Reivindicación del mundo como un hogar para todos

Marcha solidaria para mostrar el apoyo humano a los inmigrantes

17 nov 2019 / 18:30 H.

Solidaridad, empatía, inclusión. Con estos valores latiendo en sus corazones, unas 300 personas —según fuentes de la organización— participaron en la marcha mundial “Compartiendo el Viaje”, una iniciativa que nació en Cáritas Internationalis tras la invitación del papa Francisco de caminar junto a migrantes y refugiados y que se materializó, ayer, en las calles de la capital, enmarcada en la Semana de la Pobreza.

De esta forma, varias decenas de personas se reunieron en el primer punto de encuentro para comenzar la marcha, la plaza de la Concordia, entre las que hubo personas de diferentes nacionalidades, culturas y edades mostrando su incondicional apoyo a esta actividad. Allí, Jesús Castro, quien dirige el Secretariado de Migraciones de la Diócesis de Jaén (organizador de la marcha), declaró que son conscientes de que, en estos momentos, “hay muchas opiniones y movimientos políticos que no traen palabras acogedoras para los migrantes”, sobre lo que apuntó: “Existen prejuicios por cuestiones que no son reales y, por eso, apostamos por una sociedad inclusiva en la que todos nos sintamos con igualdad de derechos”. Por eso, esta marcha se realizó para combatir, con la caridad y la empatía humana, todos esos sentimientos negativos que pueden llegar a rodear a las personas refugiadas e inmigrantes, y demostrar, así, que la sociedad jiennense está con ellos. Purificación Hidalgo, coordinadora del Proyecto Rajab, una de las organizaciones que se sumaron a esta iniciativa, manifestó que esta marcha tuvo el objetivo de “sensibilizar a la ciudadanía para que nadie permanezca insensible ante la realidad sangrante que sufre el planeta”.

Así, esta marcha solidaria caminó en dirección a la plaza de Santa María y, en el recorrido, realizó varias paradas significativas. La primera, en la residencia de las Hermanitas de los Pobres, donde Pedro León, uno de los residentes, leyó una carta de bienvenida a los asistentes, y recordó, emocionado, que él también fue migrante, pues, en 1960 se marchó a Holanda, donde trabajó 5 años. “Sé lo que es estar lejos de la familia, tener otro idioma, hacer los trabajos más duros, añorar nuestras comidas...”, contó. Poco después tomó la palabra el obispo emérito de Cádiz, Antonio Ceballos, quien no pudo contener las lágrimas rememorando algunos de los duros momentos vividos en su etapa en la diócesis gaditana. “Tuve que enterrar a migrantes sin nombre. Estaba emocionado entonces y lo sigo estando. ¡Cuántas veces tuve que asistir a entierros de niños pequeños muertos en el Estrecho!”, compartió. La Marcha Solidaria Mundial hizo otra parada en la residencia La Inmaculada, en la que los residentes dejaron constancia con carteles y sus palabras de la adhesión a la iniciativa. Finalmente, esta iniciativa concluyó en la Plaza de Santa María, donde los asistentes corearon la canción “Todo va a ir bien”, de Luis Guitarra.