“Una lucha como la ITI no puede acabar en un cajón de trileros”

SUSANA DÍAZ, secretaria general del PSOE en Andalucía

18 oct 2020 / 15:40 H.
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Le faltan los abrazos y el saludo cariñoso que, en tiempos de pandemia, se queda en la mano en el corazón y en la mirada. El resto sigue igual. Un pacto de Gobierno hizo que, en un abrir y cerrar de ojos, pasara de ser presidenta de la Junta de Andalucía a líder de la oposición y, con humildad y la cabeza alta, se pasea por las ocho provincias para trasladar un mensaje transparente que repite como un mantra. Susana Díaz Pacheco (Sevilla, 1974) tiene claras cuáles son las necesidades de los jiennenses y, desde el posicionamiento que los andaluces le dieron en las últimas elecciones autonómicas, lucha por conseguir justicia en una tierra necesitada de discriminación positiva. Ella siempre es noticia.

—¿Cómo lleva esta situación?

—Con responsabilidad, con compromiso y sin dejar de pensar ni un minuto que demasiada gente lo está pasando mal, que hay alcaldes y alcaldesas al pie del cañón, familias con un desasosiego enorme, empresas con incertidumbre y docentes y sanitarios dándolo todo. Eso no te lo puedes quitar ni un minuto de la cabeza.

—Hubo críticas a su ausencia durante el confinamiento. ¿Cómo vivió todo aquello?

—Acababa de dar a luz y, así y todo, yo di a luz el 18 de febrero y en los primeros días de marzo, cuando me llamó el presidente de la Junta, fui y me puse a su disposición para lo que necesitara. Me sorprendió que durante todo el confinamiento no nos llamara, no nos pidiera el más mínimo apoyo, al menos desde la experiencia de lo que podíamos aportar y de lo que podíamos colaborar en un momento francamente difícil. No lo entendí, porque en España pedían la colaboración de todos, tanto Casado como Moreno Bonilla, y en Andalucía despreciaban la lealtad, la mano tendida y el diálogo que les ofrecíamos los socialistas.

—¿Por qué?

—No sé, yo creo que este Gobierno ha pecado de soberbia. El talante no acompañaba las palabras, porque el tono es de soberbia con la oposición, deslealtad con los ayuntamientos, con las diputaciones y, al final, la situación se les ha desbordado. Andalucía ha ido desde un confinamiento donde no estábamos mal en comparación con otros territorios a una situación a peor donde, siendo los que menos pruebas hacen de España, es donde más incremento se está produciendo de contagios.

—¿Cómo ve, en líneas generales, la gestión del Gobierno andaluz en esta pandemia?

—Ha sido una gestión mala, con falta de previsión, con falta de protocolos, con falta de rigor y con falta de transparencia. Todo eso ha desencadenado en que los andaluces están peor que en el confinamiento, los servicios públicos en una situación de colapso, los colegios los están sacando a pulso los docentes en sus hombros y el número de contagios se está disparando porque ni hacen pruebas ni hay rastreadores. Se les ha ido de las manos porque no hay nadie al frente del volante. Se dan situaciones como doce mil niños que no tienen comedores escolares, miles de sanitarios pasándolo fatal en la atención primaria, mayores y menos mayores que no pueden ir al médico y, en general, difícil.

—¿Y la del Gobierno central?

—Ha habido una diferencia, para mí fundamental, que es la humanidad. Los ERTE, los apoyos a los autónomos, a las empresas para que no cierren y para la gente no se quede en el paro... Eso es humanidad y sensibilidad. Yo viví la crisis difícil cuando el Gobierno de Rajoy decidió rescatar a los bancos y dejar a las personas en el camino y lo que esperaba del Gobierno de España es lo que está haciendo, porque un país entero se hipotecó entonces y dejó a la gente en el camino y ahora se hipoteca para salvar a la gente.

—¿Cree que en la gestión de la covid-19 en Madrid se ha mirado más la política que la gente?

—El camino de Díaz-Ayuso, de Casado y de Moreno Bonilla de la política de confrontación es lo que menos falta hace ahora. Esto ya no va de política, esto va de la vida de las personas. Desgraciadamente, Díaz-Ayuso ha abierto un camino de crispación y enfrentamiento que es el que sigue ahora el Gobierno de Andalucía y, cuando estás en eso, no atiendes a las personas.

—Usted ha criticado públicamente que se tenga en cuenta el aforo en los bares y no en los colegios. ¿De verdad cree que las aulas no son seguras?

—Lo ha dicho el propio presidente de la Junta, no solo yo. No podía entender que en un año en el que no hemos ido a la playa de la misma manera, no vamos a los bares igual, no entramos en los supermercados de la misma forma, en cambio hay más niños en las aulas de los que había antes de la pandemia. Eso no se puede entender. Y, desgraciadamente, en un mes han cerrado quinientas aulas, hay doce mil niños sin comedores escolares y un estrés en los docentes, porque está en sus hombros enseñar a los niños y protegerlos, porque la Junta de Andalucía no ha hecho bien sus tareas y ha tenido todo el verano para poder planificar, haber reducido la ratio, incrementar las medidas de seguridad, desdoblado grupos... En cambio, parecía que el día 10 de septiembre le iba a llegar a todos los niños, pero no al Gobierno andaluz.

—¿Cuál ha sido su aportación a la gestión de la pandemia?

—Nosotros hemos hecho propuestas permanentes. Yo creo que la primera aportación es la que tiene alguien que está al frente de lo público, aunque sea en la oposición, que es la voluntad de diálogo, acuerdo y entendimiento, y esa la he tenido desde el minuto uno. Nuestro ánimo ha sido el de ayudar, de arrimar el hombro, dialogar y pactar. Segundo, con propuestas y medidas que iban directamente a mejorar la vida de la gente. En Educación, por ejemplo, pedimos catorce cosas muy concretas que habíamos pactado con toda la comunidad educativa y que se podían hacer, no estábamos pidiendo la luna, sino cosas factibles. En el ámbito sanitario, reforzar la atención primaria. Hoy los andaluces pasan el quinario para ir al médico. Ya está colapsada y, al final, se saturarán las urgencias hospitalarias. Y, en materia de empleo, los ERTE han salvado a miles de familias y trabajadores, pero hay empresas que lo están pasando mal a las que no puede olvidar el Gobierno de Andalucía. Aquí comienza la campaña de aceituna y los trabajadores demandan en las cooperativas, en las almazaras y en las empresas, con razón, más test rápidos, más medidas de prevención, colaborar para que lo que ha pasado en otras comunidades no pase aquí. Lo último que he conocido es reducir a la mitad los albergues de temporeros este año en la provincia de Jaén, cuando hacen más falta que nunca, porque hay que ayudar a que estén bien protegidos y no haya cadena de contagios.

—¿Qué le dicen los alcaldes?

—Que tienen un abandono tremendo. Están mendigando en las puertas de los centros de salud para conocer los datos de sus pueblos y municipios. Los delegados de la Junta no les cogen el teléfono, nadie los atienden, y lo único que quieren es transmitir las necesidades de sus vecinos. No olvidemos que los ayuntamientos son, en estos momentos, las instituciones más valoradas por la gente.

—¿El mensaje que traslada es que Andalucía va a peor?

—Desgraciadamente, llegamos de la peor manera a la segunda oleada de la pandemia.

—¿Cree en la estadística que emite cada día Salud?

—Es imposible creer en la estadística de alguien que no hace pruebas. Solo nos gana Ceuta y Melilla en hacer menos pruebas que nosotros. Así y todo, estamos a la cabeza, por detrás de Madrid y Cataluña, en número de contagios.

—¿Cómo se ve en la oposición después de casi dos años en ella?

—Con mucha humildad, aprendiendo todos los días, con más cercanía. Teníamos claro que nuestra hoja de ruta era crear empleo y proteger los servicios públicos, pero hay elementos que, cuando volvamos al Gobierno, tendremos que profundizar y mejorar, y eso nos lo está dando la oposición.

—Las últimas encuestas muestran una tendencia favorable al equipo del presidente...

—Bueno, se la ha hecho Bendodo, le podía haber dado los 109 ya, porque nos ha costado 120.000 euros a los andaluces pagar una encuesta para quedar bien con su jefe. Tiene la misma credibilidad que el señor Bendodo, ninguna.

—¿Cree que la división de Ciudadanos le pasará factura?

—Yo no me meto en cuestiones internas de otros partidos, a diferencia de lo que a los demás les gusta hacer en el PSOE, pero cuando esas diferencias internas se traducen a la gestión del Gobierno, incluso con ceses, caos y situaciones como la que estamos viviendo, sí me preocupa. Imagínese, delegados de Educación que duran cinco horas en el arranque del curso, ceses masivos porque tienen diferencias internas y nombramientos que dejan mucho que desear con unos antecedentes francamente malos para un partido que venía regenerar. Eso, evidentemente, impacta en el Gobierno y en la calidad de los servicios que presta el Gobierno.

—¿Ha pensado en pergeñar una moción de censura?

—No estoy en la política del regate corto, en absoluto. La responsabilidad la tenemos que poner al servicio de la gente. No estamos pensando en nosotros, los socialistas pensamos en qué necesitan los andaluces. Ahí no nos vamos a distraer ni medio minuto.

—¿No cree que la dura crítica puede dificultar el diálogo?

—La mayor lealtad que se le hace a un Gobierno es decirle aquello en lo que falla y tenderle la mano para que lo corrija. Hemos hecho lo más importante que puede hacer un partido en la oposición, además mayoritario porque ganamos las elecciones, que es ofrecernos a pactar un presupuesto y hasta eso se nos ha rechazado.

—¿Por qué?

—Porque están más cómodos con la mano de la ultraderecha que con la del Partido Socialista. Lo tienen aprobado, por eso no se han querido sentarse con nosotros. La única reunión a la que fuimos fue un paripé, nos han intentado engañar a todos y pondrán un trágala, pero el PSOE no lo va a aceptar. Lo único que estábamos pidiendo era proteger el empleo, la sanidad, la educación, que no se sacaran recursos de la pública para mandarlos a la privada. Lo que pedimos fue el sentido común, lo que la gente exige.

—¿Esas son sus líneas rojas?

—Sí, las que tenemos desde el primer momento, pero están más cómodos con la mano de Vox. Aparte de que le deben el Gobierno, se sienten cómodos porque comparten muchos postulados, como los ataques a la memoria histórica, a las dos mil asociaciones de mujeres que hacen un trabajo en el mundo rural fantástico, enorme, de visibilidad, de conciliación, de acceso a la información... ¡Han llegado a llamar violencia ultrafamiliar a la violencia de género!

—¿El último Consejo de Gobierno celebrado en Úbeda dio alardes de un vuelco especial con Jaén. ¿Qué opina de la acción de la Junta en esta tierra?

—Han pretendido engañarnos a todos cambiando partidas de sitio y anunciando cosas que ya habían anunciado semanas atrás con otros nombres. Lo que no entiendo y no comparto es que quiten la verdadera inversión que dejamos aprobada de la ITI de Jaén. Nosotros hicimos un esfuerzo enorme, la dejamos aprobada en 2018 y no es justo que ahora nos vendan que van a meter el dinero del Plan Aire, que eso era del plan de empleo juvenil, que metan inversiones que nada tienen que ver con la ITI, que estaba pensada para devolverle exclusivamente a la provincia de Jaén las necesidades de inversión que tenía, que tiene y que son de justicia. Yo creo que no pueden engañar a la gente, vender humo, y lo que tienen que hacer es comprometerse.

—La ITI se vendió como una oportunidad para revolucionar la provincia...

—Y lo es...

—¿Habla en presente?

—Sí, lo es porque es un compromiso nítido y claro abanderado por el Gobierno del Partido Socialista, por el presidente de la Diputación, Paco Reyes, por los alcaldes y los sectores económicos y sociales de la provincia, junto con el Gobierno de España. Yo creo que una lucha como esa, que tiene un retorno importante, no puede caer en un cajón de trileros donde nos engañen con otras cosas que no son la ITI.

—La ITI eran 223 millones de euros del Gobierno autonómico y faltan los 220 del Ejecutivo central. ¿Qué pasa con ellos?

—La partida de Andalucía la dejamos aprobada y la del Gobierno de España fui yo misma la que negocié ese proyecto y me encargaré de seguir apretando para que esos recursos lleguen a Andalucía. Nosotros no vamos a renunciar a nada, dependa de quién dependa.

—¿Hace falta más financiación, tal y como reclama la Junta?

—Y también estaremos en eso. Se lo reclamamos a Rajoy y a Pedro, la única diferencia es que Rajoy no nos escuchó y ahora están llegando más fondos a Andalucía que en los últimos años, siete mil millones.

—También por culpa de la pandemia. ¿No cree?

—Evidentemente, pero eso se tiene que traducir en bienestar, en mejora de los servicios públicos y más empleo, porque dinero va a haber, pero se tiene que gastar bien.

—No fue posible en su mandato poner en funcionamiento el tranvía. ¿Cree en el proyecto?

—A mí no me dejó el alcalde del PP, fueron todo problemas y dificultades cuando la voluntad política del consejero Felipe López y mía era total. Ahora hay un alcalde que quiere hacerlo y yo espero que la Junta de Andalucía al menos ponga en marcha lo que dejamos terminado y eso sea una realidad.

—¿Qué opina del posicionamiento de la Junta en la reforma de la política agraria, la PAC?

—Lo primero que tienen que hacer es sentarse a la mesa, como les ha pedido el ministro, con voluntad real de negociar. Aquí tenemos una mala experiencia, que fue cuando nos tocó con el Partido Popular y con el ministro Cañete la gestión de la última PAC, en la que la provincia de Jaén perdió 272 millones de euros. Para nosotros fui muy duro. Espero que los herederos de aquello, ahora colaboren y dialoguen en la defensa de los que menos tienen.

—Se especula mucho con respecto a sus relaciones con Pedro Sánchez. ¿Cómo están realmente?

—Todo el mundo sabe ya que son buenas y, además, que responden a la necesidad que tienen los andaluces y los españoles.

—Entonces, si tiene mano con Pedro Sánchez, ¿hará lo posible para atraer inversiones a Jaén?

—Él está muy comprometido con Jaén y con Andalucía y lo va a demostrar en los próximos presupuestos. Recuerdo lo que tuvimos que pelar en los que todavía tenemos de Cristóbal Montoro y cuánto perdimos.

—Usted ha dicho por activa y por pasiva que su intención es quedarse en casa y recuperar el Gobierno de Andalucía. ¿Cuenta con el respaldo de los suyos?

—A eso aspiraré cuando llegue el momento, a que el cariño, el esfuerzo y la ilusión de mis compañeros nos permita volver al Gobierno de Andalucía porque la gente lo necesita.

—Insisto, ¿siente el respaldo?

—Cuando llegue el congreso, todos decidirán libremente, yo espero contar con ese apoyo y cariño, pero no estoy pensando en mí, sino en que toda la energía tiene que estar al servicio de lo que necesitan los andaluces.

—¿Cree, entonces, que Felipe Sicilia se ha precipitado al postularse como candidato?

—Todos los compañeros y compañeras tienen la libertad de manifestar, llegado el momento, lo que deseen y yo lo haré con respeto.

—¿Le ha molestado?

—No pierdo ni un solo minuto en lo que no sea trabajar en lo que está cayendo, no quiero estar en otros debates.

—¿Sigue respaldada por la dirección provincial?

—Sí, y además el calor y el cariño de todos mis compañeros, porque ellos saben que somos la garantía para mucha gente.

—¿Y por Ángeles Férriz?

—Todos mis compañeros lo están dando todo en el Parlamento, Ángeles Férriz también, igual que Felipe López, Mercedes Gámez, Jacinto Viedma... Estoy muy agradecida a los treinta y tres diputados y diputadas que lo están haciendo con mucha humildad en los bancos de la oposición.

—¿Qué pide para Jaén?

—Lo que es de justicia, el trato que merece y necesita.

Jaén