Los trapicheos de un “manitas”

El mecánico detenido por timar a aseguradoras fue condenado por revender coches robados

20 ene 2016 / 09:33 H.

Dicen los que lo conocen bien que el iliturgitano Juan Carlos P. G. es un magnífico mecánico. Un “manitas” que conoce como pocos los secretos de los coches de alta gama. No hay motor que se le resista y tiene un don especial para los arreglos de chapa y pintura. Y también aseguran que le gusta demasiado el dinero fácil. Tanto que ha aprovechado sus conocimientos profesionales para negocios turbios al margen de la ley. De hecho, ya estuvo en prisión una temporada por comprar coches robados, “apañarlos” cambiándoles el número de bastidor y las matrículas y revenderlos. Ahora, presuntamente, Juan Carlos P. G. vuelve a estar metido en líos. La Policía Nacional lo ha detenido en el marco de la operación “Siniestro”. Según los investigadores, este mecánico iliturgitano es el cabecilla de un grupo organizado dedicado a estafar a compañías aseguradoras fingiendo accidentes de tráfico. Junto a él, también han sido arrestadas otras tres personas, que son los conductores que simulaban los siniestros para cobrar las indemnizaciones.

No es la primera vez que Juan Carlos P. G. está metido en líos de este tipo. De hecho, a sus espaldas ya tiene una condena firme por hechos similares. Una sentencia que, incluso, le llevó a prisión. Fue detenido en el año 2005. Entonces, según quedó probado por la Justicia, se dedicaba a comprar coches de alta gama que habían sido robados en distintas provincias, sobre todo en Madrid y en Jaén. Les cambiaba la matrícula y utilizaba la placa de otro vehículo procedente de un siniestro o del desguace. Incluso, también era capaz de manipular el número de bastidor y de conseguir la documentación necesaria para poner el automóvil de nuevo en circulación. Una vez “maquillado”, lo revendía a terceras personas. Con este “modus operandi”, realizó 17 operaciones fraudulentas, que le reportaron pingües beneficios. Fue condenado por receptación, falsificación y estafa a mediados del año 2010. Fue un castigo de dos años y medio de prisión, tal y como explican las fuentes consultadas.

Juan Carlos P. G. no tardó mucho en recobrar la libertad. Una vez en la calle, volvió a retomar su actividad al frente de un taller ubicado en un polígono industrial de Andújar, su ciudad. Al parecer, el negocio no le iba todo lo bien que debiera y el mecánico, presuntamente, volvió a meterse en líos con trapicheos que solo buscaban dinero fácil a través del engaño. En esta ocasión, la Policía sostiene que el iliturgitano se dedicaba a estafar a compañías de seguro con falsos accidentes de tráfico. Fue un detective privado, contratado por una de estas aseguradoras, EL que puso a los investigadores sobre la pista de un viejo conocido.

Al parecer, Juan Carlos P. G. adquiría “como restos” coches que habían quedado extremadamente dañados tras sufrir un siniestro de tráfico. Según la Policía, les realizaba los arreglos mínimos imprescindibles para que estos vehículos pudieran volver a circular. Lógicamente, contrataban el seguro obligatorio para cubrir cualquier incidencia que pudiera ocurrir.

Hasta aquí todo es legal. ¿Cuándo cruzaban la línea roja del delito? Presuntamente, se puso de acuerdo con los otros tres detenidos para que simularan accidentes de tráfico y, de este modo, cobrar las indemnizaciones oportunas. Unos conducían los vehículos reparados y otros se ponían al volante del automóvil que causaba el siniestro, siempre colisiones traseras por alcance. Consumado el choque, notificaban al seguro lo ocurrido y ponían la mano para cobrar. En uno de los casos, se embolsaron 8.000 euros por los daños, tal y como informó la Comisaría en una nota. Además, según los investigadores, posteriormente también vendían por piezas el vehículo siniestrado y los ocupantes de los coches solicitaban indemnizaciones alegando haber sufrido lesiones de tipo similar. “Completaban la estafa con pingües beneficios para todo el grupo”, explica la Comisaría para dar cuenta de una operación que todavía sigue abierta. Y es que se sospecha que pudiera haber muchos más casos.

Los detalles

cuatro casos. Los agentes del Grupo de Policía Judicial de Andújar tiene cuatro accidentes sospechosos de haber sido fingidos en el punto de mira. Por ello, la operación “Siniestro” continúa abierta.

En libertad. Los cuatro detenidos en el marco de la investigación quedaron en libertad con cargos por orden de su señoría. A todos los efectos, Juan Carlos P. G. ya pagó su deuda con la sociedad por los hechos acaecidos en 2005.