Los terremotos, en primera persona

Varios estudiantes erasmus de la provincia relatan sus vivencias en Italia

01 nov 2016 / 11:33 H.

Álvaro Talens nunca habría imaginado el pánico que puede llegar a causar un terremoto. “Lo peor es la incertidumbre, las réplicas, no saber lo que va a pasar”, explica este joven jiennense, que estudia Derecho en la Universidad de Peruggia. Esta ciudad del norte de Italia está a menos de 60 kilómetros del lugar en el que se han localizado los epicentros de la oleada de seísmos que se están produciendo en Italia en la última semana. Allí llegó como “erasmus” el pasado mes de septiembre, junto a otros jóvenes jiennenses. Con él viven en un piso cercano al campus Jorge Rodríguez y Pedro Oya. En Macerata, otra de las ciudades afectadas por los movimientos de tierra, reside Ana Sánchez, una chica natural de Torres y también estudiante de la Universidad de Jaén (UJA), que cursan este año en centros educativos transalpinos.

El pasado jueves, se produjeron dos terremotos de magnitud superior a los cinco grados en la escala “Ritcher”. “Nosotros estábamos en clase y no lo notamos mucho. Las mesas se movieron y poco más”, explica Pedro Oya. El del pasado domingo, el más fuerte en la zona en los últimos treinta años, sí que lo percibieron: “Fue a las ocho menos veinte de la mañana. Estábamos en la cama, durmiendo. El temblor nos despertó. Todo se tambaleaba muchísimo”, asegura este joven jiennense. “Es como si fuéramos en un autobús y no tuviéramos donde agarrarnos”, remarca Álvaro Talens, a quien el terremoto le cogió en una excursión en Macerata: “La casa en la que estábamos temblaba muchísimo”, asegura.

Este estudiante de Derecho asegura que lo peor son las réplicas: “Pensábamos que iba a ser algo mucho más aislado, una cosa que sucede una vez en un día y ya está. Pero es que ya llevamos una semana así. Es una locura”, añade.

Su compañero de Erasmus afirma que pasó miedo en el momento en que suceden los terremotos: “Cuando nos despertó fue un momento muy malo, sobre todo porque no sabíamos si podía ir a más, si se producirían réplicas más fuertes o lo que nos íbamos a encontrar en la calle. Ahora, estamos más tranquilos”, aclara Pedro Oya. Las clases están suspendidas por precaución “hasta nueva orden”. Todos los colegios, institutos y universidades están cerrados. La Comuna de Perugia (una especie de ayuntamiento de la ciudad) ha tomado diferentes medidas de prevención. “La Catedral está completamente vallada, al igual que otros muchos edificios. Aquí a la gente se le ve muy tranquila o, al menos, lo aparentan bastante bien. No se ven signos de nerviosismo ni nada por el estilo”, relata Pedro Oya. En Perugia no hay edificios derribados ni nada por el estilo. “La Universidad de Perugia nos dijo que no podíamos ir a clase hasta que revisaran el estado de las dependencias. Estamos aprovechando para hacer excursiones y salir mucho, porque estamos más tranquilos en la calle que en cualquier edificio”.

Álvaro Talens es de la misma opinión que su compañero de piso. “Yo, desde luego, me siento más seguro cuando estoy afuera. Las noches las llevo muy mal”.

De todos modos, los estudiantes jiennenses desplazados a Italia aprovechan para lanzar un mensaje de tranquilidad a sus familias. Hablan con ellos a diario para decirles que todo va bien. Eso sí, ninguno tiene pensado regresar a España de momento. “Aquí, en Perugia, no ha pasado nada grave, al menos todavía. Yo tengo pensado ir en las vacaciones de Navidad y, después, volverme a Italia a disfrutar de esta experiencia”, concluye Pedro Oya.

Los detalles

proximidad. La Universidad de Perugia, donde estudian varios de los alumnos de la UJA, está a menos de 60 kilómetros del lugar donde se ha localizado el epicentro de los últimos terremotos.

precaución. Las autoridades de la ciudad han decretado el cierre de todos los edificios públicos como medida de prevención. De momento, no hay vecinos desalojados de sus viviendas, aunque ya se han adoptado algunas medidas de protección de la población.