Los españoles compran menos aceite de oliva

El alto precio del producto merma el consumo y abre camino al girasol, que ahora vende más

03 may 2017 / 11:41 H.

Los españoles compran menos aceite de oliva. El consumo en el país se resiente, aunque los agricultores no lo notan en el bolsillo ni tampoco en el ritmo de comercialización gracias a las exportaciones. La elevada cotización del “oro líquido” ya deja huella. Sin embargo, el zumo de aceituna que se deja de vender en las tiendas españolas sí que se compra en otros países. Por eso, el volumen de ventas se mantiene con fuerza. En cambio, las familias no están acostumbradas a pagar 5 o 5,5 euros por litro de aceite de oliva —está a 4 euros a granel—. Por eso, se han vuelto más ahorrativas y aprovechan más la grasa, es decir, tardan más en sustituir la grasa de la freidora o de la sartén para reducir los gastos o buscan otras alternativas. Y aquí el girasol saca partido.

Existen dos indicadores clave. Por un lado, el informe Nielsen que se ha incorporado al informe trimestral de cuentas de la multinacional Deoleo. Por el otro, las propias cifras del Ministerio de Agricultura y Alimentación, que revelan las partidas de zumo de la aceituna que se destinan para el consumo interno. No obstante, los dos revelan que el consumo en las tiendas españolas se viene abajo y se achaca a los altos precios que alcanza el producto.

El estudio Nielsen afirma que en el primer trimestre de 2017 se vendieron 65,7 millones de litros de aceite de oliva en las tiendas españolas. Se trata de una bajada sustancial de un 6,7% si se tiene en cuenta que en ese mismo periodo se superaron los 71 millones de litros de aceite en España, que se considera un mercado maduro, donde el producto está plenamente consolidado. Sin embargo, los italianos y los estadounidenses no reaccionan igual que los españoles ante el aumento de la cotización. En el mercado transalpino, se vendieron 44 millones de litros de aceite con un crecimiento del 2,8% con respecto al primer trimestre del año pasado. En Estados Unidos, el crecimiento fue del 2,5%.

Según los datos aportados por Deoleo, solamente el extra virgen ha crecido un 20% y los lampantes un 28%. Parece que el girasol saca “tajada” del alto precio del aceite de oliva y consigue más consumidores. Sin embargo, el “bocado” a los olivareros es muy dulce, ya que ni lo notan. El producto se paga bien y las salidas de las almazaras continúan a un ritmo excelente, por lo que a las fábricas de “oro líquido” no les duele.

El zumo de la aceituna se vende menos en España, pero más en el mundo, por lo que, a priori, parece una coyuntura que contenta a todo el mundo. El Ministerio de Agricultura afirma que los españoles han comprado 213.000 toneladas de aceite de oliva. Si se compara con el volumen —con el dato oficial tomado el 1 de abril—, resulta una bajada del 9%. El “oro líquido” cuenta con un enorme prestigio y las campañas divulgativas se han centrado en la salud, por lo que la percepción de buena parte de los españoles radica en que se trata de una grasa saludable. Por eso, la bajada del consumo se atribuye a una contención de la compra —hay consumidores que le dan más usos al producto antes de cambiarlo— o a un traspaso de algunos hacia el girasol debido a los altos precios en origen. Precisamente, la Asociación de Envasadores de Aceite de Oliva publica que las ventas de aceite de oliva bajo su control cayeron de 28.114 a 21.226 toneladas, mientras en el mismo periodo las de girasol pasaron de 19.300 a 25.320 toneladas.

La producción española se encuentra bastante por debajo de lo que se esperaba. Por otro lado, ni Italia, ni Grecia han respondido tampoco a las expectativas, por lo que la disponibilidad de producto resulta muy baja en el mercado internacional, algo que genera un impacto directo en la cotización del producto. Frente a lo sucedido en el mercado interior, las ventas en el exterior han experimentado en el mismo periodo un incremento del 30%, de 304.000 a 411.000 toneladas a pesar de las fuertes subidas de los precios. Esta situación responde, en parte, a las malas cosechas en la casi totalidad de los demás países productores, muy especialmente en Italia, donde la producción fue solo de unas 320.000 toneladas, menos de la mitad de su demanda. De ahí que buena parte de los agricultores jiennenses consideran que el precio se regulará cuando exista cosecha suficiente y se recuperarán los consumidores que optaron por el girasol, simplemente, porque saben que el aceite de oliva se muestra como un producto que resulta mucho más saludable. En cambio, otros —sobre todo del lado industrial, envasador y embotellador— mantienen sus dudas.

¿Estrategia del miedo o daño real?

En la tienda. Muchos agricultores y fabricantes de aceite de oliva afirman que los estudios que indican que se pierde mercado y que avanza el girasol siempre vienen del sector envasador y comercializador, por lo que consideran que se puede tratar de una estrategia para reducir la cotización del producto. De ahí que consideran que no es más que un ajuste del mercado a la realidad productiva, es decir, si existe menos producto hace falta que se contenga la compra. Si no, el género se acabaría en unos meses y no habría para abastecer el mercado. En cambio, hay operadores oleícolas que insisten en que no es bueno habituar a los consumidores a otras grasas porque luego les cuesta volver a comprar el zumo de la aceituna.