Recuperan su vivienda tras más de dos años con inquilinos okupas

Los propietarios pagaron facturas de más de 1.000 euros

04 sep 2022 / 17:14 H.
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Al fin, la familia de Paqui García alcanza la luz al final del túnel. Corredor de oscuridad absoluta por el que llevaban más de dos años sin ningún rumbo estable; solo a la espera de que se hiciese justicia y de poder poner fin a su sufrimiento.

El pasado 15 de agosto, A. A. M. decidió, tras la presión de los vecinos y distintos cortes en el suministro de la luz y del agua de la vivienda okupada, abandonar la misma. Esas son las iniciales del último okupa, después del señor F. J. P. M. y la señora G. P. G., que invadieron la propiedad de los padres de Paqui García, quien reconoció a este Diario que los últimos años han formado parte, tanto para ella como para sus progenitores, de unos de los peores momentos de sus vidas. Sus padres, pese a haber conseguido poner punto y final a dicha etapa, prefieren seguir manteniendo su anonimato frente a la ristra de amenazas que en su día sufrieron por parte de los okupas. “Todo fue muy rápido”, expresa García antes de añadir: “El 15 de agosto recibimos las llaves”.

El desenlace

Paqui García explica cómo los okupas se organizaron durante todo este tiempo como una auténtica mafia. Asevera que, cada vez que se acercaba el día del juicio, abandonaban la residencia para dar paso a otro okupa distinto que supliría su lugar, alegando los primeros que ya dejaron la vivienda y quedando impunes ante la ley.

Por otro lado, García narra cómo la realidad es que aquello era temporal y que seguían viviendo allí. El último juicio, que tendría lugar el pasado 21 de julio, se aplazó una vez más, como García sospechaba, hasta el mes de septiembre. Por suerte, este mes no tendrá lugar el juicio, pues el okupa abandonó el lugar el pasado 15 de agosto ante la presión del vecindario y los cortes en el suministro de la luz y del agua. A pesar de ello, sí queda un juicio pendiente, aún sin fechar, contra los tres inquilinos: el último okupa (A. A. M.) y la pareja anterior (el señor F. J. P. M. y la señora G. P. G.).

“Mis padres ya pueden descansar, aunque seguimos teniendo miedo”

El pasado 15 de agosto, Paqui García quedó en la puerta del domicilio con el okupa, quien cedió a salir por su propio pie de la vivienda y a devolver las llaves. “Mis padres no lo dejaron marchar hasta revisar el interior de su piso, en el que había distintos desperfectos, destrozos e incluso ropa interior de los okupas”, explica García. A pesar de ello, la afectada narra cómo A. A. M. colaboró con la causa, no opuso resistencia e incluso se comprometió a pagar a la familia treinta euros todos los meses, a partir de ahora, para colaborar con los gastos. “Mis padres dudan de su palabra, por supuesto, después de todo el daño que nos han causando estas personas. Yo también, aunque confío en que lleve a cabo lo que promete y aporte algo al daño que ha provocado”, añade Paqui García.

En otro orden de factores, la hija de los propietarios agradece enormemente a Diario JAÉN por ofrecer la visibilidad que el caso merecía y porque, gracias a ello, muchos de los vecinos de la zona se hicieron eco del mismo. “Nuestros pilares principales somos nosotros mismos: la familia. También la abogada que nos ha guiado y sigue haciéndolo, y en los últimos meses, además, todos los vecinos que se han volcado con nosotros y por los que nos hemos sentido especialmente arropados. Ahora, mis padres pueden descansar, aunque seguimos teniendo miedo”, concluye.

Jaén