Seis años de cárcel al autor del crimen de la calle Vicario

Rubén Á. N. admite que apuñaló a su compañero de piso de forma sorpresiva

26 feb 2019 / 12:35 H.

Seis años de prisión. Esa es la condena impuesta a Rubén Á. N. por matar de una puñalada en el cuello a Rachid Dohab, un marroquí con el que compartía domicilio en una casa de la calle Vicario, en el casco antiguo de la capital. La defensa del hombre alcanzó un acuerdo con la Fiscalía. El procesado reconoció los hechos ante el tribunal y admitió ser autor de un delito de asesinato con las atenuantes de confesión y de drogadicción. Por su parte, el Ministerio Público rebajó a la mitad su petición de castigo que, inicialmente, era de 12 años. De esta manera, se evitó la realización de un juicio con jurado popular.

El conocido como crimen de la calle Vicario se produjo alrededor de las dos de la mañana del pasado 7 de mayo en el interior de la casa que compartían el acusado y la víctima. Ambos estaban acostados en sendos sofás viendo la televisión cuando comenzó una discusión entre ellos. Rachid acusaba a Rubén de quitarle un dinero que, supuestamente, se había quedado. La pelea verbal fue subiendo de tono y el joven marroquí insultó al ahora condenado llamándolo “hijo de puta”. “Rubén le manifestó que su madre estaba muerta y que no le dijera más eso”, recoge la sentencia, que ya es firme. No obstante, volvió a llamárselo por tres veces más.

Eso hizo que Rubén se levantara “súbitamente” del sofá y atacara a Rachid, que estaba todavía recostado. Le clavó un cuchillo en el cuello en el mismo momento en que se estaba incorporando y, posteriormente, le asestó varios golpes en la cabeza con la barra de hierro. El hombre murió poco después desangrado, ya que el corte afectó a la yugular y a la carótida. El procesado llamó dos horas y media más tarde a la Policía Nacional para avisar de lo que había hecho. Después, facilitó el acceso a los agentes y mostró una actitud colaboradora con la investigación. Por eso, se le aplica la atenuante de confesión. La Justicia también estima que concurre otra circunstancia para rebajar el castigo, la drogadicción, ya que el acusado había tomado cocaína.

Rubén Á. N. reconoció los hechos cuando fue detenido. En un primer momento dijo que mató a Rachid en defensa propia. Sin embargo, la sentencia rechaza esta tesis, ya que los forenses habían determinado el ataque mortal fue sorpresivo y que Rachid estaba recostado en un sofá cuando recibió la puñalada. La víctima no pudo defenderse y quedó malherida. Fue, entonces, cuando lo remató con una barra de hierro. De ahí que los hechos se consideren un asesinato y no un homicidio.

Juicio por drogas

Rubén Á. N. salió de la cárcel de Jaén, donde se encuentra cumpliendo la condena por el asesinato de Rachid Dohab, para responder por un delito contra la salud pública. Después del crimen, la Policía entró en la vivienda en la que se cometieron los hechos y halló varias papelinas de cocaína, una balanza de precisión y dinero en efectivo. El acusado aceptó una condena de un año y medio de cárcel. Otra ocupante de la vivienda, Houda R. A., recibió el mismo castigo.