Almagreros

Tras quince años desde que se produjera el terrible y desolador incendio que asoló la sierra de las Villas, todo permanece igual y no existe regeneración alguna de la masa arbórea

06 oct 2019 / 12:05 H.

Símbolo de la voracidad extrema del terrible incendio acaecido en 2005 en la sierra de las Villas. Todo permanece como entonces: arrasado, yermo, asolado, devastado y con una acción nula de nuestra administración medioambiental, incapaz de realizar acción alguna para recuperar esta sierra asolada. Por desgracia, no está a la vista del gran público que viene a pasear por el parque y eso ha influido en la inacción administrativa. Es sobrecogedor, que transcurridos ya 15 años, no exista regeneración alguna de masa arbórea. Únicamente los arbustos crecen formando extensos romerales y aislados permanecen erguidos los escasos pinos que se salvaron de la catástrofe. La erosión hace estragos en el poco suelo fértil restante, que desaparece tras cada lluvia, arrastrado por la escorrentía. Paraje degradado, laderas desprovistas de tierra, troncos calcinados, grandes extensiones despojadas de vegetación y rocas desnudas, aparece como el esqueleto de un bello cuerpo antaño, hoy descarnado y consumido por la enfermedad.

Recomiendo una visita a esta zona pues hemos de ser conscientes de la brutalidad de los incendios forestales y las irreparables consecuencias que tienen sobre nuestro hábitat.

El acceso para caminantes es muy difícil pues se encuentra muy alejado de carreteras o pistas de acceso abierto para vehículos particulares y que faciliten así la aproximación. La forma menos gravosa para caminantes, es hacerlo desde la antigua casa forestal de los Casares. Desde este punto parte una pista forestal en buen estado, desde la que tendremos, durante todo el recorrido, hermosas vistas del pantano del Tranco y toda la sierra de Segura. Esta pista nos lleva hasta las ruinas de la cortijada de las Lagunillas.

Entraremos a la cortijada por la llamada Era Alta, dejando a nuestra derecha la fuente del Chorrillo. A nuestra izquierda el Morro dela Covacha y la Covachilla que da nombre al promontorio. Al llegar al Torcal, un gran acúmulo de rocas nos giramos a nuestra derecha hasta el manantial de las Lagunillas. Tras refrescarnos volvemos al Torcal y siguiendo por la pista en sentido este llegaremos al llamado Boquete de Enmedio o Barranco Lácer, del que parte un antiguo camino, que bordea la cara este (en umbría) del Morro del Agreal y que nos lleva a la cuerda del macizo del Almagreros. Ésta separa nominalmente las sierras de las Villas y Segura.

El topónimo de Almagreros proviene de la existencia, entre la piedra caliza, de vetas de un mineral rojo llamado almagre (es la hematita) y que era usado, tras molerlo y mezclarlo con grasa, para marcar ovejas y cabra de un tinte de color sangre y que servía para identificar los animales de cada ganadero. Es un recorrido largo y el ascenso hasta la cumbre de los Almagreros compleja y dificultosa, por lo que sólo se recomienda para personas habituadas a caminar y con nivel medio-alto. Estamos en una zona de protección Grado A, es decir la mayor figura de protección por lo que hemos de ser escrupulosamente respetuosos con la flora y fauna del entorno.