El inquieto Tomás, en Rusia

Alumno de la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos, este joven jiennense, apasionado del periodismo, los viajes y la música, disfruta de un nueva experiencia, tras conocer América y buena parte de Europa

13 nov 2016 / 11:41 H.

Tomás Gutiérrez Roa nació en Jaén un 2 de febrero de 1992. Como muchos “capitalinos”, se crió en uno de los residenciales que rodean la ciudad, en la Urbanización Jardines de la Yuca de La Guardia. Es periodista y viajero, muy viajero. Prueba de ello es que, actualmente, es ruso, al menos, lo será durante una temporada. Alumno del “Alfredo Cazabán” y el Instituto Jabalcuz, a los 18 años comenzó a estudiar Periodismo. Enamorado del oficio, plumilla de vocación, tiene claro que optar por esta carrera es, en sus palabras: “La mejor elección de mi vida”. Como universitario, ya demostró que lo suyo es no estar quieto. El primer año lo cursó en Sevilla, pero continuó en Málaga sus estudios, durante dos cursos.

En cuarto, apostó fuerte y se fue a una ciudad universitaria de leyenda, Salamanca. Una beca le brindó la posibilidad de vivir uno de los mejores años de su vida. ¿Por qué vive en Rusia? El año pasado se metió entre pecho y espalda un curso de posgrado en Política Internacional en la Complutense. Y es que, eso de las relaciones internacionales, es otra de sus pasiones. Para continuar su preparación, solicitó una beca para terminar su trabajo de fin de máster en la capital que baña el río Moscova. Amigos rusos, que conoció en la capital de España, le animaron a solicitar estas ayudas y, finalmente, lo aceptaron. Empaparse de cómo funciona este inmenso país es crucial para culminar con éxito su formación, porque en su trabajo se adentra en los entresijos de esta nación.

En la Universidad Rusa de la Amistad de los Pueblos tiene tres clases sobre política internacional, en inglés, y recibe lecciones de ruso. Vive en una residencia de estudiantes extranjeros, en la que comparte piso con dos turcos, un kazajo, un uzbekisano, un francés y un jordano. En el tiempo que le queda de ocio, trata de descubrir esta enorme ciudad, que está llena de museos y con una agenda tremenda, aunque, eso sí, bajo cero.

“No suelo echar mucho de menos nada, porque estoy un poco acostumbrado a estar lejos, aunque los momentos especiales que te pierdes sí que duelen un poco, cuando la familia se junta, Navidades, la feria, ir a Huelma, a ver a mi tíos y mis primos”, reflexiona. También lanza una queja sobre su producto de cabeza, como el de todos los jiennenses de bien, el aceite de oliva, difícil de encontrar en la antigua capital de la Unión Soviética. “Cruzas Despeñaperros y las tostadas ya no saben igual”, bromea Tomás Gutiérrez Roa que, en su abultado currículo, también puede escribir que ha estado de prácticas en Diario JAÉN. Este joven viajero reconoce que sus planes de futuro son inciertos. “He estado en muchos sitios y me apetece estar un par de años en alguna ciudad. En febrero, acabo la beca y el máster y, probablemente, me vaya a Madrid a buscar trabajo. Pero no sé qué pasará, lo mismo acabo en Jaén que en la China”, sostiene el jiennense, que deja claro que, eso sí, quiere trabajar de lo suyo, el periodismo. Mientras tanto, disfruta de “la madre Rusia” de la que dice que es, en sus palabras, “un país extraño, eso es cierto e innegable”. “Pero cuando vives aquí, la mayoría de estereotipos se caen. En primer lugar, no son fríos, son más cálidos que un alemán o un inglés. De hecho, si necesitas ayuda, ellos siempre te ayudan, son súper hospitalarios y buena gente. Lo que pasa es que, por cultura, ellos no sonríen, porque ‘las sonrisas tienen valor’, como dicen ellos”, explica. Lo que también es innegable, relata, es que conducen mal. “Me bajé del avión, me monté en un taxi y lo primero que veo es un tío en la autopista conduciendo mientras lee ¡un libro!, como en el salón de su casa. Ya no he visto más de eso. La mortalidad es altísima y los choques son muy habituales porque no tienen ningún respeto por nada”, juzga, entre divertido y preocupado.

inolvidable américa

Después de pasar por la Universidad de Salamanca, Tomás Gutiérrez Roa decidió continuar su formación y se marchó a Santiago de Chile. Allí terminó su trabajo de fin de carrera y aprovechó para hacer prácticas en la TVN, la principal cadena nacional. “Aprendí muchísimo y supuso un gran paso profesional para mí. Antes de marcharme de Latinoamérica, cogí la mochila y viajé por Perú, Bolivia y Chile; Argentina ya la había conocido. Estuve en Machu Picchu, el Salar de Uyuni, lo más impresionante que he visto en mi vida; el lago Titicaca, el desierto de Atacama y el sur de Chile”, relata. Fue, como deja claro, maravilloso, una experiencia en la que hizo grandes amigos. “Me conocí a mí mismo, maduré y abrí mi mente. Siempre recordaré ese viaje como uno de los puntos de inflexión de mi vida”, afirma. Eso sí, perdió mucho peso que recuperó, relata, gracias a los cocidos de su madre.

lavaplatos en oxford

Este periodista jiennense, después de su paso por América del Sur y una breve estancia en Jaén, para reponer fuerzas, se marchó a Oxford. “Quería aprender inglés, porque yo siempre tuve claro que me quería dedicar a la política internacional, desde un punto de vista periodístico y, sin inglés, no puedes”, argumenta. En la ciudad inglesa trabajó muchísimo como “ayudante de camarero” que, en román paladino, significa que lavó muchísimos platos, recogía cajas y pulía vasos, con una media de trabajo de 48 horas a la semana. “Eso sí, aprendí bastante el idioma e hice buenos amigos de todo el mundo. Durante esa estancia viajé unas dos semanas por centroeuropa, con amigos de Salamanca, diez días por el norte de Inglaterra, ya solo. Me encanta viajar de mochilero y siempre que puedo lo hago”, aclara este intrépido joven.

guitarrista de éxito para calentar la fría noche moscovita con música española
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Tomás Gutiérrez Roa, además de periodista y viajero, también tiene talento con la guitarra y la batería. En general, tiene buen oído para la música. En Moscú ya lo saben, porque, junto una compañera del máster, su amiga Marta, de Baena, han actuado en algunos bares de la capital rusa. “La música española es muy exótica y a la gente aquí le encanta”, afirma. Tanto es así que el “exitoso dúo” musical ya tiene programados otros bolos. Además de darse a conocer,

el jiennense aprovecha su estancia en el “país de los soviets” para viajar. Una de sus excursiones fue a Kazán, capital de la República de Tartaristán, y Niznhi Novgorod. En su mente también están Rostov, Vladimir y Suzdal, además de Ucrania y al Cáucaso. “Dicen que Moscú no es Rusia. Un amigo italiano me dijo que ha visto más ‘ferraris’ aquí que en Roma, y es verdad, la Rusia profunda es más pobre, más industrial y rural, y gusta conocer eso”, sostiene. Y es que el nivel de vida del país, en general, es inferior al de España y el dinero de su beca le permite hacer muchas cosas.

en buena compañía en muchos viajes por el mundo
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En una de sus excursiones por Europa, junto a un grupo de amigos de Salamanca. Tantas experiencias en el extranjero y en otras partes de España le valen a Tomás para contar con una rica agenda.

abrigado para conocer kazán, la capital de tartaristán
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En la principal ciudad de una de las repúblicas rusas, Kazán, para conocer la cultura y el patrimonio del legendario pueblo tártaro.

el salar de uyuni, un “impresionante rincón de latinoamérica”
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En su viaje por América del Sur, Tomás Gutiérrez Roa tuvo la oportunidad de conocer uno de los lugares que, para él, es “el más impresionante del mundo”. Se trata del salar de Uyuni, en Perú.

en las cocinas de reino unido también se aprende inglés
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De su paso por Oxford, Tomás recuerda los grandes compañeros que hizo y las amistades que fraguó, mientras lavaba platos y trabajaba a destajo en las cocinas del restaurante que le contrató.