Puerta grande para la gran conquista jiennense de Emilio de Justo

Ni Morante de la Puebla ni Alejandro Talavante tuvieron su tarde en el coso de La Alameda y se fueron de San Lucas de vacío

16 oct 2022 / 19:32 H.
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Se llevó las dos oreja, salió por la puerta grande y no obtuvo el rabo porque nadie lo pidió, porque de justicia fue tenerlo en una tarde, la primera corrida de la Feria de San Lucas de la normalidad, en la que Emilio de Justo sembró la apoteosis en la Plaza de Toros de Jaén. Qué bonito fue terminar el espectáculo con buen sabor de boca, porque hubo que esperar hasta el sexto toro para ver rematada la faena y, sobre todo, disfrutar. Casi tres cuartos se llenó el tendido para vivir un cartel único, con Morante de la Puebla, Talavante y el protagonista de esta feria que cierra España, Emilio de Justo. Había ganas de fiesta. Se notaba entre los asistentes, de todas las edades y con esa elegancia a la que hay que acudir a un espectáculo taurino para inmiscuirse en la fiesta. Estuvo bien presentada, con seis toros de ganaderías y encastes diferentes y variopintos, un regalo para el respetable, que tuvo la oportunidad de ver comportamientos y animales distintos, desde las tonalidades negras y blancas de Galache hasta las cárdenas de Pallarés o las más habituales en los ruedos, como son las de Daniel Ruiz, Juan Pedro Domecq o Garcigrande.

El triunfador fue, valga la redundancia, Emilio de Justo en el último toro de la tarde. No se definió en el primer y segundo tercios e, incluso, dejó detalles que hacían pensar en que iba a dar poco juego, pero el torero sorprendió con una capacidad importante para construir una faena premiada con dos orejas. Los allí presentes vieron que pudo apostar al toro, pisar terrenos complicados y dar rienda suelta a técnicas y oficio para construir series, con la izquierda y derecha, de calidad suprema.

<i>Emilio de Justo culmina la suerte de matar con Boticario.</i>
Emilio de Justo culmina la suerte de matar con Boticario.

El toro transmitió en la embestida y Emilio de Justo, en el detalle desde el minuto cero, inició las tandas en redondo, se lo sacó a los medios y supo tener una colocación perfecta para darle series ligadas y reunidas. Teniendo en cuenta que la corrida no andaba por las lides artísticas esperadas, fue una faena con dos orejas justas y con bastante conexión con el público. El artista le bajó la mano, tuvo la valentía de ligar, dejándole los muslos y apostando en redondo. Los toques también fueron los justos, como su apellido, para construir el final y matar al toro como hay que matarlo. En el tercero, su primero, un toro de Pallarés con mucha clase, noble y con una embestida mexicana, muy en la línea de Santa Coloma, comenzó con una entrada despacio en la muleta, eso sí, de calidad, pero le faltó recorrido y deslució. Le faltó un tranco para llegar a la felicidad.

<i>Morante intenta ceñir la toro con la derecha.</i>
Morante intenta ceñir la toro con la derecha.

Empezó la corrida Morante de a la Puebla. Cierto es que el toro de Galache fue el más complicado de la tarde, bastante reservón y con genio para reventar. Lo salvó un punto de nobleza interesante, que permitió al torero dar dos series y casi una tercera con muletazos por la izquierda y por la derecha dignos del aplauso, con el “pero” de que no tuvo series rotundas. Recibió al cuarto toro, su segundo, de una manera Belmontina, con el capote asido por una mano, al más puro estilo de la escuela clásica y con chicuelinas que hacían pensar en el lucimiento, lo que ocurre es que, en el trasteo de inicio, sin el toro apuntarlo en los primeros tercios, le pegó una colada hasta írsele el animal para el pecho de manera incomprensible. Desconfió y, de ahí, las pitadas.

<i>Un buen natural de Talavante, con el toro hocico en tierra.</i>
Un buen natural de Talavante, con el toro hocico en tierra.

En cuanto a Talavante, en su estreno, con ganadería de Daniel Ruiz, estuvo bien con la derecha y con la izquierda, pero no tuvo capacidad de conectar con el público cuando tenía como regalo un animal alegre en las embestidas y con cierta transmisión. El maestro no se acopló, usó regular la espada y perdió la oreja que una parte del público pidió. El mejor toro fue, sin lugar a dudas, el quinto, con evidencias de bravura hasta en las maneras de morir, con el que el torero mostró clase con la muleta, embistiendo por abajo con una calidad que los asistentes supieron reconocer. Dicen los entendidos que era uno de esos encantes de quedarse y tirar de él y, en cierto modo, Talavante perdió la oportunidad de explotarlo y brillar por encima de él. Así fue el espectáculo taurino de la Feria de San Lucas 2022, tres faenas resumidas en el triunfo de un maestro, Emilio de Justo, que conquistó el corazón de los jiennenses con unas maneras y una elegancia que hay que ir a la plaza a ver y a disfrutar, que para eso está la fiesta.

Jaén