Las siete propiedades “fantasma” de la Diócesis de Jaén

Constan en los registros de la propiedad a nombre de la Iglesia, pero la Diócesis no tiene ninguna prueba documental ni siquiera de su existencia

26 ene 2022 / 11:22 H.
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En los registros de la propiedad de Orcera, Úbeda, Villacarrillo y Andújar constan siete bienes que, en teoría, pertenecen a la Iglesia pero de los que la Diócesis de Jaén no tiene pruebas ni siquiera de su existencia. Tal cual. Para comprenderlo hay que remontarse a 2017. Aquel año, un PSOE en la oposición del Congreso de los Diputados impulsó una PNL para que se elaborara un listado de propiedades que pudieran haberse puesto a nombre de la Iglesia de forma irregular entre 1998 y 2015, periodo en el que estuvo vigente una ley del Gobierno de Aznar que permitió a la Iglesia hacer inmatriculaciones sólo presentando un certificado. Se trataba de dar la opción a los posibles dueños legítimos de reclamar las propiedades en situación irregular, en caso de haberlas. Hace casi un año, ya con el PSOE gobernando en España, se hizo pública la lista de casi 35.000 bienes inmatriculados por la Iglesia entre 1998 y 2015. De estos, 283 se encuentran en la provincia de Jaén. Este lunes, la Conferencia Episcopal Española (CEE) reconoció que cerca de un millar -965- de esas casi 35.000 propiedades no son suyas. “La Iglesia considera que pertenecen a un tercero, o no le consta su titularidad sobre el mismo”, reza el comunicado de la CEE. En una reunión entre el presidente de la CEE, el cardenal Juan José Omella, y el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se selló el compromiso de la Iglesia de colaborar en la regularización de esas casi 1.000 inmatriculaciones. La pregunta ahora es obvia: ¿está alguno de los 283 bienes de la provincia jiennense inmatriculados entre 1998 y 2015 en la lista del millar que la Iglesia reconoce que no es suyo? Consultada por este periódico, desde la Diócesis se traslada que la pertenencia a la Iglesia de esas propiedades bienes está “suficientemente acreditada”. Eso sí, en el informe hecho público este lunes por la CEE hay 37 de los 283 bienes jiennenses que presentan ciertas particularidades.

La CEE explica, en su comunicado, que, de los 34.976 registros en el listado elaborado por el Gobierno de España con las inmatriculaciones en todo el país en el periodo 1998-2015, 32.401 han sido verificados de manera correcta por las diócesis. El resto, 2.575, presenta alguna incidencia, sin que ello signifique necesariamente que su situación sea irregular. Hay 8 grupos según el tipo de incidencia, y estas 37 propiedades jiennenses se reparten entre 3 de ellos: sobre 7 bienes faltan datos para su identificación y de los que, por falta de información, resultan desconocidos para la Diócesis; 21 bienes fueron inmatriculados o adquiridos por otros títulos anteriores a 1998, y otros 9 bienes se adquirieron por métodos diferentes a la certificación necesaria entre 1998 y 2015, como, por ejemplo, compraventas, donaciones, permutas o herencias. En los dos últimos casos, se trata de propiedades que no deberían formar parte del listado de casi 35.000 bienes y sobre que el actualmente se trabaja porque, sencillamente, no se inmatricularon entre 1998 y 2015, el periodo que estudia la comisión creada “ad hoc” por la Iglesia y el Gobierno. “Se adquirieron por procedimientos totalmente legales en su momento”, aseguran desde la Diócesis de Jaén a este medio.

Lo interesante del asunto son las siete propiedades de los que a la Diócesis no tiene pruebas de su existencia: en el Registro de la Propiedad de Villacarrillo consta la ermita de San Benito, en Beas de Segura; en el Registro de Orcera, un templo en Camino de las Eras, un solar en Cortijos Nuevos, una vivienda en Orcera y un olivar de secano en Tamarit -que podría ser Tamaral, aldea de Puente de Génave-; en el Registro de Úbeda número 2, una casa en Rus, y en el Registro de Andújar, una finca rústica o ermita en Arjonilla. Todos existen sobre el papel, pero sólo sobre el papel, porque la Diócesis no cuenta con ninguna prueba ni de la titularidad de la Iglesia ni de, incluso, su entidad física, son bienes “fantasma”, una circunstancia que desde el Obispado achacan a posibles fallos en el momento del registro en una fecha desconocida que se han perpetuado.

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