La poca coordinación aumenta el fraude en el sector del aceite
Un estudio establece los problemas que existen en los controles de conformidad
El aceite de oliva es uno de los tesoros más preciados de la provincia jiennense. Un motor económico y una joya natural que la convierte en un lugar privilegiado para la producción de este oro líquido.
Una característica que, grosso modo, comparte con la Unión Europea, que es el primer productor, con un 69%, consumidor y exportador de aceite de oliva del mundo. Así, no es de extrañar que desde esta organización se elaboren diferentes estudios e investigaciones con la intención de mejorar la calidad de los productos y, uno de los últimos publicados, trata sobre la “implementación de los controles de conformidad en el sector del aceite de oliva en la UE”. Algo que la legislación comunitaria promueve desde hace años y que engloba procedimientos de clasificación comunes, así como sistemas de control y de análisis.
La necesidad de estos controles recae en la evolución de las políticas públicas y estas se evalúan para, así, determinar los efectos que se han logrado y, con ello, también las nuevas necesidades y los posibles errores que se pueden solucionar. De hecho, el propio estudio indica que los controles de conformidad “garantizan la protección adecuada del consumidor y de las prácticas de comercio justo”. En concreto, para los estados miembros, entre los que se encuentra España, este tipo de control ayuda, también, a disminuir el fraude en este sector.
Así pues, entre las diferentes infracciones más comunes que se producen se encuentra la comercialización del aceite de oliva virgen como virgen extra o la utilización de la etiqueta de “aceite de oliva”, cuando en realidad son mezclas entre diferentes líquidos como el aceite de girasol o de maíz
No obstante, el estudio también destaca una serie de problemas en el ámbito organizativo, y que existen en estos tipos de control, que provocan que aumente el fraude. Principalmente, se centra en la coordinación entre varias autoridades nacionales, regionales y locales, que llevan a que la planificación y la realización de estos controles no sean tan efectivos como se pretende desde la Comisión Europea y, por tanto, el número de infracciones sea mayor en ese país o territorio. A esto se suma el hecho de que el aceite de oliva tenga un alto valor económico en comparación con otros productos de la alimentación.
La escasa disponibilidad de expertos calificados para integrar paneles de degustación, así como la falta de financiación y la escasa formación del personal sobre los estandáres de la comercialización del aceite son algunas de las brechas que detectó el estudio.
No obstante, la Comisión Europea también expone en el estudio algunas de las posibles soluciones para mejorar, por ejemplo, la formación del personal, ya que el hecho de que el aceite de oliva sea particularmente propenso a prácticas fraudulentas hace que el personal de las autoridades competentes necesite adquirir y mejorar su conocimiento de “investigación, recolección de inteligencia y técnicas de intercambio”. También se destaca la necesidad de una correcta valoración organoléptica.