Un funcionario sufre un pinchazo en la cárcel con una tatuadora ilegal
El vigilante resulta herido al realizar un registro de seguridad en una celda. Se activa el protocolo por accidente biológico

Un funcionario del Centro Penitenciario de Jaén debe someterse a un estricto control médico durante los próximos seis meses después de sufrir un pinchazo con una máquina de tatuajes que uno de los internos ocultaba en su celda. El vigilante se cortó con el aparato, cuya tenencia está prohibida en el interior del recinto carcelario, al realizar un cacheo en las dependencias ocupadas por el recluso. La herida en sí no fue grave, pues no es más que un pequeño pinchazo en un dedo. Sin embargo, puede suponer un riesgo enorme para su salud, pues tiene el riesgo de haberse infectado con alguna enfermedad contagiosa. De hecho, la Dirección del Centro Penitenciario de Jaén ha tenido que activar el protocolo por accidente biológico para descartar este extremo. Un protocolo que se extenderá con exhaustivos controles sanitarios durante, al menos, medio año.
Los hechos ocurrieron el pasado martes en el Módulo 6 de la prisión jiennense, tal y como explican distintas. Al funcionario le fue encomendado el registro de seguridad de una de las celdas, así como de las pertenencias del recluso. En un momento dado, comenzó a inspeccionar el interior de un macuto o mochila de pequeño tamaño. Dentro estaba la máquina ilegal de tatuaje. A pesar de que llevaba los guantes reglamentarios para efectuar el cacheo, el funcionario sufrió el pinchazo con la aguja que lleva ese aparato. “Es que esos guantes no sirven para nada. Son de muy baja calidad y apenas protegen”, denuncia el portavoz del sindicato Acaip en Jaén, Pablo Viedma. Y añade: “Como ha podido comprobarse en este caso, no salvaguardan la integridad física de los funcionarios”. De hecho, el representante sindical aseguran que no son “ni antipinchos ni anticortes”. “Con todos los respetos, son guantes de jardinero”, critica, de forma muy gráfica, Pablo Viedma.
Acaip ha denunciado en reiteradas ocasiones que la indumentaria y los materiales que utilizan los funcionarios de las prisiones españolas no son los más adecuados para la realización del trabajo en el interior de los centros penitenciarios. De hecho, hay que recordar que este colectivo ha protagonizado numerosas protestas contra el Gobierno para exigir mejoras de sus condiciones de seguridad, con lo que se evitarían este tipo de situaciones.
En enero de 2016, la Dirección General de Instituciones Penitenciarias también activó el protocolo de accidente biológico por enfermedad contagiosa en el Centro Penitenciario de Jaén tras confirmarse que un preso sufría tuberculosis. Todos los funcionarios e internos que tuvieron algún contacto con ese recluso debieron someterse a las pruebas de detección de la enfermedad.