Una bomba en la Circunvalación

La Policía investiga de dónde salió el explosivo

05 may 2018 / 10:38 H.

Ni veinticuatro horas antes, los vecinos del barrio de San Juan se habían manifestado a escasa distancia de, donde ayer, sobre las siete y media de la mañana, recién amanecido, apareció una granada, de las que se adaptan a los fusiles para dispararlas. Fue en la Carretera de Circunvalación y estaba, entre dos coches, que se encontraban estacionados en el carril que sube hacia el monte de Santa Catalina, frecuentado por deportistas y por agricultores y ganaderos. Al otro lado de la calzada está el acceso a la calle Buenavista. Es una zona de muchas viviendas y transitada, por lo que, de haberse accionado el artefacto, podría haber ocurrido una desgracia, como afirmó el portavoz del Cuerpo Nacional de Policía en Jaén, Diego Moya; hay que tener en cuenta que se trata de un proyectil antitanque. A la Policía Nacional no le cuadra el “olvido” de este peligroso artefacto, con su carga intacta, listo para ser usado. En algunas casas, hay coleccionistas que tienen este tipo de proyectiles vacíos, sin posibilidad alguna de causar un accidente, como el que tiene una escopeta descargada en la pared, pero esta pieza es algo mucho más extraño de ver. Por ello, el Cuerpo tiene en marcha una investigación, para tratar de localizar al dueño o dueños.

El susto fue mayúsculo en la zona después de que un vecino alertara de la presencia del objeto. Hubo que desalojar las casas más cercanas, una veintena, y se cortó la vía al tráfico. Hasta las once de la mañana, aproximadamente, no volvió la calma a las faldas del Castillo. Transcurrieron unas tres horas hasta que los artificieros, llegados desde Granada, culminaron su labor sobre el terreno. El mortero fue trasladado por los agentes hasta el antiguo vertedero municipal de la carretera de Fuerte del Rey, donde fue destruido de forma controlada. En un primer momento, transcendió que, como ha ocurrido en otras ocasiones, la bomba era una de las que quedaron sin explosionar en la Guerra Civil, como las que, de forma más o menos habitual, aparecen, sobre todo, por la zona de Lopera. Pero no era así, el explosivo estaba en perfecto estado y, si por ejemplo, alguien le hubiera dado una patada y, así, se hubiera accionado la espoleta, habría explosionado, con los consiguientes daños humanos y materiales. En este caso, la reacción de la persona que lo encontró fue la adecuada, ya que optó por no tocar la bomba y, directamente, dar aviso a las autoridades, para que activaran el protocolo previsto para este tipo de situaciones.

Los vecinos del barrio, como explica el presidente de la asociación del barrio, Francisco Jesús Castro Liébanas, no salen de su asombro, no entienden a quién se le pudo ocurrir dejar allí la granada.