San Ildefonso solicita que se revise el informe sobre ruidos

Aquí no hay quien viva” y no, precisamente, por la excentricidad de vecinos como los de aquella comunidad de propietarios que convirtieron al actor Fernando Tejero en el portero más famoso de la televisión. Los vecinos del castizo barrio de San Ildefonso han tomado prestado el título de la popular serie para sintetizar en grandes banderolas los problemas que sufren como consecuencia de los ruidos de terrazas y bares y cuando, “esporádicamente”, grupos de jóvenes toman la plaza para hacer microbotellones. Por eso, ahora que el PP ha desempolvado el proyecto de semipeatonalización del barrio que trataron de impulsar, en el mandato 2007-2011, el PSOE e IU, y antes de que la situación se les vaya de la mano, la Asociación de Vecinos Puerta del Ángel ha registrado en el Ayuntamiento una petición para que se revise el informe que, en agosto de 2015, concluyó que San Ildefonso no era una Zona Acústicamente Saturada (ZAS).

“La situación ahora no es la misma de entonces y los vecinos ven necesaria una evaluación”, sintetiza la presidenta del colectivo vecinal, Lola Arrebola, que espera que, en lo que respecta al botellón: “Las personas que utilizan el espacio indebidamente sean más cívicas”. Otra cuestión diferente —que ocupó un punto sel pleno ordinario del pasado mes de mayo con la moción incomprendida y compartida solo por el PSOE del edil no adscrito Víctor Santiago— es la conciliar la actividad privada (fundamentalmente, hostelera), con la ocupación de la vía pública que de ella deriva y el descanso de los residentes.

“Nunca se ha estado en ‘contra de’ para nada, pero del desorden sí”, aclara la presidenta de “Puerta del Ángel”, que, cuando habla de una “convivencia” entre la iniciativa privada y el derecho al descanso de los vecinos, no se circunscribe únicamente a los problemas de los que se quejan los residentes desde Año Nuevo a esta parte. Arrebola apunta también el dedo a la colonización del espacio público del barrio en fiestas locales, como San Lucas o la Feria en honor de la Virgen de la Capilla, que se celebra este fin de semana.

“La Feria de San Lucas duró 11 días el año pasado y los laborables las calles estuvieron preciosas, pero el uso del espacio público esas jornadas no genera beneficio para quien hace la inversión y sí un perjuicio para el vecino contribuyente”, señala Arrebola, que, cuando solo quedan escasos días para que comience la feria chica, recupera una demanda vecinal “histórica”: “Se ha pedido con urgencia al Ayuntamiento que dé respuesta a los vecinos de esa manzana con aparcamientos alternativos”.

Durante los días que dura la Feria Chica, la zona “es peatonal” y, como consecuencia: “Tienen que pagar una cochera fuera de su calle o dejar el coche encerrado en la cochera y buscarse la vida de otra manera”. La demanda no ha recibido respuesta. Pero Arrebola no se da por vencida: “Las cosas no tienen nada más que un camino y lo que se pide no es un capricho. Son circunstancias que se pueden mejorar mucho y estamos hablando de vecinos, de contribuyentes”.

En un “documento abierto”, los vecinos trasladaron, recientemente, al equipo de Gobierno local otras “aportaciones” para que, en los eventos, concretamente, “se estudie” la forma de conciliar de la mejor forma posible unos intereses que, a priori, parecen antitéticos. Esas sugerencias están relacionadas con los horarios de la limpieza del viario público y el uso y disfrute de las calles, entre otras. Porque, resume la dirigente vecinal: “Es el momento de aportar y de intentar llegar a la mejor convivencia posible”.