Manuela Moreno, una vida más que centenaria

La jiennense celebra un aniversario especial rodeada de los suyos

08 jul 2024 / 19:47 H.
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Manuela Moreno Calderón, o como la conocen sus familiares “tita Micaela”, cumple 103 años de una vida dedicada a los demás. Nació el 4 de julio de 1921 en el seno de una familia humilde que consiguió sacar adelante a ocho hijos (tres mujeres y cinco hombre) gracias a las labores del campo, un trabajo que requiere esfuerzo y dedicación independientemente del clima y las vacaciones, informa Lucia Cánovas. En medio de una cotidianidad ya de por sí difícil, la familia se enfrentó a una tragedia aún mayor: la muerte de José, uno de los hermanos de la protagonista. Este suceso marcó para siempre la vida de todos, en especial la de su madre, Dolores Calderón. De aquellos tiempos de guerra, la familia adquirió su seña de identidad, el apodo que les acompañaría durante generaciones enteras. El mote de “pipirranas” proviene del abuelo de Micaela, quien sembró un huerto de tomates muy fértil que dio como resultado una temporada de repetitivas comidas. Su abuelo consiguió aborrecer la hortaliza y dejó de cultivarla, aunque el apodo ya formará parte de la cultura familiar para siempre. Un legado marcado por su enorme generosidad y la “pipirrana”.

Se entregó en cuerpo y alma a los que la rodeaban, en especial a sus padres y su hermano Kiko, cuando cayeron enfermos. Ella estuvo al servicio de sus familiares sin importarles nada. Además, acogió a su sobrina como hija adoptiva tras la muerte de su hermano. Siempre mostró un cariño especial hacia Antonia y la cuidó para que no le faltara “amor del bueno”, del que ella reparte.

Micaela ofrece a diario risas y muestras de afecto a partes iguales para sus seres más queridos. Es una mujer fuerte y con carácter que supo marcar su camino en la vida, con sonrisa en boca permanente a pesar de las dificultades. Sus familiares más cercanos agradecen que la jiennense que nunca llegó a casarse ni tener hijos, forme parte de sus vidas ya que es un ejemplo a seguir por la dedicación. Su amabilidad deja huella en todos y brilla por su empatía de brindar apoyo familiar, lo que hizo que se convirtiera en un pilar fundamental para sus allegados. Su historia enseña que la verdadera grandeza reside en los actos cotidianos de bondad.



Jaén