Piden el cierre de nuevo de la “Sibarita” por ruidos

El local reabrió con una declaración responsable y dos mediciones con decibelios superiores a los permitidos

07 jun 2017 / 10:30 H.

El próximo sábado se cumplen tres meses desde que, en el barrio de La Alcantarilla, la Taberna Sibarita reabrió sus puertas. Lo hizo tras “diez meses cerrada”, después de que un juez anulara la licencia de apertura que concedió el Ayuntamiento. Sin embargo, pese a que los dueños del establecimiento han aplicado medidas correctoras y, esta vez, han reabierto sin cocina, la pareja que “logró” el cierre de la taberna, denunciando malos olores, humos y ruidos por encima de los decibelios que permite la Ley, asegura que estos continúan; que la taberna reabrió con informes que lo atestiguaban y exige al Ayuntamiento que actúe cuanto antes y la cierre.

Clausurada a principios de 2016, los socios de la taberna no tiraron la toalla. Acometieron obras para adecuar el establecimiento a la normativa, y, en otoño, pidieron que se midieran los ruidos. Era allá por el mes de noviembre cuando se realizó. Acudieron el perito del bar y el de los denunciantes, y, en presencia de la Policía Local, “el nivel de impacto superaba lo permitido”, indica el abogado de los denunciantes, Enrique del Castillo.

Los titulares del establecimiento pidieron una segunda revisión un mes después y, de nuevo, los ruidos superaban lo permitido, aunque —señala el gerente de la taberna, David Romero—: “Era un decibelio por encima”. Para acabar con posibles ruidos, comenta que colocaron “otro suelo más que amortigua las pisadas” y se muestra convencido de que, en la actualidad, los decibelios deben estar “bastante por debajo” del límite que establece la Ley. Pero la pareja sigue quejándose de ruidos. Lo hace sobre la base de los resultados de las mediciones de noviembre y diciembre, porque, después, no ha habido más. “En enero —expone el abogado de la pareja denunciante— [los dueños de Sibarita] pidieron una tercera medición y, como a nosotros nos parecía ya un abuso [porque obliga a las dos partes a aportar sus respectivos peritos, con el coste que ello conlleva], pedimos al Ayuntamiento que la medición la hicieran los Servicios Técnicos Municipales”. La Gerencia de Urbanismo carece de sonómetro calibrado y, según Del Castillo, se aventuró la posibilidad de que lo hiciera la Diputación. El 13 de febrero se fijó la tercera medición, pero no se realizó. Se suspendió. El gerente de la taberna culpa a la pareja demandante de haberla anulado “tres días antes” y los denunciantes dice que fue el Ayuntamiento. El 10 de marzo, para su sorpresa, la taberna reabrió con una declaración responsable. “Es una medida que se introdujo en 2012 para agilizar la apertura de negocios y fomentar el emprendimiento sin tantos requisitos administrativos”, explica Del Castillo. La declaración está firmada por el titular del establecimiento, que asegura que este cumple los requisitos. Sin embargo, subraya Del Castillo: “Esa declaración responsable no es cierta porque hubo dos mediciones negativas, así que lo que el Ayuntamiento debe hacer, inmediatamente, es pedir que se justifiquen qué obras se han hecho y que acrediten que, realmente, se cumplen los requisitos de ruidos”.

El 13 de marzo la pareja registró, en Urbanismo, el primer requerimiento para el cese inmediato de la actividad y, pasados estos tres primeros meses, si la situación continúa, denunciarán al Ayuntamiento, por la vía contencioso-administrativa, por su “inactividad”. Una denuncia se sumaría a las diligencias penales que instruye el Juzgado número 3.

El gerente de la taberna niega tales ruidos., esgrime a su favor “más de 300 firmas recogidas” en el barrio que los refrendan, y sentencia: “Todo responde a que quieren dinero y a una persecución personal contra nosotros, porque la vecindad nos apoya”. Sea como sea, admite que esto se resolverá midiendo.