Valle Elena Gómez Herrera: “Hay un secular abandono”
La primera mujer que dirigirá los jueces jiennenses asume el cargo con ilusión y con numerosos asuntos pendientes

Las respuestas a las preguntas apuntan a una mujer reivindicativa con lo que es de justicia, una jiennense comprometida con su tierra y dispuesta a arrimar el hombro por el bien común. Valle Elena Gómez Herrera ya es, oficialmente, la primera decana de los Juzgados de Jaén. Asume el cargo con responsabilidad y con mucha ilusión por convertir el campo en el que se mueve en un referente en España. La magistrada romperá moldes.
—¿Ser decana de los jueces de Jaén es un camino o una meta para usted?
—Realmente, creo que el Decanato que asumo es uno de los retos más sugestivos a los que se puede enfrentar un profesional de la judicatura, y más si se trata de una mujer como es mi caso. De lo que estoy segura es de que no es una meta en sí mismo, en el sentido de que en materia de intendencia judicial nada hay acabado, más bien es un itinerario, una obra siempre inconclusa en la que cabe mejora.
—¿Qué funciones tiene un juez decano?
—Las funciones del Decanato son básicamente de coordinación de los servicios judiciales de nuestra demarcación. Por decirlo en términos jurídicos, el decano de los jueces es un “primus inter pares” que asume labores organizativas de los distintos juzgados en materias como asegurar el adecuado funcionamiento del servicio de guardia, convocar la Junta de Jueces, legalizar los libros de intervención pública, velar por la utilización adecuada de las dependencias judiciales o el reparto de asuntos judiciales, entre otras.
—¿En qué influye que sea una mujer la que tome las riendas de esta dirección?
—No es una cuestión de género. Si bien, creo que la sensibilidad femenina a la hora de abordar los asuntos representa un plus para encarar con cierta flexibilidad aquellos temas más complejos o conflictivos. Y, además, supone una satisfacción que las mujeres accedan a puestos de responsabilidad en los que implementar su cualificación, su aptitud y su manera dialogante de ver las cosas, eso sí, sin renunciar a la contundencia cuando sea necesario.
—¿Qué significa para usted, después de una trayectoria como jueza, esta elección?
—Para mí representa un paso relevante en mi trayectoria como profesional del Derecho, ya que al margen de la función propiamente judicial de juzgar y hacer ejecutar lo juzgado, asumo una faceta organizativa y representativa que es crucial en el Poder Judicial del siglo XXI, en un Estado de Derecho.
—¿Qué le hizo presentarse?
—Primero, la necesidad de aportar mi granito de arena en la función pública, contribuir al avance y mejora de la Administración de Justicia en Jaén y contar con el apoyo y el impulso de los dos compañeros que me han precedido en el ejercicio del Decanato.
—¿Cómo ve la Justicia?
—Si tomamos como referencia la Memoria del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, podemos estar razonablemente satisfechos de cómo funciona la justicia en Jaén. Los datos de la Memoria, en este y en años anteriores, son elocuentes. Y es en lo poco que Jaén destaca en la comparativa con otros ámbitos; donde ya se sabe que somos la Cenicienta. Además, quisiera destacar que la curia jiennense, los profesionales y agentes jurídicos de Jaén están a la altura de las circunstancias y de lo que de ellos se espera. La cordialidad es una máxima que está presente en las relaciones entre profesionales, a lo que se une el esfuerzo de cada uno de mis compañeros en su trabajo cotidiano.
—¿Qué necesidades son las más acuciantes?
—Una de las necesidades más acuciantes en materia de infraestructuras es remediar el secular abandono de Jaén. Tengamos presente que hace más de quince años que esperamos la Ciudad de la Justicia en Jaén, y todavía no parece cercana la solución. Somos conscientes de que Jaén merece tener un complejo judicial acorde con la calidad de sus profesionales y de los derechos de su ciudadanía. Además, vamos a empeñar nuestro esfuerzo en la creación de más órganos judiciales para atender las exigencias de nuestro entorno, de manera que se pueda descongestionar, en alguna medida, la sobrecarga que padecen los Juzgados de Jaén. Sobrecarga que recae en mis compañeros de judicatura, quienes se ven sometidos a jornadas interminables para resolver asuntos de relevancia en tiempo récord.
—¿Será usted reivindicativa con las administraciones?
—No lo dude. Entre mis prioridades está reunirme periódicamente con los responsables de justicia e intentar balancear lo logrado y lo pendiente. En este aspecto quisiera incidir en que la autocomplacencia no está en mi vocabulario.
—¿Está politizada la Justicia?
—Desde luego, la Justicia que yo conozco no está en absoluto politizada. Otra cosa es que se pretenda judicializar asuntos que son de otro ámbito. La independencia es uno de los principios constitucionales que más claro tenemos los integrantes de la Carrera Judicial. Basta con atender al sistema de acceso a la judicatura en nuestro país mediante la objetividad de una severa oposición.
—¿Cree que la Justicia está abierta lo suficientemente a la sociedad?
—En este campo hay margen de mejora. Quizá sea necesario apostar por un mayor conocimiento mutuo y acercar la labor judicial a la ciudadanía.
—¿Qué opina de los que dicen que los jueces viven aislados de la sociedad y en un pedestal?
—Pues creo que es una afirmación infundada. Los jueces somos personas como cualesquiera otra, pese a la cualificación técnica exigida para nuestra profesión. Pertenecemos a la sociedad como uno más, con las mismas preocupaciones e inquietudes que el ciudadano medio. Si bien, la especificidad y la repercusión de su función puede generar esa percepción. Pero estoy convencida de que un juez que permanezca ajeno a la realidad social que lo circunda, hará un flaco favor a su tarea.
—¿Cree que es viable la construcción de la Ciudad de la Justicia en el lugar elegido?
—Carezco de cualificación para pronunciarme sobre el espacio físico elegido, pero quisiera pensar que sí.
—¿Es necesario un incremento de la plantilla en determinados órganos jurisdiccionales?
—Sí. Y será una de nuestras reivindicaciones.
—¿Cuál es su sueño profesional?
—Lograr que se dote a Jaén de los medios necesarios para el recto ejercicio de la función judicial, como sería propio de un país avanzado. En lo concreto me gustaría que la Ciudad de la Justicia en Jaén sea una realidad más pronto que tarde. En definitiva, mi aspiración para este cometido en el Decanato es que se cumpla el derecho, y que la justicia sea un servicio en pos del progreso social y el bien común.