Santa Catalina resplandece

El buen tiempo y un gran ambiente acompañan a la romería de la copatrona

25 nov 2019 / 11:30 H.
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Día grande y luminoso en la capital jiennense. Las nubes de tormenta se marcharon y dejaron a su paso un cielo despejado y con un sol en lo alto. Eran poco más de las diez de la mañana cuando la copatrona de la ciudad, Santa Catalina, inició su recorrido hacia el castillo con su mismo nombre y, durante el camino, las conversaciones se llenaban de comentarios sobre el buen tiempo. Porque parecía un pequeño milagro que, tras la borrasca Cecilia, con tanta agua y viento a su paso, se alejara para dar paso una jornada soleada, con aire frío —eso sí—, pero muy agradable para acompañar a la santa hacia lo alto de Jaén.

Con el acompañamiento de la Agrupación Musical Juvenil María Santísima de la Estrella, la romería partió de la parroquia de San Pedro Pascual, en el barrio de La Glorieta. Decenas de jiennenses esperaban la llegada de Santa Catalina para continuar su camino, junto con la veintena de anderos, hacia el castillo con su mismo nombre. Uno de los momentos más complicados fue al atravesar la calle Los Almendros, con una dura cuesta y el puente en que se muestra el talento y la admiración de esos anderos que pasean a la imagen con delicadeza. Otro de los instantes en los que el vello se puso de punta fue al entrar en la explanada del castillo, donde también es necesario bajar la imagen ligeramente para ser alzada de nuevo con los ciudadanos y visitantes prorrumpiendo en aplausos. “¡Viva esos anderos valientes!”, “¡Viva Santa Catalina!”, “¡Viva la copatrona de Jaén!”. La alegría de los fieles y devotos recibió a la santa en lo alto del cerro, donde todo estaba dispuesto para la misa.

El alcalde de Jaén, Julio Millán, y una amplia representación del equipo de Gobierno y el resto de la Corporación Municipal cumplieron con la tradición de participar en la romería. El alcalde aseguró que “es un día grande de Jaén, que sirve a los vecinos para unirlos en torno a la copatrona y compartir juntos nuestra naturaleza y el entorno del Cerro de Santa Catalina, con la familia y los amigos”. Millán subrayó la importancia de conocer este espacio de la ciudad que, a veces, “no disfrutamos como se merece”, en referencia al Cerro de Santa Catalina.

Asimismo, y por supuesto, no podían faltar las sardinas, migas, chorizos y demás viandas, que fueron el alivio de los romeros, cansados pero orgullosos y felices tras el ascenso. El cerro era un hervidero de actividad, con grandes y pequeños que no perdieron la ocasión para disfrutar de un domingo —con un día de antelación a la celebración oficial— lleno de actividades, con el olor de las sardinas y de los pinos que conservan una tradición arraigada y querida entre los jiennenses.

Jaén