No pierde la custodia de sus tres hijos, pese a abandonarlos

La mujer, de Beas de Segura, admite que se marchó de casa “para no volver” y dejó solos a los adolescentes

15 jun 2016 / 13:00 H.

El 1 de septiembre de 2014, Emilia G. G., una vecina de Beas de Segura, se marchó de su casa “para no volver”. En el domicilio familiar, dejó solos y abandonados a sus tres hijos, dos de ellos menores de edad. Los adolescentes se quedaron con lo puesto y sin la asistencia necesaria para cubrir sus necesidades básicas de alimento, vestido o dinero. Ayer, la mujer admitió los hechos ante la magistrada del Juzgado de lo Penal número 3 de Jaén y aceptó una condena de 18 meses de prisión por un delito de abandono de menores. Pese a este castigo, Emilia G. G. no perderá la guarda y custodia de sus hijos, ya que la Fiscalía retiró su petición de inhabilitarla para ejercer la patria potestad. “Es una medida potestativa y consideramos que, en este caso, no hay que aplicarla, ya que la mujer ha vuelto con sus hijos”, matizó el fiscal Cristóbal Fábrega, en la ratificación de la conformidad alcanzada con la acusada.

Los hechos se remontan al 1 de septiembre de 2014, cuando la mujer hizo las maletas y se fue de la casa, ubicada en Beas de Segura. Según explicó durante la fase de instrucción, se marchó a un pueblo de Ciudad Real para vivir con su pareja y trabajar en las labores de la vendimia. Lo hizo con la intención de no regresar más, tal y como se pone de manifiesto en el escrito de acusación de la Fiscalía, ya convertido en sentencia firme. Abandonó a sus hijos en el domicilio, “con lo que incumplió sus obligaciones de patria potestad y guarda con sus hijos menores”. De hecho, los adolescentes, que entonces tenían 18, 15 y 13 años, respectivamente, tuvieron que pedir ayuda a familiares para poder subsistir. Fue el tío paterno de uno de ellos —tienen progenitores diferentes— el que puso los hechos en conocimiento de la Guardia Civil, apenas dos días después de que la mujer abandonara la casa. Cuando los agentes interrogaron a Emilia G. G., admitió que se había marchado de casa porque sus hijos no querían tener relación con su nueva pareja.

Ayer, desde el banquillo, la mujer tan solo reconoció que los dejó solos. No hizo falta que diera los motivos. Aceptó una condena de un año y medio de cárcel, el mínimo que contempla el Código Penal para estos casos. No tendrá que ingresar en prisión, ya que el castigo queda en suspenso, siempre y cuando no cometa un nuevo delito durante los próximos dos años. Cuando terminó el juicio, Emilia G. G. se abrazó a uno de sus hijos varones, que lo esperaba en los pasillos de la sala vistas de los Juzgados de lo Penal.