Los jóvenes seminaristas festejan el día de San José

Dieciséis estudiantes se preparan, con ilusión, para llegar a ser sacerdotes

19 mar 2016 / 10:20 H.

Sienten que Dios los llamó para seguir su camino y predicar su palabra. Por eso, en mitad de una sociedad acelerada en la que predomina la competitividad y en la que el consumismo se posiciona como el valor principal, hay un grupo de 16 jóvenes que se preparan en el Seminario para cumplir su vocación. Hoy, día de San José, los estudiantes celebran la festividad bajo el lema “Enviados a reconciliar”. “En un mundo extraordinariamente conflictivo, ellos están preparándose para convertirse en agentes de reconciliación y de perdón”, explica el rector de los seminarios Mayor y Menor de la Diócesis de Jaén, Luis María Salazar. En el interior del edificio, los aprendices de cura se forman desde distintos planos en un ambiente comunitario. “Su vida es alegre, pero esforzada; ordenada, pero abierta a la permanente novedad del evangelio. Si se los mira bien, en la humildad de su día a día, muestran con claridad que merece la pena dedicar la vida a un gran ideal”, indica Salazar.

Aunque son de edades muy variadas y con experiencias diversas, todos tienen un objetivo común, que es identificar su vocación y prepararse para responder a ella.

En cuanto a los más jóvenes, cuatro están en el Seminario Menor y estudian Secundaria y Bachillerato. Además, son anfitriones para los numerosos niños que vienen periódicamente al Seminario en las convivencias del Centro Vocacional. Desde el Seminario Menor “San Juan de Ávila”, Manuel Hervás, natural de Torreperogil y de 19 años, reflexiona: “Hay que preguntarse por el plan de Dios para cada uno, la misión que cada cual pueda tener, pues ahí está nuestra felicidad y también la de otros. Donde Dios quiera”.

Por otra parte, los doce seminaristas mayores son los que ya han reconocido “claramente” signos de vocación sacerdotal y se preparan específicamente para ser sacerdotes, según el rector. “Algunos provienen del instituto, otros del mundo laboral, abandonaron sus trabajos siguiendo la llamada del Señor, pero todos desean ser sacerdotes para servir a Cristo en sus hermanos”, dice Salazar. El villacarrillense Pablo García estudia en el Seminario Mayor La Inmaculada y San Eufrasio. Llegar hasta donde está es un “sueño hecho realidad”. “Estoy apasionado por la meta del camino que nos queda por recorrer a los seminaristas hasta ser sacerdotes, porque la vocación se siembra y cultiva pero tú tienes que ser valiente y desarrollarla al máximo para entregar lo mejor de ti a los demás”, señala.

Durante su formación los seminaristas se preparan desde cuatro planos: una formación humana, espiritual, intelectual y pastoral. “Así, los futuros sacerdotes afianzan su conocimiento del mensaje que quieren transmitir y del modo de comunicarlo”, apunta.