“¿Qué podemos mejorar para lograr la igualdad?”

Las participantes de la tertulia organizada por Diario JAÉN exponen cómo trabajan desde sus ámbitos hacia la igualdad

28 nov 2024 / 20:01 H.
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Primera pregunta de la tertulia “Mujer y sociedad. Feminismo y empoderamiento”: “¿Qué podemos mejorar cada una desde nuestro ámbito para lograr la igualdad?”

“Tenemos que poner el foco en los maltratadores, en los asesinos, siempre”, comenzaba Francisco Medina en su intervención. “No tanto en ellas, ya que no sabemos en qué condiciones ponen la denuncia, ni cuál es su situación”, explicaba. Pero “¿qué podemos hacer?”, preguntaba la vicepresidenta primera provincial, apuntando que “desde una administración pequeña como es la Diputación, podemos y estamos haciendo muchas cosas”, aunque “el presupuesto de la Diputación de Jaén no es el de la Junta de Andalucía, por lo que es mucho más difícil poner en marcha actividades o políticas públicas relacionadas con la igualdad”, señalaba. Aun así, Medina resaltó dos actividades provinciales. La primera está denominada “Escuela de Feminismo y Empoderamiento”, que surgió, explicaba, “ya que en muchos colegios nos decían que feminismo es lo contrario del machismo”. “Queríamos romper esos tópicos y que se viera como lo que es, y esos avances que nos ha llevado a conseguir”, manifestaba, indicando su satisfacción por una iniciativa en la que “cada vez hay más gente joven”.

En este punto, Medina advirtió sobre “el daño tan grande que hacen los discursos negacionistas que llevamos escuchando desde hace algún tiempo, y que provienen sobre todo de fuerzas de ultraderecha que nos quieren hacer creer que la violencia de género no existe”. “Estoy un poco harta de estar reivindicando lo mismo”: “La violencia de género existe y se matan a las mujeres por el hecho de serlo, y las cifras están ahí”, zanjaba, sacando a relucir “una línea específica” de la Diputación “que habla precisamente de la violencia de género”.

Medina terminó recordando la importancia de las redes y asociaciones de mujeres, por lo que desde la Diputación “llevamos tiempo trabajando en un Consejo Provincial de Asociaciones de Mujeres”, en la que se pretende unificar al tejido asociativo “con formación y actividades”, para que las mujeres de nuestros pueblos “también se sientan más respaldadas”.

En el ámbito judicial, Esperanza Pérez quiso hacer constar que “disponemos de leyes buenas”, aplicándolas “honestamente”, condenando “diariamente a muchos hombres por delitos de violencia de género, tanto por maltrato ocasional, del artículo 153, como del maltrato habitual, del artículo 173, del código penal, así como por coacciones, acoso y amenazas”. Concretamente obedecen a la ley del 28 de diciembre de 2004, que cumple ahora 20 años, apuntaba, que también incluye la aplicación de órdenes de protección, “que se conceden tanto en el ámbito penal como civil”. Así, se “prohibe la aproximación a la víctima, que se comunique, y en caso de reiteraciones incluso se acuerda la prisión provisional”, relató la magistrada. “También se acuerdan medidas cautelares”, prosiguió, así como las medidas de carácter civil, que consisten tanto en conceder a la víctima el uso y disfrute provisional de la vivienda para que viva ella y sus hijos, la pensión en favor de los hijos para que en el periodo que dura el procedimiento tenga la correspondiente compensación económica para que no queden desamparadas, e incluso se priva al presunto agresor del derecho de visitas a sus hijos”.

Por todo ello, la magistrada considera que “las leyes se aplican correctamente”, y que “en ese sentido a la mujer la protegemos con los medios de que disponemos”. Explicó a continuación que “hay que tener en cuenta que existe un artículo, el 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal, en la que los juzgados la previenen de que puede no declarar en contra”. “Algunas veces las mujeres, en el pensamiento de que puede volver con su pareja por las circunstancias que sean, dice que no quiere declarar”, lo que en algunos casos provoca “archivar el procedimiento en base a que no existen pruebas concluyentes para continuar con esa causa”. Así, hizo constar que “se archivan casi un 60 por ciento por falta de pruebas”. En este sentido, incidió en que “habría que asesorar a esas mujeres para que sigan con la causa y no se vean abocadas a un procedimiento posterior”.

Si algo sacó en claro Rodríguez Velasco de su trabajo contra la violencia de género en la Fiscalía es la extrema dificultad de conseguir información de la víctima. “Ellas están fatal. El peor día de la vida de una mujer es cuando va a denunciar. Está en unas condiciones muy malas, ha perdido su autoestima, está aislada por la propia acción del maltratador, no tiene confianza en sí misma y no quiere recordar porque ha vivido olvidando un hecho, el anterior y el anterior... Con lo cuál, la principal testigo de la violencia de género está casi perdido... Y encima interviene el artículo 416 de la Ley de Enjuiciamiento Criminal. Querría que se cambiara entero. Permite a las víctimas no declarar contra su agresor... ¿Es un derecho de ellas o un derecho de ellos? No lo entiendo. Ese artículo se creó para otra cosa, por ejemplo, para una madre que sabe que su hijo es un ladrón y no quiere declarar contra su hijo, pero no es víctima de él”, expresa Rodríguez, que incide en la dificultad de obtener información, un problema que tiene solución: “Los que trabajamos en la lucha contra la violencia de género tenemos que estar coordinados con mayúsculas, hacer una cooperación directa, colaboración... Las tres ces. En Andalucía tenemos un protocolo de 2013. Es muy bueno y no se aplica. Los casos más difíciles los conseguimos con coordinación, con la que logramos información que no es capaz de dar la víctima”.

“En la Universidad tenemos varias patas sobre las que intervenir”, expresaba Esther López para continuar :” Tenemos la pata de la formación, de las personas a las que formamos y también de nuestros colegas, compañeros y compañeras. Existen micromachismos de los que ni siquiera son conscientes. Hay situaciones que uno percibe de manera natural y se normalizan muchas actitudes y conductas. En la Universidad debemos regirnos siempre por la ciencia, sin sesgo y basarnos en cifras. Los datos muestran cómo es la realidad y, a través de la investigación, podemos no solo hacer radiografías, sino realizar propuestas. Desde el punto de vista de la Psicología, ¿qué se puede hacer para reducir las ideas que hacen que la igualdad no se fomente? Trabajar con los hombres y hacer propuestas que verdaderamente se puedan llevar a otro ámbito. Para eso debe haber una colaboración y no quedarnos en el aula o el grupo de investigación, sino sacarlo. Lo hacemos a través de los resultados de las tesis, del trabajo con compañeros y con personas que están en institutos, empresas y otros lugares donde trabajamos”, puntualiza.

Desde el punto de vista profesional, María del Mar Shaw incidió en que lo mejor que puede hacer es “atender bien a las víctimas y seguir informándolas”. Para eso, incidió en que “es necesario, aparte de una formación permanente, entrar en otros ámbitos”. Puso Shaw como ejemplo la Asociación de Mujeres Juristas que preside que, por un lado, pretende “alzar la voz frente a determinados casos que se producen” así como “seguir formándonos de forma interna desde una perspectiva de igualdad”. Otra cuestión, señalaba, es que “las redes entre mujeres son muy valiosas”, ya que “van fortaleciéndolas”, aun siendo “a pequeña escala”.

“Desde la literatura, trabajar mucho la poesía social desde el ámbito femenino, por así decirlo, en las aulas”, comentaba Rosario Sabariego, para además agregar: “Creo que también es un trabajo desde la educación, los cimientos para ser personas respetuosas y responsables es a través de los valores. La poesía, a través de Proyecto Slam, donde los alumnos han participado mucho en colegios como Andrés de Vandelvira, que llevamos todo este tema de la poesía ‘slamer’ y se trabajaron aspectos muy sociales, sobre todo, desde la denuncia social porque, al final, desde la educación y la poesía se pueden hacer un montón de reivindicaciones para dar un toque de atención a la sociedad. A través de la poesía se pueden hacer grandes cosas. Cada vez hay muchos más recitales de poesía donde gente muy joven, hombres y mujeres, chicos y chicas, niños y niñas, participan con temas muchos más concienciados de la importancia que la otra persona que tiene. Es algo de lo que me doy cuenta yo misma: caemos enfermos y nos pedimos nuestra baja médica. Si vas en chándal, esta tiene una depresión...; si vas arreglada, no estará tan mala, pero en un hombre da igual cómo vaya, no se le juzga tanto como a una mujer. Yo eso lo noto en amistades cuando hablamos de este tema. Como la sociedad tiene que dar un cambio a la hora de que las mujeres sean discriminadas solo por el mero hecho de ser mujer. Tenemos que trabajar desde pequeñitos y en los centros educativos no solo en la universidad y, por supuesto, la poesía puede abrir muchas puertas”.



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