Puestos que nunca faltan

No importa que estas fiestas de San Lucas sean diferentes a otras “ferias” de tiempos anteriores a la covid, pero hay una serie de detalles que siempre son fieles a su cita y que dan esa magia que distingue a una feria, o en este caso fiestas, sobre otro tipo de acontecimientos festivos.

Se tratan de negocios ambulantes que por muchos años que pasen, sus generaciones mantienen su actividad comercial con el fin de que perdure el legado que dejaron sus antepasados. Uno de estos negocios es la Chocolatería-Churrería Hermanos Pernía, que recibe a todo visitante justo a la entrada del recinto ferial y que aunque sean fieles a los churros tradicionales, los tiempos cambian y adaptan sus gustos a todo tipo de clientes. Su gerente, Javier Pernía, tiene actualmente 44 años y no recuerda un año sin venir a Jaén por San Lucas: “Tengo 44 años y siempre he estado aquí, ya sea de bebé o chico con mis padres y a partir de los 18 años, cuando empecé a trabajar”.

Procedentes de Dos Hermanas, este negocio tiene en Jaén una de sus fiestas más esperadas: “Es una de las principales que tenemos en el calendario y aquí lo que más gustan son los churros rellenos y aunque antes los teníamos de chocolate, ahora hemos añadido sabores como crema o kinder bueno, pensando sobre todo en el público joven, al que también le gustan mucho los buñuelos”.

Otro puesto que es fiel a su cita con San Lucas es Antonio Hoyos e hijos “Catedral del Sabor”, cuyas garrapiñadas y el turrón son algunos de sus principales reclamos de quienes acuden al recinto ferial. “Este año, al menos, hemos podido hacer algo y esta fiesta es verdad que está más floja, pero ojalá el año anterior hubiera sido este”, señala Sergio Hoyos, quien añade: “La almendra garrapiñada es lo que más se vende, además del turrón duro y el blanco”. Manuel Troya compró uno de esos productos: “Vengo aquí porque son de los pocos que quedan de este tipo”.

Otro producto que consumen mucho los jóvenes, pero también otro público más “adulto” es el vino dulce y eso lo saben muy bien en el puesto de vinos Los Dos Maños, que ya están también en su tercera generación. “Somos un negocio pionero en las fiestas de la capital, pues anteriormente vinieron mi abuelo y posteriormente mi padre y ahora yo, que también soy bastante mayor”, señala Javier Miguel, gerente de este puesto. Procedentes de Fuenlabrada, este puesto de vinos tiene sin alcohol, Pedro Ximénez, palo cortao y el vino clásico gariñena de siempre. “Acabamos de llegar y hemos venido aquí para tomar un poco de vino dulce para empezar la tarde”, señala Francisco Morales.

Y ya de noche otro producto estrella son las patatas asadas y Manuel Arjona sabe muy bien de eso, puesto que lleva 30 años haciéndolas en su puesto: “Tenemos una clientela por suerte muy buena y suelen venir, ya sea para cenar o ‘recenar’ para seguir la fiesta”.

Todos ellos pudieron comprobar, ayer, un periodo poco habitual en este tipo de acontecimientos: tres horas sin ruido. Pero la causa era más que justificada, puesto que se hizo en beneficio de los niños que padecen problemas sensoriales como el Trastorno del Espectro Autista (TEA) y Asperger. Una iniciativa que tuvo una buena acogida, en líneas generales. “Para los padres que tenemos niños a los que les molesta la música y el ruido alto, son imprescindibles porque es la única manera de que disfruten con las mismas oportunidades que el resto de menores, desde la Asociación de Autismo es algo genial”, señala Emilio Guzmán.

Una iniciativa que también cayó bien en feriantes, como apunta Cristofer Prieto: “Es bueno para que aquellos niños que por las aglomeraciones no puedan venir, disfruten de la feria”. Ese mismo pensamiento lo comparte Juan José Zafra, gerente de La Botellita: “Nosotros vivimos de la música, pero debemos apoyar también a los niños autistas”.