La muerte que transplanta vida

El número de donantes crece un 53,33% y la aceptación familiar llega al 90%

07 dic 2019 / 11:55 H.
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El grado de aceptación familiar a la donación de órganos va ligado al dato de donantes de órganos y tejidos en la provincia y al porcentaje creciente de posibles donantes que previamente han expresado su intención de hacerlo. Puede explicarse como efecto de un mayor nivel de concienciación social, que lo es, pero va más allá. Tiene que ver, y mucho, con la compresión total de que se puede dejar vida tras la muerte.

Entre enero y noviembre de este año el número de donantes en la provincia creció un 53,33%, según se desprende de los datos facilitados por la Consejería de Salud a través de la Delegación Territorial de Jaén. Han sido, de momento, 23 donantes en este periodo frente a los 15 de todo el año pasado. El índice de aceptación familiar alcanza el 90% frente al 74% de 2018. Y el porcentaje de los que se identifican previamente como donantes oscila entre el 40 y el 45%. Cuatro de las donaciones de este año se han realizado a través de un programa llamado “Donante a Corazón Parado”, que funciona en Jaén desde hace tres años. Es un procedimiento que se emplea, previa aceptación de la familia, cuando se determina que el paciente va a morir en cuestión de horas, y con los avances técnicos aplicados, se controlan esas horas hasta que se certifica la muerte y se procede a la donación. También, en una donación de hígado se ha aplicado la técnica Split, un procedimiento quirúrgico por el cual el órgano donado se divide en dos partes a fin de obtener dos injertos para otros tantos receptores.

El proceso en torno a la donación es complejo. “El procedimiento con las familias es lo más difícil. Es un momento duro, de dolor, y de mucho estrés para ellos. Intentamos hacer un buen manejo del duelo, buscando la positividad de dejar aquí vida”, explica Juan Francisco Brea, coordinador médico intrahospitalario de Jaén. “Intentamos informar al máximo, evitando ideas preconcebidas, con todo muy clarificado, para que decidan con máxima libertad”, añade. Subraya la importancia trascendental que tiene “hablar con los familiares en vida para conocer su deseo, si quiere donar, y que la familia no se vea luego en una situación sobrevenida”. ¿Cómo conseguirlo? “Es esencial que en las familias se hable de este tema con naturalidad, aunque no es habitual. De esta forma iremos avanzando mucho, porque seguirá siendo necesario donar órganos para salvar otras vidas”, explica.

El perfil del donante ha cambiado mucho. Se asociaba antes, y aún hoy en parte, a una persona joven que fallece en accidente de tráfico. Por el contrario, suele ser una persona mayor de 60 años cuyo fallecimiento es por enfermedades neurológicas vasculares, hemorragias cerebrales espontáneas o infartos cerebrales masivos. La edad no es un impedimento para donar. En Jaén se ha registrado un caso de donante con 86 años. En torno a la donación hay ideas preconcebidas a desterrar. Hay pocas contraindicaciones para donar, salvo pacientes con procesos tumorales malignos o con infecciones especiales. Incluso se puede donar con hipertensión, colesterol o afecciones pulmonares. Quienes las padezcan pueden donar los órganos que le funcionen bien. Y no sólo se pueden donar órganos, también tejidos, como córneas, secciones de vasos sanguíneos, válvulas del corazón o tendones, entre otros.

Además de Jaén, están acreditados para donaciones los hospitales de Andújar, Linares y Úbeda. “La coordinación es compleja y requiere de todos nuestros recursos, tanto a nivel comarcal como provincial y con Madrid”, apunta Francisco Javier Moya, coordinador intrahospitalario de enfermería.

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