Merecido trabajo para un ilustre

Suplemento especial, mañana martes, dedicado a la figura de Emilio de la Cruz Aguilar

06 jul 2020 / 13:18 H.
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Será el mejor tributo para un jiennense ilustre que ama su provincia por encima de muchas cosas y cuya figura marcará para siempre la Sierra de Segura, el lugar en el que están sus raíces. Diario JAÉN publicará mañana, junto con el ejemplar de cada día, un cuadernillo especial dedicado a Emilio de la Cruz Aguilar, un serrano comprometido. Profesor, investigador, humanista, periodista, poeta y tuno, una faceta de su vida que cultivó con cariño y devoción traducida en hasta cuatro libros dedicados a esta singular expresión grupal y musical de la tradición universitaria.

Se trata de persona, para muchos desconocida, que siempre puso el acento, tanto como investigador o como articulista, en la divulgación de la vida, vicisitudes y postergación de la tierra que le vio nacer entre los montes y pinares del noroeste jiennense. Vino al mundo en Orcera, el 21 de abril de 1936, el pueblo de su padre, Wenceslao de la Cruz de los Río. Su madre, María Aguilar Garrido, era de Siles. Tuvo su primera instrucción en la escuela de Orcera y estudió el bachiller en el colegio Chamberí de los maristas. En Madrid se licenció en Derecho en la Universidad Complutense y se enamoró por completo de la institución. Allí se doctoró “cum laude” con una tesis sobre el Régimen de Montes de Segura, y también allí, en su Facultad de Derecho, donde fue titular de Historia del Derecho, se jubiló en 2006 pronunciando su última lección ordinaria, “El Régimen Histórico-Jurídico de los Montes de Marina en España”. Tesis doctoral y legado de jubilación focalizados en un tema esencial para la Sierra de Segura, que tuvo en Orcera la capital de la Provincia Marítima de Segura, nombrada en 1748 para abastecer de madera a la corona con el fin de construir navíos para la Armada. El hecho crucial rompió el régimen tradicional de explotación y uso de los montes y cambió la vida de los serranos. Emilio de la Cruz no dejó de investigar sobre ello, ni de divulgar, cuando no denunciar las condiciones de vida, el olvido y la secular postergación de esta tierra.

Prolífico investigador y periodista. Publicó en “Pueblo”, donde llegó a tener una sección llamada “Códice Emiliano”. También en “Sábado Gráfico” y en el semanario de humor “Hermano Lobo”, así como en “Diario 16”. En Diario JAÉN escribió un serial popular y costumbrista, profundo, sobre la sierra y los serranos: Cancamusas Serranas en una página especial que tenía por epígrafe el nombre de “Río Madera Abajo”. Firmaba como Aemilius, uno de los hasta diez seudónimos que llegó a utilizar, muy al uso en la época, en sus escritos y en los medios donde publicó.

Fue nombrado Hijo Predilecto de Orcera en 1990. Su impronta como profesor e investigador y su legado como intelectual y humanista comprometido es enorme y merece el reconocimiento de su tierra, de sus discípulos, de sus colegas y los tunos que le admiran y respetan.

Inquieto y rebelde intelectualmente, su visión a futuro fue clarividente y en aquellos años sesenta y setenta, cuando estaba por venir la restauración democrática, ya plasmó las necesidades de Andalucía para salir de sus postergación económica y social, y con ella Jaén y su Sierra, apostando con clarividencia por un nuevo tiempo de gobernanza desde la cohesión territorial. Actualmente vive en Alzira (Valencia) cerca de sus hermanos Antonio y Maruja.

salud. Su actual estado de salud, quizás, no le permitirá disfrutar del suplemento especial que publicará Diario JAÉN mañana, de forma totalmente gratuita. En él hay firmas de renombre de amigos, vecinos y compañeros en la lucha por buscar el lugar que merece la Sierra de Segura. Es el mejor reconocimiento a una identidad y a una patria que se podrá visualizar en su más de treinta páginas en las que, aparte de su biografía, está el relato de su familia, quienes no se separan ni un minuto de él, y el recuerdo imborrable de toda una vida dedicada a la investigación y a rescatar del olvido las singularidades de una tierra de belleza incalculable.

Jaén