Roturas y humedad en casa por la ruina de la colindante

El patio de la vivienda se encuentra precintado a causa del riesgo

02 ago 2019 / 13:45 H.

Ligadura o señal sellada con la que se cierran cajones, baúles, fardos, paquetes o puertas con el fin de que no se abran sino cuando y por quien corresponda legalmente”. Así es como define la Real Academia Española la palabra “precinto” y esta es la situación ante la que se encuentran Alejandro Bonoso, su mujer y sus hijos, que aún residen en su vivienda en la calle Hornos Negros a pesar del peligro que supone. ¿La razón? El mal estado del bloque de pisos colindante, que está completamente en ruinas, provoca daños en su vivienda, motivo por el que el Ayuntamiento decidió precintar el patio de la casa.

Toda esta historia se remonta a 2011, cuando adquirieron la vivienda. Este vecino de la capital se queja de que el mal estado del edificio que tienen justo al lado —“foco de una infección de carcoma”— provoca daños en su vivienda, por ejemplo, filtraciones. “Mi casa está en perfectas condiciones, solo está mal la parte que pega con el bloque de al lado (el número trece de la calle Hornos Negros)”, declara Bonoso que, además, afirma que no tiene intención de dejar su casa, a pesar de que, según cuenta, le requirieron verbalmente para que lo hiciera. Finalmente, se quedó solo en la notificación de precinto del patio, a la que ha tenido acceso este periódico, emitida por la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Jaén.

“No tenemos dónde ir”, afirma Bonoso, que no entiende la manera de proceder en todo este asunto. Pero, ¿cuándo se dieron cuenta de los desperfectos de su vivienda? “Al año siguiente de adquirirla. Entonces, se filtraban humedades y acometimos una reforma de 9.500 euros. Todo para nada porque está igual”, incide el vecino, que, según su versión, dispone de un informe elaborado por un arquitecto municipal con fecha de 2016 y en el que se pone de relieve el estado de la vivienda colindante.

Tras ello, la “solución preventiva” que tiene sobre la mesa es el precinto del patio de su casa, donde tienen algunos enseres e incluso la lavadora. Esto ocurrió, tal y como cuenta Bonoso, el 17 de julio. Pero, apenas seis días más tarde, llegó la notificación firmada debidamente, según dice, por Urbanismo. Entre los desperfectos que detalla Bonoso se encuentran partes de la fachada que “están a punto de caer”, humedad en algunas de las paredes de su vivienda —solo las que colindan con el edificio ruinoso— y la carcoma, que afecta al bloque abandonado de al lado y que, a fin de cuentas, “también afecta” a la vivienda de Bonoso. “Es un nido de gatos y palomos”, concluye. Él, su mujer y sus cuatro hijos buscan una solución, porque, tal y como declara, “no tienen dónde ir”. En definitiva, tienen el patio precintado y viven allí a pesar del peligro que supone. “Aquí aún no han venido agentes de Policía Local para precintar esta zona de la casa. Esto es muy injusto”, puntualiza un padre de familia que está en paro y muy desesperado con la situación.

El Ayuntamiento ni pincha ni corta en materia privada
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El Ayuntamiento no tiene nada que ver en este asunto. Son dos viviendas particulares y el estado de una, que está abandonada, afecta a otra, a la que se le ha puesto un precinto por temas de seguridad. Así lo indican fuentes municipales tras ser consultadas acerca de este asunto. En este sentido, y según declaran, lo único que se puede hacer desde la Administración local es echarles un cable en cuanto a su realojo. Para ello, deben tramitar una solicitud al Área municipal de Asuntos Sociales y ellos se encargarán de su tramitación tras estudiarla previamente. En otro sentido, el Ayuntamiento no puede hacer nada al tratarse de un conflicto en el que los agentes involucrados son dos viviendas particulares. En esta misma línea, el precinto se levantó por el riesgo que supone para sus habitantes, que ya no deberían estar allí.