Una historia digna de un guion de “Loca Academia de Policía”
Sin cinturón, con móvil, una cerveza que tira en un instituto y meada en la calle

Una patrulla de la Policía Local de Jaén denunciaba vehículos que estaban mal estacionados en la Avenida de Arjona cuando lo que parecía un día de trabajo habitual se convirtió en un relato rocambolesco. De repente, los agentes observaron al conductor de un turismo que pasaba por su lado mientras consultaba el teléfono móvil, lo llevaba en una mano e iba sin el cinturón de seguridad. En un principio, no lograron darle el alto debido a la velocidad que llevaba el coche. No contaban con que el conductor les iba a dar una nueva oportunidad de multarlo. Hizo un cambio de sentido y volvió a pasar de nuevo junto a los policías. El agente, que ya lo esperaba, comprobó que ya no llevaba el móvil en la mano, lo había cambiado por un litro de cerveza. El infractor seguía sin ver a la patrulla que trataba de darle el alto.
Unos metros más adelante, estaciona el vehículo sobre un paso de peatones, se baja con una lata de cerveza en la mano, la arroja dentro del recinto de un instituto y empieza a orinar en la fachada del centro educativo. El agente hizo gala de su paciencia y esperó a que terminase de vaciar la vejiga. Acabó, se dio la vuelta y se sorprendió al percatarse, por fin, de la presencia de los dos policías. Los agentes instruyeron diligencias penales por un presunto delito contra la seguridad vial al dar 0,85 miligramos por litro de alcohol en sangre en la prueba de alcoholemia. También lo denunciaron por utilizar el teléfono móvil mientras conducía, además de por no utilizar el cinturón de seguridad, estacionar encima de un paso para peatones, arrojar basura fuera del contenedor y miccionar en la vía pública. Un completo, vaya. La Policía Local comparte la historia en su perfil oficial de Facebook, donde juran decir toda la verdad: “Prometemos que en esta historia es todo cierto”. Desde luego, hay historias que merecen ser contadas, más que por ser noticiosas, por su carácter inusual y, por lo tanto, extraordinario. Y como hay historias que deben ser contadas, también hay días en los que es mucho mejor no levantarse.