La práctica ancestral del zahorí para encontrar agua
Lección de Kino Pichardo sobre radioestesia y sus técnicas en la Sala 90 Aniversario de Diario JAÉN

La radioestesia es una práctica ancestral, una técnica que trata de conectar el consciente con el inconsciente a través de las energías. Para ello, se pueden utilizar diferentes herramientas como un péndulo, una varilla de metal o una horquilla de la oliva. Y lo hacen tradicionalmente los zahoríes. Kino Pichardo conoce y practica estas técnicas y ha ofrecido una clase magistral en la Sala 80 Aniversario de Diario JAÉN, en la que los asistentes pudieron participar de sus enseñanzas, bien de cómo se encuentra agua en el campo, bien para delimitar las energías positivas de las negativas.
Pichardo, llegado desde el Río Madera, en la Sierra de Segura, ha explicado cómo descubrió la radioestesia gracias a un conocido, que le preguntó si quería que le buscara agua para sus animales. Desde ese momento, Kino Pichardo se puso a practicarlo y lleva ya más de 20 años haciéndolo con un único secreto: “Con confianza en uno mismo se consigue”. Y es que, según expuso, lo primero que hay que hacer para poder encontrar agua es concentrarse y conseguir un estado mental libre de influjos de cuanto nos rodea. “Tenemos que respirar para conectar nuestro consciente con nuestro inconsciente y decir ‘tengo la intención de buscar agua’. El inconsciente nos va a dar la respuesta a través de los instrumentos”, precisaba Kino Pichardo, quien hizo una demostración en la misma Sala 80 Aniversario, donde descubrió agua subterránea. Comenzó concentrándose y transmitiendo lo que quería buscar a su horquilla, de una rama de olivo. Fue caminando hasta que la punta de la horquilla giró hacia abajo. “Ahí está el agua”, confirmó Pichardo. También explicó el funcionamiento de la técnica con las varillas de metal, que marcan le lugar cuando ambas se cruzan. Asimimso, mostró cómo saber la potabilidad que tiene el agua. Se hace con un péndulo, dejándolo caer en el aire sobre una escala —en forma de semicírculo— que marca el porcentaje. Toda una demostración de esa práctica ancestral que fue bien recibida por los asistentes.
“Ha sido muy interesante, aunque ya había tocado estos temas antes y ha sido una ampliación de lo que ya sabía y salgo de aquí con otra energía”, decía María José Arias. “El taller ha sido fantástico porque no todos los días tienes con quién practicarlo y Kino es un gran maestro; da la opción de hacerlo”, explicaba Juan Pedro Garrido. “Me encanta Kino y cómo transmite su experiencia. Yo he aprendido a que somos sensibles. Todos los templos están medidos por las energías”, valoraba Remedios Montoro. “Compartimos cosas que no se hacen todos los días. Me gusta este tema, aunque no se me da muy bien el péndulo, pero me ha encantado”, refería Antonio Zafra.

El péndulo y las energías
Kino Pichardo terminó el taller de radioestesia con la lección práctica a los asistentes. Para ello, regaló un péndulo a cada uno y enseñó cómo utilizarlo. Primero con preguntas sencillas sobre la herramienta para ver cuál es la dirección que toma en caso afirmativo. De esta manera, los presentes se preguntaron, de forma interna, su nombre o cosas de su vida que sabían que eran verdad o mentira. El péndulo fue el encargado de contestar a través de sus movimientos. A la mayoría le funcionaba, habían sido capaces de conectar su consciente y su inconsciente. Más tarde, hicieron lo mismo pero sobre una hoja de papel con cifras impresas para cuantificar la energía que tenían. De este modo, los asistentes comprobaron una de las técnicas empleadas en la radioestesia.
Demostración con las varillas
Los asistentes finalizaron el curso de radioestesia con la práctica de las varillas de metal para buscar las líneas de Hartmann y de Curry. Para ello, tenían que sostener dos herramientas sobre sus manos y caminar lentamente, conectando el consciente con el inconsciente y serían las propias varillas las que cambiarían su posición en el momento en el que se cruzaran con una de estas líneas. Hay que señalar que estas medidas son paredes energéticas que se extienden por todo el planeta de norte a sur y de este a oeste formando un tejido cuadrado. Asimismo, la red de Curry son líneas que discurren en sentido oblicuo a los puntos cardinales, esto es, de nordeste a suroeste y de noroeste a sudeste, y que tienen un grosor de unos 40 centímetros.
Las líneas de Hartmann y Curry marcan el cruce de dos tipos de energías distintas. Cuando lo hacen, señalan zonas perjudiciales para la salud si se permanece en ellas durante mucho tiempo. Unas formas que Kino Pichardo dibujó gracias a la horquilla de oliva, que le dirigía. En la práctica quedaron expuestas cuáles son las mejores zonas y las que son perjudiciales para la salud.