“Nuestro conocimiento tenemos que trasladarlo a la sociedad”

María del Carmen Cano, profesora de Psicología Social en la Universidad de Jaén

30 may 2020 / 11:54 H.
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Es una de las promotoras, junto con Lourdes Contreras, de “Lazos. Intervención familiar”, que es una de las Empresas Basadas en el Conocimiento (EBC) que tiene la Universidad. En esta entidad, de la que forman parte cuatro personas, tratan la violencia filoparental y ayudan a las familias y adolescentes que tienen problemas en casa.

¿QUÉ ES “LAZOS. INTERVENCIÓN FAMILIAR”?

—Es una Empresa Basada en el Conocimiento (EBC) de las que tiene la OTRI de la Universidad de Jaén. Esta tiene la peculiaridad de que es una sociedad
cooperativa, que ha sido la primera que con esta fórmula se desarrollen la UJA y ofrece unos servicios únicos. Lourdes Contreras y yo fuimos las dos promotoras de esta empresa, ambas profesoras de Psicología y llevamos más de diez años trabajando sobre la violencia filoparental, la que se ejerce de los hijos a los padres. En el momento que comenzamos era porque los delitos de maltrato familiar estaban creciendo bastante y llevamos más de una década con el servicio de justicia juvenil, trabajando y colaborando con ellos, desarrollando una línea de investigación sobre este tema, ya que estaban preocupados por el incremento del delito y los profesionales no conocían muy bien ese perfil porque era nuevo, tenía otras necesidades.

¿Qué acciones llevaron a cabo para investigarlo?

—Nos interesamos por estudiarlo y entendíamos que en los casos de menores denunciados por los padres, eran la punta del iceberg de este problema. Ampliamos la investigación a la población en general, con adolescentes, desarrollamos un proyecto durante cuatro años donde concretamos que la prevalencia de esa problemática era elevada y estudiamos las variables psicosociales y jurídicas que están implicadas en la temática. El caso es que el contacto con muchas familias, vimos que no había un servicio especializado en la provincia que atendiera a estas personas. Es cierto que a los padres denunciar les cuesta mucho y son casos excepcionales y en los que las conductas son muy graves. Pero hay otras que no son peligrosas y son niños, incluso, que no están en edad de responsabilidad penal.

¿SON PIONEROS EN OFRECER ESTA AYUDA?

—Sabíamos que servicios sociales estaba haciendo programas específicos pero había una cantidad de familias con este problema y que no había un servicio especializado en este tema. Por ello decidimos que podíamos ofrecer esta ayuda porque no había gente y como teníamos una gran trayectoria en la investigación, teníamos la necesidad de transferir nuestro conocimiento a la sociedad, que es el principal objetivo de una EBC.

¿cuántas personas componen la empresa?

—Aparte de las dos profesoras promotoras, tenemos dos egresados de la Universidad de Jaén en nuestro equipo. Son personas que ya tenían su trayectoria personal. Rafa Valdivia tenía experiencia en menores infractores y Patricia Jiménez, en conflictos familiares. Se incorporaron porque querían desarrollar sus tesis doctorales, por lo que vimos que teníamos las condiciones idóneas para que personas que tenían experiencia y estaban interesados en la investigación, pues pudiéramos ofrecer un servicio completo.

¿qué papel desempeña la universidad de jaén?

—La UJA está haciendo una apuesta importante en este tipo de empresas. Pedimos información para crear esta EBC y vimos que era muy viable porque ofrece servicios de todo tipo, a nivel de asesoramiento, apoyo formativo, económico, de infraestructuras, etcétera. La Universidad nos ha ofrecido un despacho amplio donde las condiciones para ayudar de la mejor forma porque son tratamiento individuales y familiares en la Antigua Escuela de Magisterio de la UJA.

¿ESTE SERVICIO ESTÁ AÚN
EN CRECIMIENTO?

—Este tema, desafortunadamente, está trayendo problemas de conducta y de violencia con los padres. Para nosotros supone que continuaremos con esta línea de investigación pero la propia empresa en una fuente de estudio porque trabajamos con familias y nuestra idea es que sirva para desarrollar un programa específico para solventar esta problemáticas. La entidad sirve a los promotores para seguir con la investigación en el mismo centro. Damos respuesta y ofrecemos un servicio pero, a la vez, nos nutrimos con conocimientos nuevos.

¿es una de las primeras
ebc de la universidad?

—Sí, es una de las que tiene la UJA y la verdad es que a la propia institución le gustó mucho esta iniciativa, ya que tienen dos promotoras y profesoras de la Universidad y dos egresados, algo que valoran mucho. Además ofrecemos un servicio a la sociedad jiennense que es de calidad, especializado. Entendemos que la psicología debe ser competitiva y creo que hacerlo de esta manera es necesario. Este tipo de empresas funciona con el conocimiento científico y con la experiencia profesional.

¿es algo enriquecedor?

—Por supuesto. Durante este tiempo, hemos evaluado a los jóvenes pero también a las familias. Incluso cuando sabían que estábamos investigando sobre este tema, nos pedían ayuda porque no todos los casos tienen las características para ser denunciables pero tampoco encontraban un lugar para poder ser ayudados y notábamos impotencia y nos quitamos esa espina ofreciendo un servicio que muchas familias lo necesitan. Además, es una satisfacción personal ver cómo esto ha servido para algo.

¿ofrecen otros servicios?

—Sí. Además de ayudar en la violencia filoparental, ofrecemos servicios de intervención psicológica con conflictos familiares en general, sobre todo, aquellos que tienen que ver con separaciones y divorcios, a través de la mediación o evaluarlos psicológicamente para ayudar al juez. Asimismo, tenemos un servicio de formación especializada para profesionales que quieran formar parte de este tema.

¿QUÉ ES “LAZOS. INTERVENCIÓN FAMILIAR”?

—Es una Empresa Basada en el Conocimiento (EBC) de las que tiene la OTRI de la Universidad de Jaén. Esta tiene la peculiaridad de que es una sociedad
cooperativa, que ha sido la primera que con esta fórmula se desarrollen la UJA y ofrece unos servicios únicos. Lourdes Contreras y yo fuimos las dos promotoras de esta empresa, ambas profesoras de Psicología y llevamos más de diez años trabajando sobre la violencia filoparental, la que se ejerce de los hijos a los padres. En el momento que comenzamos era porque los delitos de maltrato familiar estaban creciendo bastante y llevamos más de una década con el servicio de justicia juvenil, trabajando y colaborando con ellos, desarrollando una línea de investigación sobre este tema, ya que estaban preocupados por el incremento del delito y los profesionales no conocían muy bien ese perfil porque era nuevo, tenía otras necesidades.

¿Qué acciones llevaron a cabo para investigarlo?

—Nos interesamos por estudiarlo y entendíamos que en los casos de menores denunciados por los padres, eran la punta del iceberg de este problema. Ampliamos la investigación a la población en general, con adolescentes, desarrollamos un proyecto durante cuatro años donde concretamos que la prevalencia de esa problemática era elevada y estudiamos las variables psicosociales y jurídicas que están implicadas en la temática. El caso es que el contacto con muchas familias, vimos que no había un servicio especializado en la provincia que atendiera a estas personas. Es cierto que a los padres denunciar les cuesta mucho y son casos excepcionales y en los que las conductas son muy graves. Pero hay otras que no son peligrosas y son niños, incluso, que no están en edad de responsabilidad penal.

¿SON PIONEROS EN OFRECER ESTA AYUDA?

—Sabíamos que servicios sociales estaba haciendo programas específicos pero había una cantidad de familias con este problema y que no había un servicio especializado en este tema. Por ello decidimos que podíamos ofrecer esta ayuda porque no había gente y como teníamos una gran trayectoria en la investigación, teníamos la necesidad de transferir nuestro conocimiento a la sociedad, que es el principal objetivo de una EBC.

¿cuántas personas componen la empresa?

—Aparte de las dos profesoras promotoras, tenemos dos egresados de la Universidad de Jaén en nuestro equipo. Son personas que ya tenían su trayectoria personal. Rafa Valdivia tenía experiencia en menores infractores y Patricia Jiménez, en conflictos familiares. Se incorporaron porque querían desarrollar sus tesis doctorales, por lo que vimos que teníamos las condiciones idóneas para que personas que tenían experiencia y estaban interesados en la investigación, pues pudiéramos ofrecer un servicio completo.

¿qué papel desempeña la universidad de jaén?

—La UJA está haciendo una apuesta importante en este tipo de empresas. Pedimos información para crear esta EBC y vimos que era muy viable porque ofrece servicios de todo tipo, a nivel de asesoramiento, apoyo formativo, económico, de infraestructuras, etcétera. La Universidad nos ha ofrecido un despacho amplio donde las condiciones para ayudar de la mejor forma porque son tratamiento individuales y familiares en la Antigua Escuela de Magisterio de la UJA.

¿ESTE SERVICIO ESTÁ AÚN
EN CRECIMIENTO?

—Este tema, desafortunadamente, está trayendo problemas de conducta y de violencia con los padres. Para nosotros supone que continuaremos con esta línea de investigación pero la propia empresa en una fuente de estudio porque trabajamos con familias y nuestra idea es que sirva para desarrollar un programa específico para solventar esta problemáticas. La entidad sirve a los promotores para seguir con la investigación en el mismo centro. Damos respuesta y ofrecemos un servicio pero, a la vez, nos nutrimos con conocimientos nuevos.

¿es una de las primeras
ebc de la universidad?

—Sí, es una de las que tiene la UJA y la verdad es que a la propia institución le gustó mucho esta iniciativa, ya que tienen dos promotoras y profesoras de la Universidad y dos egresados, algo que valoran mucho. Además ofrecemos un servicio a la sociedad jiennense que es de calidad, especializado. Entendemos que la psicología debe ser competitiva y creo que hacerlo de esta manera es necesario. Este tipo de empresas funciona con el conocimiento científico y con la experiencia profesional.

¿es algo enriquecedor?

—Por supuesto. Durante este tiempo, hemos evaluado a los jóvenes pero también a las familias. Incluso cuando sabían que estábamos investigando sobre este tema, nos pedían ayuda porque no todos los casos tienen las características para ser denunciables pero tampoco encontraban un lugar para poder ser ayudados y notábamos impotencia y nos quitamos esa espina ofreciendo un servicio que muchas familias lo necesitan. Además, es una satisfacción personal ver cómo esto ha servido para algo.

¿ofrecen otros servicios?

—Sí. Además de ayudar en la violencia filoparental, ofrecemos servicios de intervención psicológica con conflictos familiares en general, sobre todo, aquellos que tienen que ver con separaciones y divorcios, a través de la mediación o evaluarlos psicológicamente para ayudar al juez. Asimismo, tenemos un servicio de formación especializada para profesionales que quieran formar parte de este tema.

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