Pilar Sánchez, fiscal jefa de Jaén: “Necesitamos un pacto por la Justicia para poder avanzar”

La primera mujer que accede a este Ministerio Público en la provincia pone el acento en la digitalización del sistema, la falta de espacio físico y el estancamiento de las leyes

11 jul 2023 / 16:55 H.
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LA ENTREVISTA

Las puertas de su despacho están abiertas a la sociedad jiennense en ese serio alarde de intentar conectar la Justicia con la realidad ciudadana y evitar el ostracismo y la burbuja. Rompe moldes en un mundo de hombres en el que, sin embargo, impera la presencia de femenina con sonora ausencia de mujeres en cargos de representación y responsabilidad por convicción personal. Pilar Sánchez Alcaraz (Motril, Granada, 1964) es la primera mujer que accede a la Jefatura del Ministerio Fiscal en Jaén.

—La primera mujer al frente del Ministerio Público Fiscal. ¿Siente que ha roto moldes?

—Sí, la verdad es que lo he dicho desde el principio, para mí ha sido un orgullo, un privilegio y una satisfacción ser la primera mujer fiscal jefe de Jaén. Hasta ahora todo varones, por lo que espero abrir camino para que me sucedan muchas más en el futuro.

—De los 31 fiscales que tiene la provincia, 24 son mujeres. Ocurre en la sociedad que suele haber más mujeres que hombres, pero pocas en cargos directivos. ¿Por qué?

—No lo sé. En el ámbito de la Administración de Justicia, desde hace muchos años somos mayoritariamente mujeres, impera la presencia femenina. ¿Por qué no ocurre en los cargos directivos? La verdad es que no lo sé, porque en la empresa privada puede suponer una exigencia extraordinaria en forma de mayor dedicación, pero no creo que pase en nuestra profesión. No puedo hablar de discriminación a la hora de acceder o conceder determinados puestos, yo pienso que somos nosotras las que no damos el paso, por lo que no puedo criticar esa decisión, merece el respeto de todo el mundo, porque los motivos son personales.

—¿Nunca la ha sufrido?

—No la he sufrido ni percibido.

—¿Qué significa para usted sustituir a Carlos Rueda?

—Nunca podré sustituir a Carlos Rueda, porque es insustituible. Es mi amigo, sigo hablando con él como mi jefe, me ha enseñado lo que sé, me ha animado desde hace muchos meses para que yo diera este paso y, en este sentido, ojalá que lo haga la mitad de bien que lo ha hecho él.

—¿Cuáles son sus principales objetivos como fiscal jefa?

—Dentro de los límites, nuestra profesión es lo que es, dedicarnos en cuerpo y alma mayoritariamente al ámbito penal, que es donde mayor presencia tenemos, pero hay otros departamentos que son igual de importantes, como es la atención a las víctimas, la asistencia a todos los procedimientos civiles donde hay menores, personas vulnerables, mayores... Cuando tomé posesión dije que hay que efectuar cambios en la Fiscalía, porque todos tenemos que evolucionar, pero mi objetivo está en formar un verdadero equipo que funcionemos todos a una, porque las relaciones son importantes y no podemos quedarnos en los compartimentos estancos. También pretendo que avancemos en la relación entre el Ministerio Fiscal y la sociedad y que se nos conozca.

“No hay nada peor que la desinformación. ¿Quién mejor que informar del Ministerio Fiscal que el propio fiscal?”

—Pidió en su toma de posesión transparencia y claridad. ¿Cree que no hay?

—No creo que no exista transparencia, sino que falta. Hay cierto resquemor o miedo a que se nos conozca, a que demos una información que no debemos... Nos cohibe y, sin embargo, yo creo que no hay que tener temor a expresar lo que hacemos, a dar la información que tenemos que dar, a tratar con los medios de comunicación con naturalidad... siempre por delante con la protección a las víctimas y la prudencia que exigen las investigaciones. No tenemos nada que esconder, ni en las calificaciones que hacemos, ni en las actuaciones que tenemos ni en los juicios que celebramos. No hay nada peor que la desinformación. ¿Quién mejor que informar del Ministerio Fiscal que el propio fiscal?

—¿Qué le quita el sueño?

—Muchas cosas, porque llevo casi cuatro meses en el cargo y veo que hay cosas que he tenido que aprender que son total y absolutamente nuevas para mí, por lo que está el miedo a no saber hacerlo, a equivocarme o a que mis compañeros vean que fallo, porque lo desconocido da miedo. Me genera intranquilidad, pero lo único que me puede quitar el sueño de verdad es el bienestar y la salud de mis padres, de mis hijos y de mi familia.

—¿Cómo ve la Justicia en la provincia de Jaén?

—Goza de buena salud, es susceptible de mejora o, como dicen en el colegio, progresa adecuadamente. Es verdad que la pendencia de asuntos en algunos juzgados es importante, lógicamente se ha agravado con las sucesivas huelgas y con la cada vez mayor litigiosidad de la sociedad.

—¿Reafirma la percepción social de lentitud?

—Sí. El problema es que la instrucción de los procedimientos es larga, tenemos una Ley de Enjuiciamiento Criminal arcaica, de 1889, por lo que la base es la base... Necesitamos una reforma del proceso penal ya. No digo ya si nos vamos a la Ley de Enjuiciamiento Civil, que es del año 2000, hemos avanzado un poco, pero los procesos civiles son a base de escritos y escritos y tienen una tramitación compleja, de tal forma que por mucho que uno quiera avanzar los plazos son los plazos. La lentitud se deriva de procedimientos lentos, farragosos, complicados y que se eternizan. Todo tiene que ir a la doble instancia y ya no entramos en los medios materiales y personales.

—¿Existen?

—Por supuesto. Para que un juez dicte una resolución adecuada y en tiempo y forma, lo mismo que la calificación de los fiscales, necesita más titulares, lo que tiene que llevar aparejadas más plazas de funcionarios. A esto hay que unir que todo lo hacemos a mano, porque no tenemos el sistema digitalizado.

—¿Quién tiene la culpa de la falta de digitalización o que los fiscales, por ejemplo, tengan que compartir despacho?

—De las administraciones que nos deben suministrar los medios materiales necesarios. En Almería ha empezado una experiencia piloto para que los escritos lleguen a los fiscales vía “Lex Net”, en 2023. Ahora mismo sólo puedo ver los procedimientos en el ordenador, pero todo lo tengo que enviar al Juzgado en papel. No hay conexión entre los fiscales y los jueces para evitar el papel. Este espacio es el que hay, somos más fiscales que despachos...

“Mi anterior jefe, Carlos Rueda, dijo cuando tomó posesión que no vería la Ciudad de la Justicia y lo ha corroborado en su jubilación. Yo quiero ser optimista...”

—¿Se cree usted el proyecto de la Ciudad de la Justicia?

—Yo voy a ser optimista. Mi anterior jefe, Carlos Rueda, dijo cuando tomó posesión que no vería la Ciudad de la Justicia y lo ha corroborado en su jubilación. Yo quiero ser optimista y decir que, antes de que termine mi primer mandato, ya está en construcción. Al menos eso.

—¿Habrá huelga de fiscales?

—No hemos hecho una huelga finalmente, porque estuvimos en conversaciones con el Ministerio las asociaciones de jueces y fiscales y nos ofrecieron un acuerdo que no fue satisfactorio, pero decidimos aceptarlo para negociar en el futuro. En este momento estamos, porque ese pacto no ha pasado por el Consejo de Ministros ni se ha firmado. No sé qué pasará en septiembre con el nuevo Gobierno que haya.

—¿Cómo están las relaciones entre jueces y fiscales?

—Institucionalmente hablando, bien (ríe).

—¿Considera que hay corporativismo en su profesión?

—Esto sonará incorrecto, pero el corporativismo bien entendido existe, lo que pasa es que le damos esa connotación de vamos a protegernos frente a todo y frente a todos por muy mal que lo hagamos... Quiero entender que eso no.

—¿Cuál es el secreto para ser un buen fiscal?

—No lo sé. Supongo que trabajo, trabajo, trabajo y sentido común.

—¿La experiencia es un grado?

—Sí, porque a veces tenemos muchos conocimientos jurídicos y, sin embargo, la salida no la ves, por lo que la experiencia aporta mucho al colectivo y al equipo.

—¿En qué ha cambiado la Justicia desde que usted comenzó su carrera hace treinta años?

—Por lo menos ya escribimos en el ordenador, antes era todo a mano o con máquina de escribir. Ha evolucionado, pero no al ritmo necesario.

“En digitalización y medios informáticos estamos a la cola de la mayoría de las administraciones públicas, lo mismo que en reformas legislativas”

—¿Por qué?

—Porque nunca ha habido un verdadero Pacto por la Justicia, por lo que tenemos leyes arcaicas parcheadas, pero seguimos haciendo lo mismo, eso sí, estamos más avanzados en formación, la especialización ha sido un acierto, porque hay órganos de violencia de género, mercantil, familia, urbanismo y medio ambiente, seguridad en el tráfico, menores, delitos económicos... Ofrecemos mejor servicio al ciudadano. En digitalización y medios informáticos estamos a la cola de la mayoría de las administraciones públicas, lo mismo que en reformas legislativas.

—¿Hay algún caso que le haya marcado especialmente?

—Hay algunos especialmente sensibles en mis veinte años como fiscal delegada de Menores, eso sí que me ha quitado el sueño, lo mismo que nunca olvidaré mi primer juicio por asesinato dentro de la violencia de género. Entonces era el marido que mata a la mujer, pero ya empezaba a crecer esa conciencia de violencia contra la mujer y empezamos a aplicar agravantes de género, de parentesco... Fue de los primeros con jurado y ahí noté que algo empezaba a moverse.

—¿Qué es lo que más le gusta de su trabajo?

—Cuando un día sales de un juicio y sientes la satisfacción del trabajo bien hecho.

—¿Ha aprendido a no llevarse los problemas a casa?

—No, no he aprendido a desconectar, intentaré conseguirlo.

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