Llega la revolución biogenética

Caja Rural respalda la presentación de un informe que muestra las fortalezas, debilidades y cambios en el campo

16 nov 2017 / 09:37 H.

En Jaén se nota desde hace tiempo, aunque son cuestiones que se hacen sin darle más importancia. Los olivareros estudian el suelo de las fincas antes de comprarlas. Miran la incidencia de plagas y de enfermedades como verticilosis y buscan las variedades de olivar más resistentes. También se hacen injertos, se apuesta por árboles que se adapten mejor a los cultivos intensivos y superintensivos y se hacen tratamientos precisos. Algunos lo llaman agricultura de precisión, que no es más que una parte de la revolución biotecnológica. Enrique Manso, director de Estrategia de Price Waterhouse Coopers (PWC), fue el encargado de presentar el informe “Claves para la transformación del sector agroalimentario andaluz” y no dudó en aseverar que la gran revolución que está por llegar —después de la tecnología—, es la de la biogenética, que pasa por hacer plantas más resistentes a la sequía o a las plagas, que crezcan más rápido o que se alimenten con una cantidad menor de nutrientes.

Caja Rural de Jaén impulsó la presentación de un informe que se gestó por el encargo de Empresarios del Sur de España (Cesur). Enrique Manso explicó que la agroindustria tiene muchas debilidades, pero que parte de una situación envidiable para avanzar. Describió como obstáculos su atomización, la falta de relevo generacional, la baja presencia de tecnología en algunos de sus procesos y la falta de marcas con liderazgo internacional. Además, insistió en que se le da mucha importancia en tener un producto muy bueno y se le presta menos atención al canal de comunicación y comercialización, la puesta en valor y al conocimiento de los clientes. “Un agricultor puede pensar que su tomate es el mejor porque sabe muy bien. Pero, tal vez, fracase si lo vende en Rusia porque a los rusos quizá le gusten que sean rojos y no sepan a nada, como los holandeses”, dijo como ejemplo. Además, continuó: “Los olivareros saben que el aceite si amarga y pica es bueno. En cambio, muchos de los clientes no les gusta que amargue y que pique, por lo que, tal vez, no hemos sabido comunicar esas virtudes al mercado, que es quien compra”.

El director general de Caja Rural de Jaén, Enrique Acisclo, fue el encargado de presentar el informe. Insistió en que la cooperativa de crédito es un ejemplo a la hora de difundir la innovación y que se muestra como un gran catalizador para impulsar el negocio agrario. Defendió la enorme productividad y el buen trabajo de los agricultores jiennenses, que cuentan con el 5% de la extensión mundial y generan el 20% del producto y recordó la apuesta estratégica de Caja Rural de Jaén por la agricultura, que se plasma con la presidencia del Patrimonio Comunal Olivarero, su patronazgo en la Fundación del Olivar, la presencia en la Interprofesional y su implicación en el Plan Estratégico, Geolit, Cetemet, Ferias Jaén o el Consejo Económico y Social. Además, señaló que logra 18 millones de beneficio gracias a su actividad financiera, de los que buena parte se destinan a su labor social. También gestiona más de 30.000 ayudas de la PAC —de las 90.000 que llegan a la provincia—.

Enrique Acisclo también insistió en que existe una auténtica revolución en el modelo de negocio del olivar, con más aceites tempranos, con un interés por la trazabilidad y por un afán comercializador que ha hecho que el sector registre un gran crecimiento y presente una excelente proyección.

Un estudio para generar actividad

El presidente ejecutivo de Cesur, Fernando Seco, afirmó que se trata de un estudio que ayuda a tomar decisiones en el camino para generar actividad económica y empleo. Defendió la independencia de la asociación. “Nos nutrimos de nuestras cuotas y queremos que haya más valor añadido, lo que redunda en riqueza y en empleo de calidad”, afirmó Fernando Seco durante la presentación.

Un escenario de ayudas diferente

El socio director de PwC, Luis Fernández-Prieto, afirmó que este estudio pone encima de la mesa los principales retos del sector, que se prepara para un escenario de ayudas diferentes tras la salida de Reino Unido de la Unión Europea y que encuentra una estructura empresarial que está atomizada, lo que representa un problema para acometer grandes proyectos de innovación, de creación de marca o de exportación.