Toni Valero: “Aspiramos a estar en un Gobierno de mayoría progresista en Jaén”

El coordinador de IU Andalucía cree en los liderazgos compartidos, en que el modelo económico actual genera periferias discriminadas y que Jaén es una de esas periferias, que debe salir de su situación con un nuevo modelo productivo reindustrializador y cohesionado también con otro modelo de financiación autonómica

13 nov 2022 / 15:13 H.
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LA ENTREVISTA

Juan Antonio Valero Morales nació en Madrid el 13 de marzo de 1981. Es profesor de Historia y desde el 29 de junio de 2019 es coordinador de IU en Andalucía. Cree que las elecciones municipales de mayo de 2023 son trascendentales para lo que luego en las generales se va a jugar España: el futuro de los próximos 30 años, asegura

—La próxima cita son las municipales, ¿cuáles son las expectativas de la coalición en Jaén y Andalucía?

—Estas municipales son fundamentales por dos razones que no siempre concurren. La primera es que se dan a pocos meses de las generales, que van a ser trascendentales. Nos estamos jugando el futuro del país para los próximos treinta años; qué modelo de país queremos y, en gran medida, ya se está viendo a la luz del debate sobre la transición energética necesaria, que se decide en estas generales. Por lo tanto, las municipales ya van a insertar al país en una u otra estrategia. Y en clave andaluza, me parece fundamental que se dé un giro social a la izquierda en mayorías de gobiernos progresistas que den la vuelta a la mayoría absoluta que tiene ahora el PP en Andalucía. Esto debe tener su reflejo en la provincia de Jaén y en Jaén capital. Aspiramos gobernar donde ya lo hacemos, incluso ampliarlos, y aspiramos también a una mayoría de gobierno en la capital, desde una candidatura unitaria amplia, que respondiera a ese electorado que necesita la capital, ganadora y de izquierdas.

—¿Es Podemos un compañero de viaje incómodo?

—Podemos no es un compañero incómodo; es un compañero como otros y otras, que tiene sus particularidades, sus intereses legítimos y sus propias estrategias. Creo que la clave de bóveda, independientemente de si se comparte una estrategia, que no siempre va a ser al cien por cien, es que hay que tener claro que nos conjuremos para mantener una convivencia estratégica; que seamos conscientes de que a pesar de las diferencias hay límites que no se deben cruzar, porque nunca hay que poner en riesgo un espacio progresista de izquierda, transformador.

—¿Qué le pasa a la izquierda que se pelea tanto y que cuando llega unida va con calzador?

—(Risas). Creo que a veces magnificamos según qué diferencias y según qué disputas, aunque no hay que quitarle importancia cuando pueden poner en riesgo el espacio compartido. Un signo diferenciador de la izquierda respecto a la derecha es que somos un espacio político que siempre se cuestiona mucho, donde han de convivir distintas fuerzas y organizaciones, porque llevamos en nuestro ADN respetar la diversidad, incluso como un motivo de fuerza de la izquierda. La clave está en cómo esa diversidad tiene que aprender a convivir en un momento crítico de nuestro país en el que estamos sometidos a innumerables factores de presión como espacio político. El primero es que formamos parte del Gobierno de la nación y tenemos una enorme responsabilidad. Esto nos lleva a debates con mayor trascendencia que cuando estábamos en la oposición. La clave, insisto, está en que mantengamos la convivencia estratégica, porque lo primero tienen que ser los electores y esa mayoría social, nos vote o no nos vote, que está sufriendo las consecuencias de esas políticas antisociales, en este caso en Andalucía, que requieren una respuesta por nuestra parte.

—¿Qué es lo que necesita Jaén con prioridad?

—Jaén tiene una serie de problemáticas estructurales que vienen de lejos y que con las crisis de 2008 y la pandemia han pasado a ser una crisis sangrante. Básicamente, tiene un problema con su modelo productivo, que comparte características con el resto de Andalucía, pero aquí se agudiza con el peso de su sector agrícola. Es fundamental poner pie en pared a los fondos buitres, que están haciéndose con la tierra y arruinando a pequeños y medianos agricultores; y grandes distribuidoras con una política de precios que no favorecen tampoco la continuidad de las explotaciones familiares. Para el cambio productivo, como siempre, es necesaria la reindustrialización, ahora más que nunca. Engarza en este caso con un sentir global: Europa se ha dado cuenta de que no puede seguir dejando la manufactura de la industria fuera de la UE. Jaén tenía una industria automovilística puntera y cuando se cierra —Santana Motor— no ha tenido alternativa. Esto es fundamental para Jaén y redundaría positivamente —por la industrialización— en uno de los problemas de Jaén y de la Andalucía y España Vaciada: el despoblamiento. Jaén pierde del orden de 3.000 habitantes al año, como si un pueblo, más o menos pequeño, desapareciera cada año. ¿Interviniendo en el sector agrario e industrial puede salvarse el despoblamiento? Yo creo que contribuye. Las administraciones también tienen que hacer un esfuerzo por la vertebración territorial mediante el ferrocarril, clave frente a la dependencia energética; reforzar igualmente los servicios públicos coadyuvaría a resolver el problema de Jaén, que es multifactorial y tiene que ver con esos servicios, modelo productivo e inversiones del Estado.

“Jaén pierde del orden de 3.000 habitantes al año, como si un pueblo, más o menos pequeño, desapareciera cada año”

—Hay una mayoría social en Jaén que considera a la provincia agraviada secularmente y de ahí las dificultades de convergencia. ¿Está de acuerdo?

—El problema en nuestro modelo económico como país es que genera periferias. Concentración de capital físico e intelectual cuando técnicos y cualificados se van a determinados sectores ubicados en grandes capitales que reciben, a su vez, las grandes inversiones y concentran el poder político y administrativo. Eso genera periferias marginadas y discriminadas en cuanto a inversiones del Estado y en la actividad económica. Jaén es una de esas periferias. Ahora bien, habría que establecer una identidad que traspase el marco de una sola provincia, porque onubenses, zona norte de Málaga, de Córdoba y Almería encuentran también realidades de periferia. Hay que plantear cómo tener un equilibrio territorial que rompa ese efecto de las periferias, porque si no, erramos en el tiro. Es positivo el debate en torno a qué es la España o la Andalucía vaciada. Me parece que es más justo decir esa España y Andalucía abandonadas. Primero fue el abandono y luego el vaciamiento.

—¿Es el gran reto pendiente un modelo de financiación autonómica que cohesione?

—Es una de las patas, después está en qué se gasta ese dinero. El modelo actual está obsoleto; el autogobierno no es capaz de desarrollarse en toda su plenitud para el desarrollo de su mundo rural, donde Jaén juega un papel fundamental. Bien es cierto que los últimos presupuestos del Gobierno de la nación y los otros anteriores han sido los únicos que han cumplido con el peso poblacional de Andalucía. No obstante, el nuevo modelo de financiación debería poner el foco en el Estado del Bienestar. También en la capacidad recaudatoria. En esta línea, dar privilegios fiscales en Andalucía a las grandes fortunas contraviene el espíritu del Estatuto. La otra pata es cambiar el modelo productivo, que genera desigualdad. Nunca se han transferido tantos recursos como ahora en educación y sanidad y nunca hemos visto en Andalucía tanta derivación presupuestaria como con este Gobierno andaluz hacia lo privado y concertado.

—Segundo mandato del PP. ¿Cree que ha hecho algo bien Juanma Moreno Bonilla?

—Ha ganado con la absoluta, por lo tanto no puedo negar que ha hecho alguna cosa bien. Sería inepto por mi parte no ver eso. Ha sido capaz de capear un temporal dificilísimo. A diferencia de otros gobiernos y líderes, él ha sido capaz de salir limpio y fortalecido. Ha tenido esa capacidad discursiva de ampliar el espacio de la derecha más de lo que se estaba encorsetando en el PP en otras comunidades. Sin embargo, con sus políticas, se ha perdido una oportunidad en la anterior legislatura con los recursos para haber reforzado los servicios públicos, y no fue así. No puedo encontrar virtudes en sus políticas, aunque han sido muy coherentes con su programa, no lo ha traicionado y ha llevado a efecto lo que dijo que iba a hacer: apostar por un peso menor de lo público y por la entrada del sector privado, y ahora por un modelo turístico pretérito y desarrollista que tendrá consecuencias. Su programa no iba acorde con los intereses de la mayoría social y eso se va a acentuar en esta legislatura.

—¿Qué balance autocrítico haría del desempeño de IU?

—El gran error que cometimos en la legislatura anterior, y que ha podido lastrar nuestro inicio de ésta, es que entendíamos, y seguimos entendiendo, que Andalucía requería del empeño de las fuerzas progresistas y de la ciudadanía comprometida para generar una hegemonía social para el cambio serio. Y eso requería también, a su vez, de un proceso profundo y largo. No fuimos capaces de desarrollarlo porque estuvimos demasiado tiempo entretenidos, y lo digo así, en cuestiones que paralizan ese proceso político profundo y necesario. Fue nuestro gran error. Por otra parte, sí marcamos debates importantes en Andalucía con propuestas políticas no siendo la principal fuerza de la oposición en términos numéricos. Ahí estuvimos a la altura...

“Andaluz es quien nace y quien pace en Andalucía, sufre y disfruta en Andalucía, quien quiere para nuestra tierra igualdad, justicia social y fraternidad”

—¿Y que opina de esa reescritura que se está haciendo del andalucismo por la izquierda y por la derecha? ¿O cree que Andalucía no es andalucista?

—No me gustan las batallas de las banderas, de quien es más o menos. Como yo lo veo, andalucismo es una propuesta política universal que no distingue entre el que nace aquí o nace fuera, y que se nutre de una conciencia de desigualdad. Desde esa conciencia histórica nace la reivindicación andaluza. Andaluz es quien nace y quien pace en Andalucía, sufre y disfruta en Andalucía, quien quiere para nuestra tierra igualdad, justicia social y fraternidad.

—¿Cómo están con el PSOE?

—La clave es que el PSOE ha pasado a ser una fuerza de oposición en Andalucía y ha revisado determinados planteamientos. Ahora coincidimos en diversas cuestiones y tiene su reflejo en gobiernos de coalición en algunos ayuntamientos, aunque en otros no, porque no van en línea de políticas progresistas. Lo nuevo es que compartimos Consejo de Ministros. Esto dice muy mucho de la capacidad de ponernos por encima de intereses legítimos de partido y anteponer lo que se estaba jugando el país, y me refiero a la pandemia: vidas humanas y nuestra economía.

—Nacido en Chamberí y criado en Málaga, ¿cómo casa lo castizo con la izquierda? Si casa...

—La familia de mi padre es de El Bonillo, en Albacete, lindando con Jaén. Mi abuelo venía ala aceituna a Jaén. Mi madre es malagueña. Tengo esa raíz que me liga a la España y la Andalucía del trabajo. Mi familia se ha movido por todas partes y le ha movido el trabajo; es lo que ha hecho que naciera en Chamberí, criarme en Málaga, vivir y recorrerme Andalucía. Creo que es lo que mejor la define y en lo que me identifico como andaluz y mi familia como andaluza, el trabajo.

Jaén