Cuidado con los osos

Un grupo de investigadores han recogido 664 ataques de esta especie a seres humanos desde 2000 hasta 2015. Europa, es la zona más afectada, con 291, seguida por Asia, con 190 agresiones y Norteamérica con 183

    16 jun 2019 / 11:32 H.

    U n grupo internacional de investigadores ha recogido y analizado información sobre 664 ataques de oso pardo a seres humanos ocurridos entre los años 2000 y 2015 a lo largo de todo el área de distribución de la especie. En Norteamérica hubo 183 ataques; en Europa, 291 ataques; y en Asia, 190 ataques. La investigación ha estado liderada por la Universidad de Oviedo, a través de Giulia Bombieri que pertenece a la Unidad Mixta de Investigación en Biodiversidad (UMIB, UOCSIC-PA), y por la Estación Biológica de Doñana-CSIC, a través de Javier Naves. Según indica la Universidad de Oviedo, los resultados muestran que los ataques de oso pardo a humanos han aumentado de manera global en los últimos años y responden generalmente a reacciones defensivas por parte de los osos. La mayoría de estos contactos físicos (85,7%) resultaron en heridas y el 14,3% fueron mortales. Solo el 6,6% de todos los ataques ocurridos en Europa fueron fatales, por el 13,1% en Norteaméricay el 32% en Asia.

    El número de ataques en países donde se caza es similar al de países donde no se realiza esta practica, lo que contradice la hipótesis de que la caza eliminaría los individuos más extrovertidos que podrían ser, en último término, aquellos más propensos a atacar seres humanos. Los ataques defensivos de osas con crías fueron el escenario más frecuente (47%), seguidos por los producidos en encuentros repentinos a corta distancia (20%). La presencia de perros (17%), osos heridos o atrapados (10%) y los ataques predatorios (5%) fueron también escenarios recurrentes. Los resultados del estudio muestran un incremento global en el número de encuentros físicos en las últimas décadas. Una posible causa es el incremento de la población humana, el número de osos pardos en algunas zonas y, fundamentalmente, a una mayor accesibilidad a los hábitats oseros, lo que conlleva una mayor probabilidad de encuentro de ambos. Además, el auge del turismo rural y de actividades realizadas al aire libre en zonas donde está presente la especie hace que se produzca un incremento en el uso intensivo de estos espacios por parte de personas no acostumbradas a coexistir con la fauna salvaje. Esto aumenta la probabilidad de encuentros potencialmente peligrosos y una respuesta defensiva por parte de los osos.

    El hecho de que la mayor parte de estas reacciones defensivas sean realizadas por hembras con crías indica que estas pueden fácilmente responder de manera agresiva a encuentros cercanos con humanos si ven comprometida la seguridad de las crías. Para estos casos es recomendable prestar una mayor atención y desarrollar campañas de sensibilización específicas. En este sentido y siempre que sea posible, medidas como la restricción temporal a zonas con presencia de hembras con crías podrían disminuir la probabilidad de encuentros peligrosos y las molestias ocasionadas a la especie. En general, estos ataques defensivos se producen en escenarios que son el resultado de comportamientos humanos inapropiados de cara a evitar encuentros. Ejemplos de estos comportamientos son caminar solo fuera de los caminos habituales, llevar a los perros sin atar o perseguir a un oso en un lance de caza. En este sentido, comportamientos como hacer ruido, especialmente en zonas de densa vegetación, o ir en grupo, ayudan a avisar a los osos de la presencia de humanos y reducen la probabilidad de sorprenderlos. Esto, además, ayuda a que el oso huya evitando el encuentro. Por otro lado, mantener a los perros atados y bajo control reduce posibles molestias a la fauna salvaje. El uso de sprays de pimienta específicos para osos es una herramienta eficaz para detener ataques.

    Oso pardo (Ursus Arctos)
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    El oso pardo es un habitante característico de los bosques maduros de Europa, Asia templada y América del Norte. En este vasto territorio aparece bajo cierto número de subespecies, que se diferencian unas de otras por la coloración y el tamaño, hasta tal punto que antiguamente se les consideraba como especies autóctonas. Su longevidad es de 25 a 30 años. Tiene una longitud corporal de entre 1,50 y 2,95 m y una altura en la cruz de hasta 1,30 m. Su peso varía, desde los 100 hasta los 675 kg.