Veinte años del único atentado de ETA en Jaén

La banda terrorista hizo explotar el 11 de julio de 1996 un artefacto de escasa intensidad en el exterior del Parador

09 jul 2016 / 11:07 H.

Hace veinte años, ETA atentó por primera y única vez en territorio jiennense. Fue a primera hora de la mañana de aquel lejano 11 de julio de 1996, cuando la banda terrorista hizo estallar un artefacto de escasa intensidad en el Parador Nacional del Castillo de Santa Catalina. Afortunadamente, solo causó daños materiales. Destrozó un arbusto plantado junto al pabellón comedor y los cristales de varias ventanas del edificio. Eso sí, el atentado causó una gran conmoción en Jaén y una extraordinaria repulsa social. Miles de jiennenses salieron a la calle al día siguiente para mostrar su rechazo con una gran pancarta en la que podía leerse “Jaén por la paz y contra el terrorismo”.

La explosión en el Parador Nacional de la capital tuvo como antecedentes acciones terroristas en Almuñécar y en Granada. Aquel caluroso verano, la banda había puesto en marcha una campaña contra objetivos turísticos de Andalucía. Por ello, los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado estaban en alerta. Sobre las nueve menos cuarto de la mañana de aquel jueves, se produjo el aviso. Una voz masculina que dijo hablar en nombre de la banda terrorista anunciaba que un artefacto iba a explotar cuarenta y cinco minutos más tarde en el Parador Nacional del Castillo de Santa Catalina. Miembros de la Policía Nacional y de la Policía Local desalojaron a las cuarenta y cinco personas —entre clientes y trabajadores— que se encontraban en las distintas dependencias del parador. A la media hora del aviso telefónico, no quedaba nadie en el recinto. Entonces, el Parador tenía 30 habitaciones ocupadas, aunque la mitad de los inquilinos se habían marchado sobre las ocho de la mañana para visitar la capital jiennense. Por eso, en el momento de los hechos, solo se encontraban en el parador unos veinte clientes de nacionalidad española, belga, francesa, canadiense e italiana, entre otros.

La detonación, tal y como se anunció, se produjo a las nueve y media de la mañana. Solo se produjeron daños de escasa consideración en el arbusto bajo el que se había colocado el artefacto explosivo y en los cristales próximos. La investigación posterior puso al descubierto que la bomba de ETA era una fiambrera cargada con unos 250 gramos de amonal.

Los trabajadores del parador vivieron verdaderos momentos de pánico, sobre todo, cuando fueron evacuados y pudieron oír la detonación desde el cruce de Caño Quebrada —a menos de un kilómetro del Castillo—. Inmediatamente, se puso en marcha un dispositivo en el que intervinieron 350 miembros de las Fuerzas de Seguridad del Estado y de la Policía Local de Jaén. Asimismo, se unió a la intervención un grupo especializado en explosivos que se trasladó en helicóptero desde Granada. Tras la explosión se llevó un intenso rastreo en las inmediaciones del parador y del Castillo de Santa Catalina de la capital. Sin éxito. Posteriormente, se vinculó al etarra Gorka Palacios con esta oleada de atentados.