Las Crónicas de Jaén (VII), un reino de conciencia

Presentación del nuevo libro recopilatorio de Juan Espejo con sus amigos y el Metaverso como aliados

23 nov 2022 / 00:30 H.
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El Metaverso no es un pub. La arquitectura que dibuja la tecnología para ir y venir, crear y comunicar, tuvo anoche, 22 de noviembre del otoño de 2022, a las 22 horas, un baño de realidad quizá inesperado para quienes, tras clicar, se instalaron frente a un dispositivo móvil o fijo. La realidad digital la fundió Juan Espejo, más allá del uni-verso, para presentar sus Crónicas de Jaén VII, nuevo recopilatorio de artículos de la treintañera Crónica de la semana, auxiliado por gente con apelativo: Juan y sus amigos, era el título de la presentación. Uno de ellos, que le habló desde el Muro de las Lamentaciones de Jerusalén —obvia nombres el cronista para no caer en agravios de tantos como son— definía la primera certidumbre: “Hacemos nuestras estas crónicas”. Fue Ridley Scott —cineasta tenía que ser— quien definió en El reino de los cielos aquel emporio de culturas y guerras como un reino de conciencia para cambiar el rumbo de aquella historia terrible: sería así o no sería. Conciencia de Jaén, para Jaén y por el mundo. Lo dijo el director de Diario JAÉN: “El mundo es de quienes lo visitan”.

Desde la Sierra de Segura; en Kenia; en Cuba el padre Manolito precisamente el día de la muerte de Pablo Milanés, quien cantó: La vida no vale nada si no es para perecer porque otros puedan tener lo que uno disfruta y ama... Y de eso tratan las crónicas: trascienden Jaén para irse a la de Filipinas o la del Perú, a una misión en Jordania o en Ecuador; al tren que no anda; al camionero que acarrea fruta; al pastor de ovejas; al agricultor de nogales en Hernán Pelea; al migrante en Barcelona; a una Casa de Jaén en cualquier autonomía; a su madre Cipriana, que apareció en el Metaverso cuando terminaba la sesión: “Que tengas muchos amigos es lo más grande del mundo”, le dijo. Y al padre Miguel que está en los cielos, porque este reino será de conciencia o no lo será nunca.

Jaén