastos y, ya de por sí deteriorada, cada día iba a peor. Un día me dijo en la consulta: ¿Me compra una casa? —Bueno, dije yo. Cuando entré me di cuenta de su mal estado. Había escaleras que se hundían, pero el mirador, las puertas del siglo XV, los herrajes, los ventanales de la época... ¡era impresionante! Además no me hacía falta para vivir, podía ir arreglándola poco a poco.El precio era muy bueno e incluso me dieron facilidades, os pusimos a hacer baldosas con molde para los alicatados y no hemos parado hasta ahora, que han pasado veinticinco años”, recuerda. La tradición asegura que en una habitación de la vivienda durmió Santa Teresa de Jesús en una de sus estancias en Beas.