Las llamas resisten ante el agua

22 de las 25 lumbres previstas se encienden a pesar de la lluvia registrada

19 ene 2020 / 12:45 H.
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Amaneció Jaén algo convulsa, apenas muda, temerosa, tiritona. La previsión temida se había cumplido: la ciudad celebraba su segundo día dedicado a San Antón y llovía. En el horizonte, el ancestral encendido de 25 hogueras y la celebración de la mítica carrera urbana que tomó prestado el nombre del santo. Con la mirada puesta en el cielo ceniciento, los jiennenses no dudaron en encomendarse al eremita para que el agua cesara, al menos, durante la tarde. Quién mejor que él, que conoció el amor divino a través de la naturaleza, para apaciguar el aún tímido rugido de la bestia susurrándole a esta al oído y acariciando su lomo. El ruego jiennense no tardó en obtener respuesta y la tímida lluvia desapareció, si bien no retiró del todo su amenaza. De hecho, las cuatro gotas caídas sobre las cuatro de la tarde hicieron revivir la incertidumbre, que se mantuvo hasta pasadas las ocho, cuando cesó la tregua. Sin embargo, la lluvia, que “apretó” tan sólo unos minutos, no pudo en este caso con la ilusión en la mayoría de los casos, por lo que el fuego purificador acabó invadiendo Jaén, que hizo honor un año más a su título de bella ciudad de luz. No fue en todos los puntos en los que estaba previsto, sino en 22 de ellos, repartidos a lo largo y ancho del mapa de la capital. Las únicas lumbres que no brillaron fueron las de la Hermandad de Jesús de la Caridad ante Caifás, María Santísima de la Salud y San Eufrasio; el instituto Jabalcuz y la Asociación de Vecinos Faldas del Castillo, por lo que sí que lo hizo finalmente la del conjunto de vecinos del Polígono del Valle, después de que la Asociación de Vecinos Passo cancelara la hoguera que se había programado el pasado jueves por la previsión de baja participación. Escoltados por las llamas y las pavesas, los vecinos, en mayor número el algunos casos, en menor en otros, disfrutaron de una noche de convivencia en la que no faltaron los regalos al paladar, al estómago y al gaznate. Fue aquello una clara muestra de que la unión, San Antón mediante, siempre hace la fuerza.

Jaén