La Policía impone el toque de queda en la fiesta de Las Infantas

Los vecinos de Las Infantas están molestos, muy molestos. ¿El motivo? El toque de queda que les impuso la Policía Local en las fiestas que cada año celebran, desde hace casi tres décadas, en honor del Sagrado Corazón de Jesús. La patrulla que tenía asignado el servicio de seguridad en la noche del sábado cerró la verbena popular a las dos de la madrugada. A más de 400 se les aguó la fiesta y tuvieron que marcharse a sus casas cuando la noche, prácticamente, no había hecho más que empezar para muchos. Con la ley en la mano, los agentes llevaban razón. La normativa dice que estas celebraciones no se pueden alargar más allá de las dos de la mañana. Lo que enfadó a los vecinos es que la noche del viernes no habían tenido problema alguno para estar con la verbena hasta mucho más tarde. “La patrulla vino a primera hora del sábado y nos dijo que a las dos de la mañana tenía que estar todo recogido”, asegura un vecino de la barriada. “Si no lo hacíamos, nos iban a denunciar”, añade otro. Finalmente, los organizadores tuvieron que acortar la actuación musical prevista, retiraron las mesas y cerraron el bar. “Los empresarios que montaron la barra perdieron mucho dinero, porque hicieron una gran inversión para comprar comida y bebida, que pusieron a la venta a precios populares, pero que no pudieron vender”, aseguran.

Miguel Castro, el concejal de Policía Local, comprende el malestar de los residentes de Las Infantas, si bien asegura que los agentes aplicaron la normativa en vigor. El edil, que proviene además del movimiento vecinal, asegura que, tradicionalmente, hay una especie de “pacto no escrito” entre los organizadores de las verbenas populares y el Ayuntamiento, por el que se pedía una “moratoria” de los horarios: “Normalmente, se solicita y no hay ningún problema en concederla”, explica Castro. Según el concejal, no se produjo en este caso. El responsable municipal, no obstante, se compromete a tomar nota para que este tipo de situaciones no vuelva a repetirse y haya más laxitud a la hora de aplicar los horarios en las verbenas populares de los barrios.